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Daniel.

Estoy aquí otra vez, caminando por los fríos y solitarios pasillos del hospital. Es la segunda vez que me llaman de urgencia, diciendo que ami madre está nuevamente inconsciente. Busco con rapidez la habitación en la que se encuentra ingresada mi madre, abro la puerta de esta y ahí está, tan dormida e inocente cómo siempre. Un pañuelo azul cubre su cabeza, observo caminando hacia ella los cientos de cablea que se encuentran conectados a ella. Volteo hacia un lado de la habitación, encontrandome a mi hermano, este levanta la mirada y como otras veces, sus ojos están rojos e hinchados. Ha estado llorando.

- Le dan meses.- Suelta sin dejar de ver a nuestra madre. Me he quedado sin palabras, completamente en blanco.

- No puede ser.- Digo caminando hacia ella y cogiendola de la mano.- Es imposible que el cáncer avance tan rápido y mucho menos en alguien tan fuerte cómo ella.

Las lágrimas amenazan con salirme, pero me niego a llorar delante de mi madre, por muy inconsciente que esté sé de sobra que aún siente nuestra presencia, sé que ella sabe que estamos aquí y que a pesar de todo la seguimos cuidando.

coffee - dom.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora