DIVALEJO / MIEDO, AMOR Y SECRETOS

Capítulo 3.1: Descuido y crimen.

Pedro seguía destruido por dentro, aunque él no lo quería aceptar y se hacía el fuerte, pero Alejo no se rendía, en especial ahora que se sentía culpabe por serle infiel a sus sentimientos.
2 días para que Juan Pablo regresara a Colombia así que Pedro fue a visitarlo al hotel donde él estaba residiendo.
-¡Abre la puerta y toma asiento que me estoy bañando!
Pedro entró y se sentó, el celular de Juan Pablo estaba sobre la mesa, y de repente este sonó, lo estaban llamando, Juan Pablo estaba tan concentrado en su baño y en sus cantos que no lo escuchó, Pedro se sintió tentado y tomó el celular.
*Alejo está llamando*
-¿Por qué este carajito lo estaría llamando?
Pedro tenía que indagar más y se metió a su galería, que sorpresa que se llevó.
-¿Qué es esto?¿Qué está pasando aquí?. Se cuestionaba Pedro con asco.
Juan Pablo salió del baño y lo vió a Pedro con su celular en la mano, llorando.
-¿Qué haces?¡Deja mi celular!
-Me das asco, eres mi mejor amigo, ¿Cómo pudiste?
-Pedro, por favor, tu y yo sabemos que Alejo está bueno y si tú no lo aprovechas lo haré yo.
-Te odio con todo mi ser.
Pedro se retiró, indignado.
Su mejor amigo y su ex en la cama, algo que definitivamente lo derrumbó.
Pedro llegó a la puerta de su casa y, como si no fuera poco, Alejo estaba ahí esperandolo como un perro que espera a su dueño.
-Pedro tenemos que ha....¿Por..por qué lloras? Le preguntó Alejo mientras lo  veía con miedo.
-Alejo, ya lo sé todo, ya sé lo que hiciste con Juan Pablo, vete, vete y no vuelvas más. Le dijo Pedro, con la cabeza agachada y sintiendo un odio profundo en su corazón.
-¿De...de qué.. ha..?
Pedro lo interrumpió
-Mira, vi las fotos, lo vi todo, no vengas a hacerte el cínico conmigo.
Alejo se quedó atónito, no sabía que decir. Pedro siguió, abrió la puerta y entró a su casa, Alejo no lo detuvo, no porque no quizo, si no porque estaba sorprendido, por su mente pasaban miles de cosas.
Alejo volvió en si cuando escuchó el llanto desgarrador de Pedro, él entendió en ese momento que, al menos ese día, no debía insistir más.