Capítulo 7: Orgullo o sangre

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"Pedro, sé lo mucho que te he fallado, sé que no hay palabra que me haga merecer tu perdón, sé lo estúpido que puedo llegar a ser cuando se me sube la testosterona, sé lo mucho que te duele que no te exprese mi amor con toda ímpetu, me duele mucho tener que aceptar que ahora tu corazón late por Elías y ya no por mí, que no sea yo esa persona que te saque una sonrisa a diario, gracias por cada día que compartiste conmigo, fuiste, eres y serás siempre lo mejor que me pasó, tú eras las válvulas que se abrían y cerraban en mi corazón la cuales producían sus latidos, sin ti mi cuerpo no recibe sangre y no puedo seguir siendo un muerto viviente, no lo soporto más."

Pedro se levantó de la cama, con una mano abría el ropero y con la otra llamaba a Alejo.

"ESTE MAMAHUEVA NO RESPONDE" pensaba.

Se puso lo primero que encontró: una camisa de color rosada, una pantaloneta azul y en sandalias (pasando pena).

Agarró sus llaves y salió, entró al carro y se fue a la casa de Alejo, mientras conducía lo llamaba pero Alejo seguía sin contestar.

Pedro al fin llegó a la casa de Alejo, le tocó la puerta tan fuerte que por un rato creyó que esta se venía abajo, la casa estaba con todas las luces apagadas como todas las demás a las 3 de la mañana.

Pedro estaba decidido a llamar a la policía, se dio la vuelta, agarró su celular y marco el número, cuando estaba a punto de presionar el botón de llamar escuchó la perilla de la puerta, se volteó de nuevo a ver pero lo único que alcanzó a percibir fue una sombra que lo tomó del brazo con fuerza y lo entró a la casa, este cerró la puerta, lo levantó de abajo y se lo llevó a una habitación lo tiró y en seguida Pedro sentía su respiración en la nuca.

- Yo creí que..

- ¿Que me había suicidado?, claro que no - Lo interrumpió Alejo.

- ¡NO PUEDE SER MARICA YO ESTABA ASUSTADA YA VAN A SER LAS 4 DE LA MAÑANA QUE COÑO TE PASA! - Le gritó Pedro con voz ronca.

- Lo sé, pero necesitaba hablar contigo, tenerte aquí y saber si todavía me querías, al parecer sí porque has venido por mí - Le susurró Alejo al oído mientras acariciaba su abdomen.

- ¿Quién no va a buscar a su casa a un conocido que te escribe que se va a suicidar? - Le cuestionó Pedro sin deseo a que le responda la pregunta.

- ¿Un conocido? ¿Eso soy para ti? ¡JA!, dime: ¿Elías te hace el amor como te lo hago yo? - Susurró Alejo con sorna.

-Bueno él... pues sí él... me hace muchas cosas que tú no. - Respondió Pedro titubeando.

- JAJA mientes, dime la verdad por favor y te prometo que te dejo - Le dijo Alejo mirándolo a los ojos que era lo único que podía percibir en la oscuridad.

- Está bien, fue una venganza porque no querías creerme, lo siento mucho pero eso no significa que quiera seguir contigo, estoy molesto y harto de todos tus celos, prometiste que me dejarías si te decía la verdad y ya la hice ahora déjame - Le dijo Pedro con voz quebradiza.

En ese momento Alejo metió su mano por debajo y le apretó una nalga.

- ECOO DIJISTE QUE ME DEJARÍAS - Vociferó Pedro.

- Mentí, como tú me mentiste con Elías, ¿Estamos a mano no?

- No es justo, lo hice porque no querías creerme lo de los mensajes, SUÉLTAME COÑO.

Alejo ignoró por completo sus palabras y lo siguió tocando, besaba su cuello como nunca antes lo había hecho y entendió que, aunque no era la forma correcta, era su forma de disculparse con Pedro y este entendió que no podría cambiar eso de Alejo, era su naturaleza y así se había enamorado de él, le terminó correspondiendo acariciando su espalda mientras los dos respiraban profundamente.

- Te amo y todo lo que te dije en el mensaje fue verdad, no hay palabra que me haga merecedor de tu perdón, por eso no te digo nada, te dije que fuiste, eres y lo más importante SERÁS (lo dijo con énfasis) lo mejor que me pasó y sobre todo, no soportaba ser un muerto viviente, no significa que quería suicidarme, yo nunca me rindo... Ahora estoy recuperando mis válvulas y mi corazón está latiendo otra vez. - Susurró Alejo mientras caían gotas de su cara que Pedro no supo descifrar si eran lágrimas o sudor.

Pedro lo besó en los labios, - Marica no vuelvas a hacerme esto o te meto un coñazo - y ambos rieron.

Pedro lloró de emoción y dolor, al parecer Alejo necesitaba urgente a su hombre y le daba con más fuerza de lo habitual.  


DIVALEJO / MIEDO, AMOR Y SECRETOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora