Capítulo 6: Amor en retorno.

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Al día siguiente de que Pedro despertó el doctor decidió darlo de alta.
Alejo lo acompañó y le prometió que trataría de ocultar menos su amor.
-Me quedaré a dormir contigo. Dijo Alejo con tono decidido.
-Estás loca chama, claro que no, tienes que ir a tu casa, tus padres se enojarán. Dijo Pedro muy preocupado.
-Pedro, me quedaré contigo y no te estoy preguntando. Dijo Alejo mientras lo miraba fijamente a los ojos y se contenía por no morderle los labios.
A pedro no le quedó más que aceptar.
Pasaron unas horas y Pedro recibió una llamada, era Juan Pablo.
-Hola chama, ¿ya se te pasó la arrechera? Dijo Juan Pablo.
-Mira marica, tú sabes bien que nuestra amistad acabó, tampoco la engañada, no vuelvas a llamar más coño e' tu madre perra, porque si lo vuelves a hacer te meto una coñiza que no olvidarás. Le dijo Pedro con un tono dominante.
-Ay que dramá.....
Pedro no lo dejó terminar, le cerró la llamada.
-Amor tranquilo. Le dijo Alejo con miedo a que le metan su coñiza.
-Cierra la boca marica, que tú eres el menos indicado para hablar. Dijo Pedro con una mirada intimidante.
Alejo lo abrazó y luego le dio un beso y otra vez se sintió esa chispa, ambos sintieron que todo lo demás desapareció, sintieron que el mundo era solo de ellos y que nada podría detenerlos, que nada podría detener su amor y que todo sería perfecto por siempre.
-Te amo, pero tengo miedo de fallarte otra vez. Le susurró Alejo mientras agachaba la cabeza.
-Yo sé que ahora todo será perfecto, que ambos estaremos juntos por siempre y que nadie podrá separarnos otra vez, ni la puta de Juan Pablo. Le dijo Pedro mientras acariciaba su rostro.
Alejo lo empezó a besar y a acariciar.
-Alejo.... creo que... todavía no es momento, tal vez deba recuperarme mejor. Susurró Pedro tratando de ocultar lo excitado que estaba.
-A mi no me engañas, se que quieres igual que yo que estemos juntos, vamos, prometo ser suave. Le dijo Alejo con una mirada morbosa y sexy a la vez.
Pedro no resisitió y ambos siguieron besandose y tocándose, se quitaron la ropa, ambos sentían el placer de la reconciliación, Alejo le tocaba todo el cuerpo, lo acariciaba y cumplía con lo de ser suave, a pesar de que él es salvaje.
Pedro se dejaba amar, se dejaba consumir con las dulces palabras y el tacto suave y cariñoso de Alejo.
Alejo lo tomó y le introdució su amor, sus ganas, sus deseos.
Pedro empezó a gemir, estaba muy excitado, se movía como si fuera la última cosa que haría en la vida.
Esa noche Alejo y Pedro demostraron todo su amor, mostraron lo que llevaban reprimido desde la última vez que se tocaron.
Ambos mezclaban su sudor, se hacían uno, de repente Alejo rompió su trato y se puso salvaje, Pedro le suplicaba que se calme pero Alejo estaba muy exitado como para escucharlo en ese momento.
Alejo acabó dentro de Pedro, hace mucho que no lo hacía, se acostó y Pedro se acomodó sobre su pecho, él podía escuchar sus latidos, pues después de aquel momento ambos quedaron exhaustos, tanto que al final se quedaron dormidos sin darse cuenta, abrazados.
Al día siguiente se levantaron y se bañaron juntos, después Pedro se puso sus jeans rosados, su camiseta negra y sus zapatos de color negro y, por su puesto, con su cartera brillante de color rosado que resaltaba lo diva que siempre ha sido.
Alejo se puso sus jeans color negros, su camisa blanca y sus zapatos blancos, Pedro jamás se cansaba de esos jeans negros ajustados de Alejo, pues le encantaba lo sexy que le lucían.
Ambos decidieron ir al cine, ambos estaban emocionados.
Salieron de la casa, caminaron hacia el carro y Alejo le abrió la puerta a su amado.
-Que caballero chama, me encantó. Le dijo Pedro con una sonrisa de oreja a oreja.
Alejo le sonrió coquetamente y asintió con la cabeza, Pedro entró y le cerró la puerta, inmediatamente Alejo subió al carro y condujo.
Ambos iban cantando "Thousand Years" y luego "Perfect Ilusion", así todo el camino con varias canciones, tantas que no recordaban, solo las dos primeras porque eran sus favoritas.
Llegaron a su  destino, vieron la cartelera y como siempre Pedro no  se decidía.
-Marica es que no sé, es que "ajá", no sé, pero "ajá, pero.. vacilaba Pedro.
-Bebé ya sé, mira veamos "50 sombras de Grey". Le ofreció Alejo.
-No si, la negro, la que cuenta sombras entonces. Dijo Pedro en tono burlón, Alejo se empezó a reir y le dijo:
-No bebé, la película no trata de eso, ya verás.
-Está bien marica, vamos, pero marica muévelo. Lo apresuró Pedro.
Alejo compró las entradas y empezaron a buscar el número de sala.
-Mira marica es ahí, la sala cuatro. Le dijo Pedro.
-Si bebé, así como te dejo yo a ti, en cuatro. Le dijo Alejo con una sonrisa perversa.
-La sucia, me encantó. Le dijo Pedro mientras reía.
-Me refiero a que en cuatro minutos te dejo un ratito para ir al baño, el sucio eres tú. Dijo Alejo mientras trataba de no reir.
-No sí, la santa ahora. Dijo Pedro mientras se reia - Pero muévelo marica rápido.
Alejo fue al baño y Pedro entró a la sala y se acomodó en su asiento que quedaba hasta arriba, al rato regresó Alejo y se sentó junto a él.
Ambos se tomaron de las manos mientras pasaban los comerciales antes de la película.
-Marica no entendí, una viene a ver la película, no a sus patrocinadores, para eso veo la televisión. Dijo Pedro con un tono de molesto.
-Tranquilo bebé, sé paciente. Le dijo Alejo mientras acariciaba su rostro y lo miraba con dulzura.
Empezó la película y todo bien, hasta las escenas fuertes.
-Chama mira, nuestra película, ¿qué hacemos ahí?. Dijo Pedro mientras se reía.
-Y espera a que lleguemos a casa, esta película me está dando más ideas de como domarte. Le susurró al oído Alejo mientras le apretaba la mano con fuerza.
Pedro sabía que le tocaría una de esas noches en donde él salía cojo.
Mientras miraban la película Alejo  le robó un beso a Pedro, él se sonrojó pues no se lo esperaba.
A Alejo le encantaba sorprender a Pedro, le gustaba ver como sus mejillas cambiaban a un color rubí y sus ojos tratando de disimular la verguenza que sentía.
Terminó la película, salieron a caminar un rato por el centro comercial, juntos de la mano, dándose muchos besos, su amor se podía oler a muchos metros, incluso había quienes  rumoraban que las flores se alegraban si pasaban a su lado, el día pasó tan rápido, tuvieron que darle fin a su paseo, Alejo lo acompañó a Pedro a su casa.
-Bebé no me quiero separar de ti nunca, pero tengo que irme, sabes que mi corazón es tuyo. Le dijo Alejo mientras acariciaba sus cachetes.
-Lo sé, yo te adoro, ya quiero que sea mañana para volvernos a ver. Le dijo Pedro.
Se dieron su beso de las buenas noches, uno muy largo lleno de caricias, Alejo se empezó a alejar junto con la neblina de aquella noche acompañado con el brillo de la luna, Pedro lo veía como si fuera un sueño, sentía que su corazón saldría corriendo detrás de Alejo, le hizo el último gesto de despedida con la mano y cerró su puerta.
-Hasta mañana hermoso.... pensó Pedro.

DIVALEJO / MIEDO, AMOR Y SECRETOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora