Otro día más, otro día más de instituto, otro día más de sufrimiento, otro día de profesores, otro día de castigos, otro día aguantado como seis horas sin llegar a casa y otro día más sin poder hablar con él.
Cuando estoy en el colegio el tiempo se me hace largo, el sueño me rinde y mi mano se cansa por segundos. Mi cabeza va a estallar del insomnio y mi mundo de va a la mierda por día. No se que le he hecho al mundo para que me de esto, ni que hubiera matado a alguien de verdad. Me siento vacía y sin poder respirar, como si estuviera cayendo en un pozo sin fondo, como cuando un pez sale de su pecera y se ahoga en el frío suelo.
Si me parase a pensar toda mi vida y incluyera esto, volvería a hacer el mal en mí. Pero hice una promesa con Ada y una promesa hay que cumplirla. La verdad que hay momentos que lo haría, que me fuese, que desapareciera
Volviendo a la realidad, es fin de semana y la verdad que la mayoría del fin de semana lo paso comiendo y durmiendo, pero a lo mejor salgo a patinar algo así.
Pase todo el fin de semana encerrada en mi cuarto, escuchando música. Mi madre entraba a veces para ver como estaba y todo eso, cosas de madres, y le decía que estaba bien pero lo todo lo contrario.
Llegue al colegio y me senté como siempre. Volví a atender en clase, bueno en verdad solo agitaba el boli con una mano y miraba a la nada pero parecía que atendía.
Ada me miraba todo el rato, como si no hubiera más personas en la clase, creo que pensaba que me ocurre, que me está pasando, no se la verdad.
Daniel estaba igual, tenia su flequillo hechado para abajo, no hablaba con nadie, se sentaba solo en el recreo como si estuviera esperando algo. Sabia que no era bien para mi acercarme a él. Él miraba de reflejo, como si no le hubiera visto, como si no me hubiera dado cuenta.
Cath, Jade, Ada y Angela estaban conmigo. Ellas hablaban y yo solo miraba hacia abajo y no decía ninguna palabra. Un segundo después Ada me como de la mano y nos fuimos a hablar en privado.
Ada: Marina te he visto en la clase, y ahora te veo en el patio y estas muy rara, ¿me puedes decir por favor que es lo que te pasa?.
Yo: nada Ada, con me pasa nada.
Ada: eso no se lo cree nadie, llevas días atendiendo en clase o eso es lo que parece, no hablas con Daniel, ni siquiera le miras y estas muy callada. Sé que te pasa algo y quiero saberlo. Repito ¿me puedes decir que te pasa?.
yo: me pasa todo Ada, todo. Estoy harta del instituto, de los profesores y de mis padres. Estoy harta de que me manden y me riñan, harta. Mi pasado se me junta con el presente y no puedo más. Mis padres no quieren que vea a Daniel, ni que me acerque, porque sus padres son enemigos de los míos, y si les llevo 15 notas aprovadas y 2 suspensas me dicen que me esfuerzo cuando el año pasado las suspendía todas. Y yo, yo no aguanto más. -decía furiosa y enfada, cayendo lentamente una lágrima de mis ojos-
Ada: joder, no me esperaba eso. Marina el pasado es pasado y el presente es presente. Tus padres no te conocen porque nunca hablas con ellos, te da miedo de que te digan algo. No pasa nada, todo se supera y si estas harta coge una almohada y pegale o incluso comprate un saco de boxeo, lo que se con tal de no perderte.
Yo: no es tan fácil como parece, no quiero romper tu promesa, ni mucho menos, pero no es fácil. Estoy apunto de explotar, y la verdad, no se quien me va a hechar de menos.
Ada: yo, yo te voy a hechar de menos. Por favor, se tú misma, olvida todo y haz página nueva.
Yo: no puedo Ada, lo intento pero no puedo. Intento olvidar pero los mi mente saca los recuerdos cada dos por tres y no se como olvidarlo. -mis ojos lagrimosos expresaban todo mi dolor-
Ada: Marina, tu puedes, sabes que puedes.
Yo no paraba de llorar en esos instantes y cuando Ada paro de hablar, me dio un abrazo para que me calmase, y la verdad es que funcionó. Ada tenia razón, tenia que dejar las pensiones atrás, pero no sabia como empezar, yo no podía olvidar a Daniel.
Había pasado semanas y en esos semanas me comportaba igual, deprimida y harta del mundo. Cuando llegue a casa, mis padres estaban hablando con una mujer que llevaba un traje de chaqueta, parecía muy seria. Cuando estaba a punto de entrar en mi cuarto, mis padres me llamaron para que entrase en el salón a hablar con ellos y con esa mujer.
Cuando entre, mi padre se fue del salón y me quedé con mi madre y con la mujer.
Mama: Marina, llevas semanas muy rara, y a rara me refiero a deprimida. Esta mujer es la señora Gutiérrez, ella es psicóloga y esta aquí para hablar contigo.
Yo: lo siento mama, es que mañana tengo dos exámenes y no tengo tiempo para tonterías. Así que si no le importa puede venir mañana si no es mucha molestia.
Gutiérrez: no pasa nada, mañana estaré aquí, tengo tiempo libre.
Mamá: lo siento mucho señora, mi hija tiene exámenes.
Gutiérrez: no hay problema.
Increíble, eso ya fue un golpe muy bajo por parte de mis padres, ¿ una psicóloga? ¿enserio?, a sabe lo que me va a decir esta. En realidad no tenia ningún examen solo quería afrontar esto que está pasando, ni que estuviera loca para que valla a un psicólogo de verdad.
La verdad es que con este tipo de personas no m expresó mucho porque se perfectamente que luego se lo va a contar todo a mis padres y no tengo ganas de contarle nada pero bueno, ya veremos mañana.
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Un amor de niños
Romancees una historia de una chica de 13 años que se enamora por primera vez esta historia está llena amor e ilusión