capítulo 9

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Seguía sentada en el sillón viejo del salón, esperando que pasara y me sentase a su lado para comenzar a charlar, como la última vez que lo hicimos. No se por qué estaba nerviosa ya que ya habíamos hablado antes. Esta vez mis padres se tuvieron que ir por una causa de trabajo y estábamos las dos solas en casa en la casa.

Entre disimuladamente en el salón e intente ir despacio hacia la cocina a comer algo pero me vio, descaradamente la verdad.

Gutiérrez: hola Marina,¿sabes que te he visto verdad?.

Yo: claro, si quieres podemos empezar mientras yo como algo que estoy hambrienta.

Gutiérrez: bueno pues, ¿cómo te ha ido hoy el instituto?.

Yo: bien.

Gutiérrez: te veo contenta, ¿ha pasado algo?

Yo: no, nada.-decía muy nerviosa-

Gutiérrez: ¿seguro?

Yo: si. seguro.

Gutiérrez: vale vale. ¿qué tal vas con Daniel?

Yo: bien, nunca hablo con él.

Estaba mintiendo claramente, pero no me quedaba otra que hacerlo. Si lo cuento, aunque solo se a mi psicóloga, nuestros padres se enteraran y nos mataran y luego nos separan de instituto.

Gutiérrez: oh, eso esta bien. Tienes que olvidarte de él aunque te cueste, es por tu bien. Aunque has ido un poco deprisa al hacerlo ya que la misión de esta consulta es ir poco para superar los problema que se te vengan encima. Es como un terapia en la que consta de desahorgarse para que uno se sienta bien en sí mismo.

Yo: pues como ya ha visto, lo he superado, así que ya se puede irse a su casa o a atender a sus pacientes.

Gutiérrez: eso es lo que tu quieres jovencita pero todavía no he acabado contigo.

Yo: ¿a no?

Gutiérrez: no. Todavía tengo que conocerte y averiguar lo que esa joven cabeza esconde, porque se que escondes muchas cosas jovencita.

Yo: lo que usted diga, usted manda.

Bueno en definitiva, que hay se acabo la conversación. Me aburría mucho y ya era la hora. No le voy a contar nada a esa psicóloga aunque juegue conmigo. Le queda mucho camino por recorrer.

Justo después, me fui a mi cuarto a estudiar o cosa a así. La verdad es que me aburría en mi cuarto a si que me cogí mis cascos y me puse como una loca a escuchar música y a bailar como una loca. Parecía una niña de 5 años cuando baila y me hizo mucha gracia. Después de eso, ordene las fotos que tengo en la pared y luego me puse a dibujar.

Me aburría tanto y no podía coger el móvil ya que esta estropeado y no funciona. Menos mal que me llamaron para comer. Me acosté un poco tarde viendo mi serie favorita, American Horror Stories. Es una serie que trata de cosas de terror y brujas y todo eso, esta muy chulo la verdad.

Un día más en el instituto, que asco, pero un día más de ilusión. Dicen que todo es posible ¿no?, yo lo creo. Dijeron que era imposible volar pero hay personas que lo han conseguido. Me dicen que es imposible que este con Daniel y lo estoy aunque no lo sepan

Las ilusiones que consiguen por méritos propios y rezando a Dios para que nos ayude a cumplirlas. Mi sueño de estar con Daniel se cumplió y hoy lo voy a volver a ver sonreír. Doy gracias a la vida, a Dios o a quién sea que haya hecho esto posible

Llegaba al colegio diferente, ya no era aquella niña deprimida y desanimada. Era otra persona diferente. Loa profesores, a lo largo de los meses, han visto mis grandes cambios y hasta ellos se sorprendieron.

Baje del coche del señor Romero, y Luis me vio de lejos mientras se preguntaba si esa chica que se había bajado del coche era yo o una ilusión suya. 

Luis: ¿Marina, estás bien?

yo: sí, ¿por qué?

Luis: te veo distinta a como estas siempre.

Yo: pues no sé. yo me veo igual.

Entramos en clase y todas las miradas que aquellos inocente niños estaban fijadas en mí. Solo mi gran grupo de amigas me preguntaron o me hablaron.

Cath: Marina, ¿qué te ha pasado?

Jade: si, estas rara.

Yo: chicas no me ha pasado nada, ¿por qué todo el mundo me ve rara?

Ada: por qué a lo mejor llevas coleta y tu personalidad a cambiado mucho a la última vez que viniste?

Ángela: es verdad, estas más rara.

Yo: chicas, llevar el pelo recogido porque voy a hacer deporte y sonreír un poco a la vida no es un problema.

Jade: viniendo se ti sí.

Yo: bueno pues hoy se me ha apetecido venir así y ya esta.

Ángela: pues un consejo. me gustas más con el pelo suelto.

Cath, Jade y Ada: si, a mí también.

Yo: vale, mañana vendré como siempre, a mi me da igual que es solo por un día.

Me había sorprendido que a mis amigas no le gustasen que tuviera el pelo recogido. Solo lo llevaba porque después íbamos a hacer deporte y era más cómodo. 

Poco después de que yo entrara, Daniel entró en la clase. Sorprendente la verdad, El también había cambiado de un día para otro. Estaba muy feliz y se hecho hasta gomina en el pelo, que no suele echársela en el pelo. 

Ada: Marina, ¿soy yo o es que Daniel viene distinto hoy?

Yo: no eres tú, es que viene muy distinto -decía mientras se me caía la baba al mirarle.

Ada: ya sé por qué es.

Yo: ¿por qué?

Ada: el beso de ayer. vinisteis los dos tarde a clase y me lo contaste. lograsteis estar juntos y por eso estas tan contentos y habéis cambiado tanto últimamente.

Yo: ¿tú crees?

Ada: pues claro. Hay las cosas que hace el amor. -decía mirando al cielo y con la palma de la mano apoyada en su pecho-

Ada tenía mucha razón. que consiguiéramos estar juntos nos hizo cambiar. Estábamos mucho más contentos y habíamos cambiado nuestra forma de vestir. Era la magia de los enamorados, aunque sigo pensando que soy un poco pequeña para enamorarme pero era el destino lo que nos unía, ese hilo rojo del que hablan tanto estaba conectado entre los dos. El destino estaba escrito.

Un amor de niñosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora