Crowley la miró. Había algo de desesperación en sus ojos.
— Un genio te tiene atrapada en una ilusión, tienes que despertar.
—Pero... —Sara miró a su alrededor— Yo... No quiero irme de aquí...
Crowley sacudió la cabeza.
— Sé que esta es tu vida soñada, Sara. Pero es sólo eso, es un sueño. Yo soy real...
Sara se mordió el labio, indecisa.
— Por favor —pidió el demonio—. Tenemos un trato. Tienes que volver a la realidad...
Sara suspiró y echó a andar. Se despidió de Crowley, de Luna y de Lucy —su perro— antes de agarrar un cuchillo.
—Dichoso demonio...—murmuró antes de apuñalarse, apareciendo en la realidad.
Crowley estaba a su lado, y suspiró aliviado al verla recuperarse.
—Menos mal que ha funcionado. Menudo susto me has dado, a ver si te cuidas más, ¡no te entreno para que te mate un jodido genio! ¡No vas a volver a salir hasta que me asegure de que eres capaz de cargarte cualquier cosa sin que te toquen! —Crowley parecía furioso, mirando a Sara con una expresión que estaba entre madre preocupada y demonio cabreado.
—Uhh... Voy a buscar a Dean...
Sara salió corriendo, tratando de huir de la mirada de Crowley. El demonio apretó los puños, aún menos contento.
—Le salvo la vida y lo primero que busca es a Dean, ni un gracias ni nada... —refunfuñó, mirándola alejarse.
Dean aún estaba en el sueño, pero Sara le administró el antídoto y el cazador despertó, mirándola con confusión.
—¿Preciosa? ¿Qué ocurre?
—Pues... un genio te ha metido en uno de esos sueños... Vamos, levanta. Hay que salir de aquí.
—Espera... Entonces... ¿nada de lo que pasó era real?
—No. Deja de hacer preguntas y larguémonos antes de que llegue la policía.
Dean asintió con la cabeza y se apoyó en Sara para caminar hasta la salida. La mujer los acompañó hasta el coche y se despidió.
—¡Espera! —Dean la llamó, algo nervioso— Podemos llevarte a casa. No he visto tu coche por aquí...
—No, gracias...
Antes de que pudiera añadir nada más, Crowley salió por la puerta, fulminando con la mirada a Dean.
—Ya me encargo yo de ella.
—Oh... ¿sigues con ese tipo? —Dean frunció el ceño— Supongo que nos veremos por ahí.
El Impala se alejó, mientras Crowley se acercaba a ella.
—¿Lista para volver a casa?
—Supongo que sí.
Ambos aparecieron en la casa y Sara se alejó del demonio. Crowley la miró sin decir nada.
—Tendré más cuidado la próxima vez, lo prometo.
La cara de Crowley se suavizó un poco.
—De acuerdo. Deberías descansar, ha sido un día muy largo —se dispuso a irse, pero luego se paró y la miró—. ¿Qué había en tu sueño? Tengo curiosidad.
Sara negó con la cabeza.
—Nada que necesites saber.
— Interesante... dime, ¿Alastair o Dean?
Sara lo miró y se rió.
—Tal vez fueras tú.
— Ya, claro... —el demonio sonrió, sentándose.
Sara suspiró y se sentó a su lado.
—¿No te lo crees?
—¿Por qué estaría yo en tu vida ideal? Soy un demonio.
— Pero eres una monada —bromeó la mujer, guiñándole un ojo—. ¿Y Rauko?
Una masa invisible se lanzó sobre Sara, lamiéndole la cara.
— Hey, bonito... —la mujer le rascó el cuello bajo la divertida mirada de Crowley.
— Parece caerte bien, para lo poco que lo querías...
Sara suspiró, jugando con el perro del infierno. Crowley sonrió, levantándose.
— Tengo que irme. Nos vemos mañana.
— Buenas noches, Crowley.
El demonio desapareció y Sara se dirigió a la cama.
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De dioses paganos y cruces de caminos
FanfictionLuna y Sara, dos gemelas con nada en común excepto el físico y la Marca del Arcángel. Nietas de Miguel y de Lucifer, son de mundos opuestos, pero sacrificarían su vida la una por la otra sin dudarlo. Se suponía que una persona tuviera los poderes...