3: Sara

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Sara despertó para encontrarse a un sonriente Dean gloriosamente desnudo a su lado. Por desgracia, la felicidad no les duró mucho cuando Sam entró con Crowley en el cuarto.

—Woah —gritó Dean, tapándose.

Sam se tapó los ojos mientras Crowley entrecerraba los ojos

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Sam se tapó los ojos mientras Crowley entrecerraba los ojos.

—¿Woah? ¿Qué haces con mi novia en mi cama?

Sam le lanzó un pantalón y salió de la habitación mascullando algo sobre arrancarse los ojos.

—¿Que qué hago con tu novia en tu cama? Venga ya, hombre, ¿qué tan idiota eres?

Sara le dio un codazo en las costillas y se puso una camiseta de Dean -para evitar vestirse, en realidad, ya que le quedaba enorme- antes de encarar al demonio.

—Oye, lo siento. Te fuiste repentinamente y... No sabía si seguíamos juntos, así que me dejé llevar. No tengo excusa, lo sé. Pero te quiero y no quiero perderte.

Crowley se quedó estático ante las dotes de actriz de la mujer. Miró al cazador y pensó en lo fácil que sería matarlo. Sin embargo, la mujer parecía apreciarlo, de modo que decidió dejarlo en paz por el momento. Además, por lo que había oído, era el mayor estorbo para los planes de Azazel, y ese capullo no se saldría con la suya.

Así que puso su mejor cara de decepción y la miró antes de dirigirse hacia Dean.

—Fuera.

Dean le sonrió y se levantó completamente desnudo antes de agarrar su ropa y comenzar a vestirse. Crowley se volvió hacia Sara y se dispuso a rematar su actuación.

—Sara, yo... Te quiero. Más que a nada. Pero... No creo que pueda perdonarte esto tán rápido. Necesito algo de tiempo para asimilar todo esto.

La abrazó y acarició su espalda con la mano, mientras Sara apoyaba su cabeza en el pecho del demonio.

—Acaba con ese demonio ya, querida. Estoy perdiendo la paciencia.

Sara se estremeció y asintió antes de alejarse y mirar a Dean, que ya estaba vestido. Sam entró a buscar a su hermano y Sara les propuso cazar al demonio restante.

Salieron a enterrar la cajita en el cruce de caminos y el demonio apareció.

—¿Qué queréis?

—Has estado rompiendo tratos, demonio.

Sara lo empujó y el demonio entró en la trampa para demonios.

—Vete al infierno, zorra.

—Qué casualidad, yo iba a decirte lo mismo.

—Exorcizamus te, omnis inmundus spiritus, omnis satanica potestas, omnis incursio infernalis adversarii, omnis legio, omnis congregatio et secta diabolica.

De dioses paganos y cruces de caminosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora