7.1: Sara

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Era una fresca mañana cuando Dean despertó, con toda la casa oliendo a tortitas.

— ¡Dean! ¡Levántate, que tenemos trabajo! —le gritó la voz de Sara desde la cocina.

Habían llegado al motel dos días antes siguiendo a un genio que al parecer estaba raptando a gente de aquella ciudad, y Sara había decidido quedarse con ellos mientras lo cazaban. Dean se levantó y fue a desayunar, agradeciendo a Sara y Sam por el desayuno.

— ¡Wow, esto está increíble! Deberías venir de caza con nosotros más seguido, esto está de muerte

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— ¡Wow, esto está increíble! Deberías venir de caza con nosotros más seguido, esto está de muerte...

Sara se sonrojó y sonrió.

—Gracias, Dean... Bueno, Sam ha localizado al genio, así que podemos ir cuando termines de desayunar y laves los platos.

—Oh... bueno, vale -Dean terminó de desayunar, lavó los platos y se fue a vestirse. Cuando volvió, vio a Sara golpeando la puerta del baño.

— ¡Sam! ¡Sal ya de una vez, que también tengo que ducharme!

—¡Ya voy, un momento!

— ¡Hace veinte minutos que me estás diciendo "un momento"!

Sam salió finalmente secándose el pelo y Sara entró en el baño. Para sorpresa de todos, se duchó en cinco minutos antes de ir a vestirse. Cuando todos estuvieron listos, se montaron en el Impala.

— El genio está a un par de horas de camino —comentó Sam.

— Por cierto, ¿cómo te va con Carl, o como se llamara el tipo aquel? —preguntó Dean, intentando sonar casual.

— Nah, ya no estamos juntos...

Dean sonrió mirando a la carretera. Sinceramente, se alegraba de ello. Ella se merecía a alguien mejor.

— Por tu cara diría que te alegras de ello —sonrió Sam. Él sabía que Dean estaba colado por Sara, y de vez en cuando le molestaba con el tema por diversión.

— Ese tipo era demasiado mayor para ella...

— Chicos, que sigo aquí.

— Venga ya, sabes que es verdad —sonrió Dean.

Siguieron en silencio unos minutos y Dean puso algo de música. Sam y Sara bufaron y rodaron los ojos, quejándose de que Dean debería modernizar un poco sus gustos.

Al par de horas, llegaron a la granja abandonada, y se metieron dentro. Sara fue con Dean por un lado, y Sam fue por el otro.

De repente, Sara y Dean escucharon un ruido y a Sam gritar. Sara indicó a Dean que fuera a por las víctimas mientras ella se encargaba de ayudar a Sam.

Desgraciadamente, era una trampa, y el genio atrapó a Sam y a Sara. Dean estaba solo, pero eso no le detuvo, y en muy poco tiempo se cargó a aquel cabrón y sacó a Sara y Sammy de allí. Buscó un antídoto para el veneno, y no tardó mucho en encontrar uno y prepararlo para inyectárselo a Sara y Sam.

Sara fue la primera en despertar.

—¿Dean? —lo miró, confundida— ¿Qué ha pasado? Estábamos en una tienda y ahora...

—El genio te ha pillado... Espera, ¿estábamos? ¿Yo estaba contigo?

—Sí, creo que estábamos saliendo o algo así...

Dean sonrió.

—O sea, que tu vida soñada... —se acercó a Sara y la cogió por la cintura— ¿Es saliendo conmigo?

Sara se sonrojó.

—Es posible...

Dean se acercó a ella.

—No necesitas soñar eso... Puedes tenerlo. Sé que no soy el mejor, soy un cazador y eso nunca es bueno, pero podemos guardarnos las espaldas... Ser algo más que amigos...

Sara lo miró, estupefacta.

—Dean... ¿Q-Qué quieres decir?

—Quiero decir que podríamos salir juntos... Si tú quieres, claro.

Sara sonrió y se puso de puntillas para besarlo.

—Sí... Me encantaría.

Y así comenzó. Sacaron a Sam de allí, Sara se mudó con los Winchester y todo fue extrañamente bien.

Seguían cazando monstruos, y eventualmente encontraron a John Winchester y le salvaron el culo para no variar.

Era la vida soñada.

—¡Dean! ¡Dean, por favor, despierta! —gritó Sara en un susurro, sacudiendo el hombro de Dean.

Dean abrió los ojos, confundido.

—¿Preciosa? ¿Qué ocurre?

—Pues...

De dioses paganos y cruces de caminosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora