Las notas amargas,
arruinan la sinfonía.
Y así es como yo me siento.
Como una nota extraña
incapaz
de no ser el punto amargo de la melodía.
El punto de no retorno.
Satírico.
El punto.
Perdido.
Como un si bemol
en la escala de Do Mayor.
Como una redonda
en un compás de dos por cuatro.
Como el músico que ya no siente
las teclas del piano
sobre las yemas de sus dedos.
Como la cantante,
que no se acuerda de entonar.
Ni siquiera ya siento la música.
Como una guitarra desafinada
con el mástil hecho añicos
por esos golpes a destiempo
que le ha dado tanta gente.
Y créeme,
nadie se ha molestado en arreglarla.
Ya no sé que es una partitura.
He olvidado la (i)logica
que me hacia entender
por qué debía salir adelante.
He olvidado la letra
de mi canción favorita
y ya no sé qué significa
la palabra crescendo.
Creí que podría usar
a Beethoven como salvavidas.
A Mozart como soporte.
y Bach como salida de emergencia.
Y ahora no encuentro nada.
Creo que nunca entenderás
la ligadura que hay
entre tus lunares y mis besos.
Ni los versos que te escribo
con el corazón en la mano
y contigo en la cabeza.
Tus silencios
ya no callan.
Te hacen hablar
más de la cuenta
cada vez que el sol
te hace volver a la vida.
No me quiero.
No me quieres.
Ni siento.
Ni padezco.
Ya no me gusta componer.
Hay una doble varra
que le pone fin
a cada uno de mis latidos.
Tengo un grito
atrapado en la garganta
que no me deja gritar.
ya no sé qué pensar.
Mi corazón ahora marca
negras con puntillo
ya no siente las semicorcheas
que me regalabas cada noche
por las calles de Madrid.
Y que calle
quien diga que es mentira.
Silencio.
Siente.
Piensa.
Vive.
¿Recuerdas lo que era para ti esa sinfonía?
tócala.
-Me dijo el corazón-
Que tú no eres una nota amarga.
Que le das a cada instrumento
la nota de afinación
con la música que tienes en tu risa.
Y en cada nota de tu vida
pon felicidad
porque
solo
tú
puedes.
Mis dedos se movieron
sobre las teclas del piano
y logré tocar mi sinfonía.
Has de saber que tus notas,
son siempre las que reconstruyen el poema.
Que tu música vale la pena escucharla
estés donde estés.
Porque tú no eres un " La "
desafinado
ni un fortísimo a pleno pulmón.
Tampoco eres el atril de nadie.
Ni mucho menos,
una nota amarga.
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Cuando menos lo merezca
PoetryEscribo porque lo siento y porque necesito escribir para sentir