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Estaba en medio de una gasolinera con Bill, comprando comida y llenando las ruedas de su coche.
Hacía muchísimo frío, y era 24 de diciembre.
No había nadie más aparte de nosotros dos y el dependiente, las plazas de aparcamiento estaban vacías.
No sé dónde estábamos exactamente, lo que sí sé es que allí no había ni un alma. El paisaje era desértico, los árboles parecían  querer arañarte con sus ramas y el cielo estaba tan nublado que no sabría decir si era de noche o de día.

—¿Me recuerdas por qué estoy pasando las Navidades contigo?

Bill intentó sonreír, pero le salió una mueca espantosa. Volvimos al coche y encendió la calefacción.

—¿Adónde vamos?—preguntó.

—Sólo conduce, Big Boy. Conduce y ya está.

No dijo nada, y arrancó el coche. Sin rumbo alguno, atravesamos carreteras y ciudades durante horas.

—¿Te apetece hablar o vas a estar con esa cara de idiota amargado durante todo el viaje adondequiera que vamos?

—La segunda opción.

¿Cómo le iba a contar todo lo que había sucedido unas horas atrás? No lo entendería. Ni siquiera lo entiendo yo.
Después de besar a Lily, (sigo sin creérmelo) ella se quedó en shock.
Y yo más. Había sido un beso raro.

Puede que fuese por la postura, ella estaba sentada en un brazo del sofá y yo erguido; o hacía demasiado frío; o...
Voy a aclarar las cosas. Fue un beso normal, bonito. Ya está. Un beso. El mejor beso de mi vida, sí.
Pero había sido sólo un beso.

Y había sido sólo un beso porque Lily era sólo una chica. Fantástica, sí. Pero sólo una chica.
Al igual que yo sólo soy un chico. Estúpido, claro.

Quiero hablarte de las expectativas.

Seguramente te han dicho alguna vez que tienes las expectativas demasiado altas. Por lo que sea: una pareja, un trabajo, una película....

Pero nunca sabes dónde está el límite. Un punto intermedio donde las expectativas altas y bajas se convierten en expectativas, simplemente eso.

A veces te ilusionas tanto por algo que te da igual la realidad, vives anclado a ese sueño. Te voy a poner un ejemplo.

Un estudiante de Derecho.

Ahora, un ejemplo más real.

Un estudiante de Derecho llamado Mike. El pobre de Mike cree que su trabajo se va a basar en defender a víctimas inocentes, a asesinos y a camellos. Piensa que su trabajo va a ser como una película del tipo "12 hombres sin piedad".

Muy bien Mike, esto no va a ser así.

Vas a tener que defender casos aburridísimos de personas que no han pagado impuestos, de chavales que se emborrachan con trece años, de alcohólicos que casi atropellan a estos niños, de divorciados que se pelean por quién se queda con la casa de la piscina, de ladrones de tres al cuarto y etcétera, etcétera.

No quiero deprimir a Mike o cualquiera que quiera estudiar derecho. Sólo decirle que a veces esas expectativas tan fantásticas no se cumplen.

A veces sí.

No es mi caso.

Si tienes un amor platónico lo entenderás mejor. ¿Sabes lo que significa "Donna Angelicata"?

Idealización de la amada. Perfección.

¿Y sabes qué pasa cuando rompes la barrera entre lo que sueñas y entre lo que ocurre?

Que lo que sueñas se ha convertido en un hecho real. Tan real que ha perdido su magia.

Me estoy poniendo demasiado filosófico, lo sé de sobra.

Fue el mejor beso de mi vida. Pero fue sólo eso.

Un beso.

No tengo ningún derecho a hacer todo lo que he hecho. La quiero muchísimo. Ni te imaginas cuánto. Llevo loco por ella desde hace años, loco. Y nunca mejor dicho.

Y ahora por mi culpa Lily ha perdido a su mejor amigo.
No tengo ningún derecho a hacer todo lo que he hecho.

Exageré las cosas. Había idealizado a Lily durante toda mi vida, creyendo que era una mezcla de perfección y errores inalcanzable para mí.
Tal como soy yo y como es ella, lo sigue siendo, pero de otra manera.
La burbuja sólo existía porque Lily era un amor platónico. En cuanto la besé, todo eso desapareció.
¿Qué esperaba? ¿Que acabásemos juntos el resto de nuestras vidas?
Quiero averiguar hasta qué punto Lily es Lily. Hasta que punto es ella y hasta que punto la he exagerado.
Hasta que punto he imaginado esta locura.

La burbujaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora