Abro los ojos. La habitación, aún inmersa en la oscuridad, está demasiado caliente e, inmediatamente con la mano, aparto hacia un lado las sábanas.
«¡Dios, qué calor!» digo en voz alta, como si alguien pudiese escucharme
Las últimas noches han sido difíciles, no lograba coger el sueño, pensaba y volvía a pensar en cómo entrar más a fondo en la vida de Henry y aunque me había prometido no utilizar más energías de las estrictamente necesarias, aquella situación ya me estaba consumiendo mucho. Y cuanto más luchaba para que así no fuera, peor era.
La cabeza me estallaba, son solo las ocho de la mañana y la extraña sensación que tengo encima me sugiere que sería un pésimo día, que sucedería algo desagradable a lo que no podría poner remedio. Cansinamente saco las piernas fuera de la cama, poniendo un pie delante de otro con las energías encontradas quién sabe dónde. Me pongo la vieja camisa de mi padre como una bata. Sí, una camisa. Las batas de mamá son, como poco, ofensivas para mis gustos no muy femeninos, mientras que las camisas de mi padre son anchas y cómodas, definitivamente lo ideal.
Como siempre, desde que vivo sola, compruebo que la puerta de la entrada no haya sido abierta o forzada, tener a desconocidos en casa no me parece lo apropiado para comer el día. La cerradura está aún en su lugar y ejerciendo un poco de fuerza en el pasador, lo hago saltar. Abro la puerta y miro a mi alrededor. El sol despunta desde detrás de los árboles y una ligera tibieza calienta el portón. Estrecho contra mí la camisa que tengo la costumbre de ponerme apenas me despierto, respiro profundamente y vuelvo a cerrar la puerta antes de dirigirme a la cocina.
Oh. Dios. Mío
La cocina está hecha un desastre.
Intento recordar la última vez que recogí y...no lo recuerdo. Lo que significa que ha pasado de verdad demasiado, demasiado tiempo. La bolsa de la basura pide clemencia. Rodeo la mesa para controlar de cerca el desastre que es mi cocina y escribo en la pizarra, al lado de la nevera, tres cosas: hacer la compra, tirar la basura y como de costumbre, el tercer punto estaba siempre ahí, imborrable: aprender a cocinar. Mamá lo había intentado, pero sin éxito. Es que no me apasiona estar quieta mirando cómo hierve lentamente la salsa o la carne o el estofado. Es mucho más cómodo ir a comprar una pizza, aunque mi estómago se resiente como nunca.
Un rugido proveniente de mi estómago me recuerda que tengo hambre. Mi taza, que puede contener medio litro de leche, aún está en el fregadero, así que renuncio a mi habitual desayuno. Cojo la caja de cereales integrales, lo único que recordé comprar la tarde anterior en el supermercado y, distraídamente, comienzo a mordisquearlos sentada en el sofá del salón. El móvil está en la mesita que tengo enfrente y tras cogerlo, comienzo a leer los mensajes. El primero es de Ruby que me recuerda nuestra cita por el cumpleaños de Belle esta tarde. El segundo de mi madre, que como de costumbre, quería endosarme sopa de verdura super saludable si a lo mejor pasaba al mediodía a saludarla. Después está el acostumbrado mensaje del vecino, Killian, que con su «buenos días rayo de sol» sigue con los intentos de hacerme salir con él...no se da cuenta de que no me siento atraída por su barba ni por sus pectorales, dice que un día me conquistará.
Cierto, si se convirtiera en una mujer seguramente lo habría logrado.
Y después helo ahí. Me parecía extraño que hubiese resistido dos días sin escribirme. El tercero necesariamente tenía que volver con las habituales palabras. «Necesito hablarte, ¿podemos vernos?»
Suspiro cansada. Después de un año, para ella no había cambiado nada, y solo Dios sabe cuánto me disgusta, pero repetir hasta el infinito sus convicciones no me haría cambiar de idea. Y ella no debe renunciar a nada por mi necesidad de soledad.
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El castigo del silencio
FanficTRADUCCIÓN del fic italiano Il castigo del silenzio de martaparrilla. Emma, 25 años, joven alegre, conoce a Henry, un niño atormentado por algo del pasado. Regina, viuda y madre de Henry, ve cómo, poco a poco, su hijo se le escapa de las manos. ¿Pod...