Capítulo 16.

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¡¡Hola mis amoreess!! 

Sinceramente no pensaba actualizar hasta el próximo viernes, pero como estoy feliz, quiero compartirles mi felicidad, he decidido actualizar otro capítulo.  ¡¡Asì que a leer!!


Bajó por el ascensor, caminò al estacionamiento y un rato después manejaba su coche por las iluminadas calles de la ciudad. Nunca iba a buscar a Chan Yeol a aquella hora, salvo si era viernes, día en que ambos comían juntos en cualquier cafetería. Era curioso. Absurdo. De repente, lo veía distinto. Como un niño pequeño. Un niño bonito, y sencillo, pero niño al fin y al cabo, y era lo peor que podía ocurrirle a un chico, con respecto a lo que un hombre mayor siendo su pareja pensara de él. Pasó los dedos por el pelo y lo alisó instintivamente varias veces seguidas.

¿A esa hora que podría hacer o a dónde podría ir? No había dormido mucho la noche anterior y se sentía cansado. Se había sentido como prisionero entre sentimientos, ansiedades y anhelos incontenibles. ¿A eso se le llamaba atracción?

Él quiso a muchas de sus parejas, al menos pensó que las quería, pero nunca deseó ni ansió a la vez de aquella absurda manera. Porque aquello que sentía era absurdo. ¿Qué diría Lay si lo supiera? Se reiría de él. Y no era para menos. Frenó el auto ante la casa de Min Ho. Mientras hablaba con Lay por teléfono un rato atrás, pensó en ir allí, pero cuando dejó su despacho lo único que intentaba era evadirse. Pero lo cierto es que estaba allí, que sus ojos veían la casa con la puerta cerrada y las ventanas con las cortinas bajadas. Bajó del auto.

Mientras caminaba, lo vio con la imaginación. Alto, delgado, elegante, cálido. ¿Qué había bajo aquellos ojos amelados? Una gran emotividad. Sí, lo hubiese asegurado. Una grande y profunda emotividad. En sus ojos había pasión. En su boca, pureza. ¿Estaba loco pensando aquello? Le habría gustado saber cosas de él. Cosas feas, odiosas, sucias, que sacaran de su mente aquella ansiedad. Pero ni siquiera se las imaginaba. Todo en Oh Se Hun resultaba de una sensibilidad, de una sublimidad extraña.

Dio la vuelta para dirigirse de nuevo hacia su auto, pero a lo lejos vio caminar a alguien hacia él. Todo en Se Hun denotaba la clase innata de su tremenda personalidad. Su delicadeza, su masculinidad. Jong In mojó los labios con la lengua. ¿Qué hacia él allí? Era el novio del hermano, y sin embargo, ¿Por qué estaba ahí buscándolo?

Avanzó unos pasos y de nuevo se detuvo. De pronto, él, tan seguro de todo siempre, se sentía temeroso, inseguro. No era ningún muñeco, ni ningún inmaduro, y no obstante, cualquiera al verlo diría que era la primera vez que intentaba abordar a una persona que le interesaba. Pero, ¿para qué intentaba acercarse a él y hablarle? No lo sabía. Sabía que estaba allí y, de momento, lo creía más que suficiente.

Jong In, El novio de mi hermano menor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora