Capítulo 19.

602 71 28
                                    



¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.



Se Hun regresó a Seúl y junto a Min Ho. Había extrañado aquello, el restaurante era muy importante para él. Inevitablemente la navidad estaba por llegar, y después de que Min Ho hablara con su madre decidieron pasar las festividades con los padres de éste.

- Me da mucho gusto de volver a verte, Se Hun.- decía la mujer al tiempo que lo abrazaba, luego de que entraran a su oficina. - Tenías como once o doce años la última vez que te vi a ti y a tu hermano.

- Sí. Ya hace unos años.- respondía mirándola alegre. - Y usted sigue viéndose maravillosamente bien.

La madre del pelinegro era muy bella. Siempre vestida y arreglada sofisticada y elegantemente. Rondaba ya los cuarenta y pocos sin siquiera aparentarlos. Tenía el cabello negrísimo como su único hijo, heredando éste aquella hermosa sonrisa y maravillosos ojos. Y de su padre la perfecta estatura, y sin igual sencillez y honestidad.

- Gracias, querido. ¿Qué tal está tu madre?.- quiso saber sobre su mejor amiga.

- Ella está muy bien.- explicó. - Felizmente casada con su nuevo esposo. Mi hermano vive con ellos.- exclamó antes de que ésta preguntará por él.

- Me da mucho gusto saber que todos están bien.- espetó honesta. ¿Quieres una taza de café? Está haciendo mucho frío, no será bueno si enfermas.- el menor supuso que ella recordaba las veces que él enfermó y lo delicado que se ponía siendo un niño.

- Se Hun no toma café, mamá.- le hizo saber a ésta.

Min Ho fue hacia la pequeña barra que había en la gran oficina, preparando dos cafés y un té. Cuando estuvieron listos, los entregó a cada uno. Se Hun sabía que el pelinegro y su madre necesitaban hablar sobre asuntos de la empresa y de sintió de repente muy incómodo. Su móvil, que llevaba ya unos días vibrando y algunas veces sonando, le avisó de una nueva llamada. No quería atenderla, estaba retrasando aquel enfrentamiento, aunque sabía que no lo lograría para siempre. Suspiró. Y disculpándose con madre e hijo, salió afuera para contestar.




Jong In no recordaba la última vez que lo había llamado, y éste no había contestado. De nuevo. Unos días atrás había comenzado a marcar aquel número en vano. Quería escuchar su voz y saber que estaba bien. Marcó aquel número que ya se sabía de memoria y esperó. Tuvo demasiada suerte ésta vez.

- El que no conteste tus mensajes y no atienda las llamadas, ¿no te dice algo?.- susurró inmediatamente en cuanto aceptó la llamada. - No quiero hablar contigo, Jong In.

El moreno estaba en silencio, no decía palabra alguna. Pero el menor sabía que lo escuchaba, pues luego de mirar la pantalla del celular, vio que la llamada seguía.

Jong In, El novio de mi hermano menor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora