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Regresaron al departamento no sin antes a pasar a comprar carne y algunas cosas para preparar la cena en un pequeño supermercado cerca de ahí. Se Hun abrió la puerta y entró, siguiéndolo el pelinegro yendo a la cocina a dejar las compras. Escuchó el sonido del televisor encendido y fue hacia la sala en busca de su hermano.
Chan Yeol estaba acostado en el sillón grande, embobado con una película de suspenso. Saltó encima de su hermano, logrando que éste gritara y se hiciera bolita en su lugar.
- Eres un miedoso, hermanito.- decía el mayor entre carcajadas. - Hubieras visto tu ridícula cara de susto.
- Eres un idiota, Se Hun.- dijo molesto el pelirrojo.
- No me digas así. Que soy tu hermano mayor y me respetas.- golpeó su cabeza juguetonamente.
- Tengo hambre, mucha hambre.- dijo con un ridículo puchero en sus labios.
- Deja de hacer eso, que no funciona conmigo.- Se Hun se levantó del cuerpo del contrario sonriendo.
- Funciona con cualquiera, hasta contigo.- Chan Yeol lo miró como perrito empapado bajo la lluvia muerto de hambre.
- Eres un niño. Un inmaduro y tonto mocoso.
- ¡No lo soy!
- ¡Sí lo eres!
- ¡Que no!
Min Ho apareció en la entrada de la sala y los miró con una media sonrisa en su boca.
- Los dos son un par de inmaduros mocosos. Ya cena está casi lista, vayan a ducharse.- dijo ganándose una mirada retadora por parte del mayor de los hermanos.
- ¡Yo iré primero!.- Chan Yeol empujó a Se Hun para ponerse de pie y correr al baño.
- Lo bueno es que no son niños.- susurró el mayor.
- Deja de decirme niño, que no lo soy.- lo alcanzó Se Hun entrando ya en la cocina.
- Dejen de comportarse como tal, entonces.
No hablaba en serio, adoraba a aquel par de jóvenes juguetones y divertidos tal y como eran, pero sabía que a Se Hun no le gustaba que le dijera que era un niño, y sólo lo hacía para molestarlo.
- Sólo jugaba con mi hermano.
- Sí, como un par de niños.- el menor lo miró molesto ahora. -¿Qué? Si tanto te molesta que te diga que eres un niño, demuéstrame que no lo eres.- lo retó.
Min Ho lentamente se fue acercando a Se Hun, a sabiendas que en cualquier momento éste se alejaría. Cada vez estaban peligrosamente más cerca y el menor seguía en el mismo lugar retadoramente. El pelinegro se movió rápidamente sin darle tiempo a pensar y menos a reaccionar a aquel movimiento. Lo arrinconó contra el refrigerador atacando su boca posesivamente tardando una fracción de segundos en que Se Hun le respondiera de igual manera. Movió sus manos por aquella estrecha cintura y luego fue a su trasero apretándolo. Y entonces lo escuchó gemir, fue tan suave y bajo que dudó por un momento si había sido real o no.