Prólogo.

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—Oye, ¿puedes pasarme la salsa? —Pidió WooHyun sin despegar la vista del sartén.

—Seguro. —Respondió el pelinegro. Sin embargo, se quedó sentado sobre la barra, moviendo los pies como niño pequeño.

—Te pedí la maldita sals... —Sus miradas se encontraron y el chico sonrió, mostrando un adorable hoyuelo que hizo que Nam suspirara. —Al menos podrías recordarme que no puedes. —Murmuró, bajándole el fuego a la estufa para tomar la salsa él mismo.

—Creo que ya deberías saberlo. —Comentó el pelinegro, siguiéndolo con la mirada.

—Una semana no es suficiente para conocerte. —Dijo, volviendo a su platillo ante la atenta mirada de su nuevo amigo.


Había olvidado que pedirle algo al chico era imposible puesto que L, como le había puesto, no tenía un cuerpo. O sí lo tenía, pero no sabía dónde estaba. Era un espíritu. Un jodido fantasma según Nam.


Y L sólo sabía dos cosas de sí mismo:

1.- No estaba muerto.

2.- Tenía tres meses para encontrarse antes de estarlo.











«¡Hola! A que no se lo esperaban, ¿verdad? JAJAJAJA. Si alguien que lee mis otras historias está leyendo esta, quiero decirles que esta será la única que voy a continuar... y feliz día de los inocentes adelantado :v 

Yo creo que actualizo esta semana, don't worry. Esta historia no es ninguna de las que les mostré en el adelanto, pero igual me gustó para publicar primero porque me vienen muchas ideas.¿? 

Espero también les guste la pequeña probadita y sigan leyendo los siguientes capítulos♡.»

Oh my g̶h̶o̶s̶t̶! boy!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora