Capítulo 4

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—Así es como, en sólo una pequeña parte de la flor, encontramos unos maravillosos componentes que a simple vista, y en los esquemas, no se ven. —Comentó el profesor para terminar, fascinado con el tema. WooHyun intentó verlo a él y no al pelinegro que estaba paseándose por el salón como si nada; caminaba entre las bancas como si el fuese un prefecto y debiera encargarse de que todo estuviera en orden. 

¿Por qué tenía que meterse en problemas? Ese chico fantasma era, sin duda, el peor espíritu con el que se había topado.

—Es todo hasta hoy, por favor, no olviden realizar su esquema y traerlo para exposición.

Todos comenzaron a guardar sus cosas apenas el profesor terminó de hablar, pero WooHyun pensaba quedarse y preguntar lo que no entendió gracias al molesto fantasma.

—Disculpe, profesor... —Se acercó cuidadosamente, juntando las manos cerca de su estómago.

—Oh, WooHyun. Lo siento, llevo algo de prisa para la siguiente clase. ¿Por qué? ¿Tienes dudas? —Habló con tal rapidez que su alumno apenas y le entendió.

—Ah, no... no es nada importante, de cualquier forma. —Dijo, recibiendo una sonrisa por parte del mayor.

—Bien. Nos vemos la próxima clase. —El maestro tomó su maletín y salió del salón a grandes pasos. WooHyun suspiró, maldiciendo su suerte. Cuando se giró para volver a su lugar, se encontró con su molestia intentando, en vano, recoger sus cuadernos. Debía estar frustrado por la forma en que su ceño estaba fruncido al darse cuenta de que sus dedos sólo atravesaban lo sólido.

—¿Qué haces? —Preguntó. El pelinegro se sorprendió, rascó su nuca y apartó para darle espacio al otro.

—Señor médium, ¿de verdad soy un fantasma? —Nam no le dio muchas vueltas a su pregunta cuando la respuesta era tan obvia.

—¿Qué otra cosa serías si no? —Respondió desinteresado, comenzando a guardar sus cosas.

—Me gustaría ser un poltergeist. —Dijo. —Así podría aventar cosas al azar. ¿De qué me sirve ser un fantasma si no puedo tocar algo? —No fue una pregunta para WooHyun, pero él quiso reír por la decepción con la que habló.

—Bueno, hay algunos que pueden hacerlo. Creo que es cosa de que te acostumbres para dominar tus habilidades fantasmales. —Comentó, carraspeando y mirando de reojo la reacción del espíritu.

—¿En serio? —Preguntó con una sonrisa que delataba lo mucho que le gustaba la idea. Miró sus manos con asombro y entonces comenzó a hacer poses extrañas, como si de sus palmas emitieran algún tipo de poder. Nam quiso reír de nuevo, pero en su lugar mantuvo su cabeza fría.

—Pero, ¿qué es lo que quieres de mí? Si me dices qué puedo hacer por ti, más pronto terminaremos esto. —Interrumpió. El fantasma se quedó quieto y su sonrisa desapareció.

—Yo... bueno, no recuerdo mucho de cuando estaba en mi cuerpo. Quiero decir, ¿recuerdas nuestro primer encuentro? Estaba cantando una canción que salió de mi cabeza. ♫Mi tío dice que soy un vago y mi hermano dice "por ti no pago". Mi madre está ocupada en New York mientras mi padre descansa en la habitación.♫ —El chico repitió los versos ante la atenta mirada de WooHyun, quien no hacía más que escuchar esperando que llegara al punto. —Tú dices que estoy muerto, pero, algo aquí, —Se llevó una mano al pecho, palmeando suavemente la zona de su corazón. — me dice que no lo estoy. —La seriedad de su mirada le dijo a WooHyun que no sería fácil deshacerse de él. Ya comenzaba a lamentarse el pedir explicaciones.

—¿Y dónde figuro yo en esta situación? —Insistió, cruzándose de brazos. El chico fantasma pareció desprevenido ante la pregunta y comenzó a desviar la mirada en todas direcciones.

—No lo haces. ¡Pero tienes que ayudarme!

—¡Que lo haga alguien más! —Replicó molesto. Se colgó la mochila al hombro y se dio vuelta, encontrándose con Kim SungKyu a unos pasos de él, a unos pasos de la puerta. —Su-SungKyu... —Se abofeteó mentalmente por tartamudear justo delante del otro.

—Hola. ¿Estabas hablando sólo? —Preguntó divertido, asomando una sonrisa burlona. WooHyun volvió a abofetearse.

—No, yo...

—Hablabas por teléfono. —Murmuró el fantasma.

—Hablaba por teléfono. —Agregó Nam, curvando una sonrisa nerviosa.

—Perdón si interrumpí. ¿Tardarás mucho? Voy a dar mi clase en unos minutos. —Comentó. Kim SungKyu apenas era un año mayor, pero su cerebro era tan genial que daba clases de biología a los de primer año cuando el profesor se ausentaba. ¿Podía ser más perfecto?

El fantasma miró a WooHyun y casi podía jurar que vio corazones saliendo de su cabeza.

—No, estaba por irme. —Respondió cuando las palabras volvieron a su mente. SungKyu sonrió y sus ojos desaparecieron casi por completo, provocando que el corazón de Nam se acelerara un poquito.

—Espero verte pronto.

—Yo también. —Murmuró, dedicándole una sonrisa antes de salir corriendo del salón.

El pelinegro se quedó un par de segundos más, mirando cómo el chico con cara de hámster seguía a WooHyun con la mirada antes de sonreír y bufar débilmente, sin una pizca de burla.

—Supongo que podría ser mutuo. —Ladeó la cabeza y se encogió de hombros, apurándose para no perderle la pista a su médium.








—¡Pásala, HoWon! —Pidió DongWoo con su usual ánimo. Hoya observó bien el campo, notando que dos chicos del equipo contrario se acercaban a él. Por suerte halló un hueco en su formación, así que pateó el balón y se lo pasó a DongWoo, quien volvió a patearlo antes de ponerse a celebrar con un baile algo extraño por meter un gol.



—¡Ah~! —Ambos chicos se dejaron caer en el césped, jadeando y extendiendo los brazos a los costados para refrescarse. HoWon levantó su playera para secarse el sudor de la frente, tomando después su botella de agua, dándole un gran trago.

—Ganamos, ¡ganamos! —Gritó DongWoo. Hoya sonrió y asintió, sentándose para tomar su playera del equipo por el cuello y agitarla.
Habiendo acabado el entrenamiento, no sabía si debía irse directamente a casa, tomar la siguiente clase o pasar a la biblioteca y buscar los libros que necesitaba para su tarea.

Pasó su mano sobre sus cabellos, mirando hacia abajo mientras tomaba la importante decisión que determinaría su calificación. 

—¿Irás a casa? —Preguntó DongWoo curioso. HoWon levantó la mirada con un suspiro y estuvo a punto de responder, pero reparó en una figura familiar que seguía a WooHyun mientras éste caminaba rápidamente.

—¿MyungSoo? —Murmuró, entrecerrando los ojos en un intento de ver mejor. No era posible que MyungSoo estuviera ahí, pues según recordaba, el pelinegro prefirió tomarse un año sabático, además de que no aplicaba para ninguna de las carreras que ofrecían ahí. Pero lo más intrigante era que estaba siguiendo a WooHyun. ¿Se conocerían de algo?

Lamentablemente, los perdió de vista segundos después, antes de que pudiera seguir formulando preguntas para sí mismo.

—¿Hoya? —DongWoo movió su mano frente a los ojos del otro hasta que tuvo su atención.

—¿Eh?

—¿Qué estabas mirando? —Preguntó curioso, mirando sobre su hombro en su búsqueda.

—Sólo me pareció ver a alguien familiar. —Respondió con una sonrisa. —Vamos, tengo que ir a clases.

Oh my g̶h̶o̶s̶t̶! boy!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora