Capítulo 3.

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Lee SungYeol. Lee SungYeol y más Lee SungYeol. HoWon no dejaba de morderse las uñas sólo pensando en su nombre.

¿Por qué ese chico lo sacaba tanto de quicio? Quizá porque no sabía lo que decía cuando andaba gritando por ahí que moría por ver fantasmas. ¡No era nada lindo! Realmente era casi imposible distinguir a un vivo de un muerto a menos de que los tocaras, y obviamente Hoya no iba por ahí tocando a cualquiera.

Tenía suerte de tener un sentido más agudo que el de otros.

-HoWon-ah. -HyoJin lo tocó del hombro, llamando su atención. -¿Por qué estás tan distraído? Tienes que ir a entrenar. -Le dijo, sacándolo de su trance.

-Ah, sí. Gracias, casi lo olvido. -Comentó divertido, dando un brinco para levantarse de su lugar. Estiró los brazos hacia el cielo, acomodándose la chaqueta del equipo. Al desviar la mirada hacia la ventana, se encontró con una figura conocida caminando a través del campo de fútbol con una cámara en mano. Sin embargo, el estaba seguro que un espíritu no podía ser grabado en vídeo.






-Lee SungYeol al habla. Oh... estoy caminando mi grabado hacia la... ¿lo dije mal? -Puso pausa a la grabación y reanudó cinco segundos después, tras decir: quinta toma. -Lee SungYeol al habla. Estoy grabando mi camino hacia la escuela para documentar la posible existencia de seres fantasmales conviviendo con los humanos. Sin más que decir, grabaré bien. -Le sonrió a la cámara y giró la pantalla rotatoria. Ahora la lente enfocada el camino en su lugar.

Apenas y se escuchaban ruidos que hacía al caminar, pues el resto eran sonidos naturales provocados por los pájaros moviendo los árboles, las voces de la gente que caminaba y el sonido de los autos.

SungYeol grabó todo su camino a la escuela, incluso cuando alguien le gritó raro y cuando unos chicos del equipo de fútbol comenzaron a seguirlo. "¡Tengo todo filmado, imbéciles!" Pensó en gritarles, pero de esa forma habría perdido la cámara que consiguió trabajado tres veranos en la tienda más calurosa de la costa. Ni de chiste.

Ahora grababa tranquilamente los alrededores del campo de fútbol antes de que los gorilas del equipo llegaran a destruir la paz.

-¡Ah~! ¡Qué tranquilidad! -Gritó al dar vueltas, como si realmente lo disfrutara.

-¿Se puede saber qué carajo haces aquí? -Antes de que pudiera girarse por completo para ver quien le hablaba, SungYeol soltó la cámara al perder el equilibrio, cayendo al césped de sentón.

-¿Qué? ¿Acaso el campo es sólo para los futbolistas? También ejercito aquí. -Se defendió, tomando la cámara entre sus manos antes de levantarse.

-Estamos por entrenar, así que vete antes de que te aplaste como si fueras una mosca. -Advirtió HoWon con sorna. SungYeol de levantó, sacudió los restos de césped de su pantalón, se ajustó los lentes y miró mal a su acosador.

-Ustedes entrenan en el centro. ¿No puedo pasearme por los alrededores? -Se encogió levemente de hombros, pues mientras más hablaba, la severidad aumentaba en la mirada de Hoya.

-Te lo pondré más claro, imbécil: desaparece o romperé esa cámara de segunda. ¿Lo tienes? -Se acercó un par de pasos, sacando el pecho para darse más aires de grandeza ante el debilucho de SungYeol.

-L-lo tengo. -Murmuró, encorvándose para proteger, de alguna manera, su más preciado tesoro. Bastó con que HoWon gruñera un poco para que SungYeol retrocediera asustado antes de echarse a correr.

Oh my g̶h̶o̶s̶t̶! boy!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora