Once perritos 🐶

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Brendon con dificultad buscó la mochila debajo de la cama para comenzar a vaciar sus cajones y meter toda su ropa dentro de la mochila de viaje que había encontrado entre las cosas de su madre. Seguramente ella también había pensado en escapar, solo que él lo haría de verdad.

La puerta de entrada se dejó oir con un gran portazo informándole que su padre se había ido

Una vez que todas sus cosas entragon en la gran mochila que ocupaba toda su espalda, parte de su cabeza y trasero. Caminó hacia el cuarto de su padre, reviso todos los cajones y sacó todo el dinero que iba encontrando mediante revisaba. Bajó a la cocina, sacó sus cajas de cereal ocultas al fondo de la alacena, las metió dentro de su mochila y finalmente escapó de ese infierno.

Su pierna dolía como los mil demonios lo que debilitaba su caminata y su rostro se había hinchado después de minutos de caminar.

Se encontró a si mismo sentado en una banca de una plaza sosteniendo su mochila mientras sentía más dolor en su rostro, espalda y pierna.

Cuado un hermoso sonido lo distrajo de todo el dolor que sentía en aquel momento.

Varios ladridos de cachorros y un grito de enojo se escuchó cerca de donde él estaba. Intentó pararse para ver por que tanto alboroto pero su fuerza la falló y cayó de nuevo en la banca. Aunque minutos después se dejaron ver al rededor de 20 cachorros con correa corriendo mientras un chico era arrastrado por los perritos que no paraban de correr

─¡Chicos basta! ─Gritaba el tipo aún siendo arrastrado por los cachorros que no paraban de correr emocionados.

El morocho rastrero, que fue como Brendon lo bautizo al verlo, se agarró de un banco a unos metros del pelinegro y logró ponerse de pié sosteniendo entre sus manos todas las correas y haciendo fuerza para no volver a cerse ni ser arrastrado

─Basta chicos, se que tienes hambre pero debemos volver a casa. Ahí es donde esta la comida ─Decía el chico hablando con los canes

Uno de los cachorros se soltó de su agarré y corrió rápidamente a esconderse entre las piernas de Brendon que inmediatamente al verlo comenzó a sonreír.

─Jake vuelve aquí ─Gritó el chico caminando con los otros 19 cachorros con correa. Todos eran distintos, solo algunos tenían uno igual a este pero los demás eran de distintas razas aunque era notorio que todos eran bebés

Y muy tiernos.

Brendon acarició el lomo del cachorro debajo de la banca y éste se paró en dos patitas colocando las otras sobre la pierna del pelinegro. Brendon lo alzó y lo sentó a su lado en la banca donde el cachorro comenzo a morder su pantalón causando una risa tierna en el menor

 Brendon lo alzó y lo sentó a su lado en la banca donde el cachorro comenzo a morder su pantalón causando una risa tierna en el menor

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El otro chico se poso frente a él sonriendo apenado mientras comenzaba a quitarse todo el resto de tierra que tenía su ropa. Era muy alto para el pelinegro que lo miraba sentado

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