Puppies |Brallon|

Dieciséis Perritos 🐶

─Brendon, no creo que sea buena idea ir a la escuela. ¿Que tal si nos quedamos toda la semana? Podríamos ver películas, comer helado, pasear a nuestros bebés, no lo sé, lo que quieras.─Rogaba el ojiazul al ver a su amado alzar la mochila para dirigirse a la institución

Si hay algo en esta vida que Brendon quería era estar con Dallon y con los perritos, pero en verdad no quería faltar a la escuela, o más problemas se formarían, y sinceramente ya estaba cansado de los problemas por su culpa.

─En verdad quiero quedarme Dall─El pelinegro acarició el rostro del más alto con cariño─Pero Debbie me dijo que si seguía juntando faltas iban a llamar a mi padre y lo último que quiero es que esté detrás de mi, si lo entiendes, ¿Cierto?─Dallon asintió, besando la mano del contrario y luego jalando de ella para llevar la suya a la cadera de Brendon y acercarlo completamente a su cuerpo

─Lo entiendo─Beso cortamente los labios del pelinegro ─Pero por otro lado no quiero entender─Volvió a besar los labios de un sonrojado Brendon, que al separarse se abrazó al cuerpo contrario y apoyó su cabeza en el pecho de Dallon. ─No quiero que te pase nada Bebbo, pero si me das un minuto termino de arreglarme y voy contigo. No te vayas.─Lo observó con una ceja alzada y al separarse corrió hacia el piso de arriba para terminar de cambiarse.

El pelinegro se sentó en el sofá esperando a su ''guardaespaldas'' cuando siente un jalón en su pantalón, al observar que era Penny ni siquiera dudó en levantarla y la cachorra comenzó a morder las manos del pelinegro en signo de juego. Definitivamente amaba estar en esa casa, tanto como por estar al lado de Dallon como estar junto a los cachorros. Se sentía tan en casa que la daba miedo. En especial ese día, que se había despertado con mal sabor de boca, con ganas de vomitar y un muy mal presentimiento. Lo había ignorado en un principio ya que al sentir que se removía en la cama Dallon lo abrazó haciendo que lo olvidara, pero ahora volvía a sentirlo y no quería salir, no quería que nada malo le pasara a Dallon.

─¿Vamos?─Habló el ojiazul distrayendo al pelinegro que lo observó casi asustado─¿Pasó algo mientras no estaba?─Brendon negó y se levantó rápidamente del sofá con Penny en brazos y se refugió en el pecho de Dallon, que sin dudar los abrazó al sentir que eso era lo que el pelinegro quería ─¿Te arrepentiste de ir al colegio? ─Preguntó ilusionado, aún abrazando a su amado. Brendon se separó dejando a la perrita en el suelo y recogiendo nuevamente la mochila y colocándosela, con el rostro serio

Ley número uno de Murphy. No podía hacer nada al respecto.

─Claro que no, tonto ─Fingió una sonrisa lo mejor que pudo ─Vamos a ir, si o si.

El ojiazul bufó colocándose de la misma forma su mochila para luego ambos salir. Brendon no hizo nada al respecto cuando Dallon lo abrazó por los hombros en la calle, cuidándolo, como si fuera suyo. Ni tampoco hizo nada cuando en la escuela el más alto tomó su mano por todos los pasillos, o en el comedor, incluso en una clase que compartían juntos; Mucho menos cuando Dallon lo defendió de los mismos idiotas que siempre lo molestaban, o de los comentarios que hacían al verlos juntos. Y para finalizar las clases, se sentía jodidamente feliz con Dallon a su lado que no lo dejó solo en todo el día.

A la mierda con su estúpido presentimiento pesimista, estar el día entero con Dallon era lo mejor que le podía pasar. Tomados de las manos, charlando, riendo y hasta besándose en lugares poco frecuentados. Dallon era lo que quería para el resto de su vida. E iba a decírselo, iba a se él quien le pidiera ser su novio, quien se arrodillara y suplicara por algo tan hermoso.

─Bren, ¿Me esperas un segundo que debo hablar con Debbie? ─El pelinegro soltó la mano de su chico y asintió con una sonrisa. Eran los último alumnos en el establecimiento por lo que no sintió ni una pizca de vergüenza al jalar la mano de Dallon y dirigir los labios contrarios a los propios por un dulce beso, que no duró demasiado ni fue tan casto.