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Los primeros rayos de luz que atravesaban por mi ventana me avisaban que hoy iba a ser un día soleado ¿Supongo? Era un jueves... Ya faltaba un día para llegar al gran esperado fin de semana ¿Esperado? Tal vez no... Mi padre siempre me golpeaba. Ya me había acostumbrado a esto. A todo esto ya debería cambiarme e ir al instituto, no puedo dejar de pensar en Debrah y Castiel, por que él le habrá abierto su corazón a ella en vez de a mí, yo había sido su amigo durante más de 7 años... Pero creo que eso no servía de nada.. Uno no decide de quien enamorarse, si no, el corazón.

Deje de pensar en ello y empecé a vestirme; una camisa de color blanca, una corbata de tono azulejo, unos jeans ajustados del mismo color que la corbata; solo que más oscuro. Y unos zapatos de vestir marrón roble... Baje y desayune lo poco que siempre me permitían comer (aunque a veces no comía y esto ya era mucho). Salí y me dirigí a mi querido instituto.

Siempre llegaba una hora o treinta minutos antes que todos, ya que era el delegado principal y debía hacer los cargos que la directora me mandaba, menos mal que aun no llegaba nadie; empecé a hacer el papeleo, eso me tranquilizaba y mucho... Las hojas tan blancas como los dientes de Castiel, tan delgadas como yo, tan llenas como él amor que siento por Castiel desde mi corazón ... Ah Castiel.
Pase otra hoja y otra, hasta llegar al final de estas; las cuales pudieron alegrarme mas el día... Pude pensar en Sucrette, ella era una buena amiga cuando se lo proponía; cuanto quería que ella estuviera justo aquí para ayudarme en mis problemas emocionales, cuanto quisiera tener a alguien a mi lado en este preciso momento, mas que todo quería que Castiel estuviese a mi lado.

Ya terminado mi trabajo me dirigí hacia el aula de la materia que me tocaba; pude ver a Sucrette, me saludó y yo la saludé, necesitaba hablar con alguien y este seria él momento... Aunque creo que Sucrette leyó mis pensamientos. Ella se dirigió directamente a mi, me jaló del brazo para llevarme a los asientos de atrás para hablar... Sucrette era muy loquilla a veces.

-¡Nath! Ya sé lo que está pasando- la oración la mencionó con bastante tristeza, me alegraba que alguien supiese por lo que estoy pasando.

-No te preocupes estoy bien... L-la verdad... -Otra vez se volvió a abrir el grifo de mis lágrimas... Rayos

-Nathaniel... No llores, me duele verte así, él no merece tus lágrimas- Sucrette era tan empatica... Pero igual yo seguía llorando, no podía evitarlo; cuando la persona que más quieres en el mundo está con otra persona que no seas tú.... Duele.... Duele mucho....

Traté y traté de cesar mis lágrimas pero no logre contenerlas. Sucrette me empezó a abrazar, a consolarme.
El profesor aún no llegaba, lo cual me era extraño... En ese momento Sucrette dijo un susurro casi inaudible, pero como yo estaba cerca de ella lo pude escuchar

-¡Ese maldito ya se las verá! -En aquel momento; ella rápidamente se paró y se dirigió a donde estaba Castiel (con Debrah) y le ofreció una buena bofetada que se hizo escuchar por toda la clase... Eso debió doler

-¿¡Qué te pasa tabla de planchar!? -Castiel se enfadó... Yo ya había parado de llorar...

-¿¡A ti que te pasa trasero de tabla!?- Casi todos rieron con ese comentario, menos Debrah... Yo me reí un poco, me había resultado gracioso...

-¿Que pasa? ¿Por qué molestan a mi gatito? No lo molesten por-por favor... -Ella empezó a "llorar", se notaba que eran lágrimas de cocodrilos... Ahora todos se habían callado... Y miraban mal a Sucrette.

-Maldita hipócrita- Eso lo dijo en susurros- ¿Por qué todos ustedes le creen? ¿NO PUEDEN VERLA? - Aquello hizo sacar a Castiel de sus casillas; ahora sí que se molestó, pero él no era la clase de chico que golpea a las mujeres... Wuau aún no llegaba el profesor... Tal vez él estaría escuchando todo por detrás de la vitrina de la puerta con palomitas de maiz... Que imaginación tenia...

Yo... Te amo [ Castiel × Nathaniel ] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora