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—Yo... Encontré un gato ¡Mira!- Mientras ella sacaba al gatito que yo había encontrado en la sala de delegados me preguntaba como es que había encontrado a aquel minino. Por lo cual le pregunté.

—Disculpa Sucrette, ¿Dónde encontraste a este pequeño?-Decía yo mientras señalaba al gato.

—¿Por qué quieres saberlo? - Hablaba mientras que cargaba al pequeño en sus brazos. Se notaba la alegría del gato al verla.

—Es que verás... Yo lo encontré en la sala de delegados, y me pregunto como es que llegó a parar contigo.- Dije con un poco de vergüenza en mis palabras, me daba pena preguntar cosas...

—Ah pues, lo vi en la ventana de la sala de los delegados; y me dije «Este gatito se va a caer (no me digas Sucrette, pensaba yo) mejor lo ayudo y veré si me lo quedo» así que decidí mostrártelo, ya que conocía tus gustos hacia los gatos -Me respondía ella con toda tranquilidad.

Entonces me puse a pensar en... Bueno ya deberían saber; Castiel. Ahora recordé un motivo más del por qué me gustan los gatos... A Castiel Debrah le llamaba «Gatito» Pero de alguna manera ese motivo me transmitía bastante nostalgia al no poder ser correspondido amorosamente con aquel pelirrojo teñido.

—¡Nath! Despierta, ¿Acaso no has dormido bien? ... Bueno por lo que veo creo que estas pensando, mucho. Pero ¿En que? -Sí podía decirle lo de Castiel pero... Como que pensé que no le importaría, así que no respondí- ¿Te comió la lengua el gato?- Me empecé a reír con aquel comentario de Sucrette.

—Es que estaba pensando en-hice una pausa para pensarlo- Castiel... El gato, me hizo recordar a él.- La cara de Sucrette cambió; a lo feliz que estaba, se empezó a molestar, o eso creo... Su palma de la mano estaba sobre su frente.- ¡Hey! No me odies, por eso no te lo quería decir- dije las ultimas palabras mirando hacia el suelo.

—Nathaniel...-Me llamó por mi nombre completo, seguro estaba enojada... Pero ¿Por qué?- ¿Podrías venir a mi casa mañana?.- Creo que me había equivocado respecto a que ella se había enojado, más bien, estaba seria al principio y después colocó una cara en tono de súplica.

—Su... Tú sabes que yo...-Lo pensé, ella estaba mirándome atentamente- bueno, Su... Si es por ti tratare de ir ¿Ok?- Su cara poco a poco empezó a formar una sonrisa de oreja a oreja, ella se encontraba realmente alegre. Estaba festejando, y ella decidió abrazarme, sin rechistar respondí el abrazo tranquilamente. Esa chica era como la madre que no llegué a tener...

—Bueno Nath,Te quería preguntar otra cosa... ¿Qué le viste a ese peliteñido? -Oh no, mi cara reaccionó de manera extrañada; como cuando crucé miradas con Castiel... Me empecé a sonrojar, mis mejillas se estaban poniendo poco por poco de un color carmesí.

—Pues, Su... No sé, simplemente; yo, lo amo.- Pues la verdad, no sabia como responderle a Sucrette; yo quería a Castiel, pero no sabía por qué... ¿Quizás sea esa aura tan cerrada que tiene? ¿Quizás ese comportamiento tan diferente al mío? Yo realmente odiaba ese refrán de que los opuestos se atraen, yo pensaba ¿Cómo es posible que personas completamente diferentes se complementen, si no comparten nada en común? Esa era mi interrogante.
Castiel era un chico diferente a mí en todos los sentidos, él era totalmente independiente, a él no le interesaba el mínimo lo que la gente de su alrededor opinaran de él, sus notas... Eran malísimas. Pero aún no logro entender del por qué amaba a Castiel; aunque él casi nunca notaba mi existencia, cuando yo moría por verlo. Así era la lógica en este mundo, mientras más te ignoraba esa persona, más anhelabas que aquel ser humano sienta tu presencia... Que masoquistas llegábamos a ser una vez que caemos en aquel juego llamado «Amor». Creo que a veces yo estaba más perdido en mis pensamientos que Lysandro, ese chico de ojos de diferente color.-Bueno Su, ya debería irme a mi casa que si no, mi padre... Va a molestarse -Quise sonar lo más sutil pero... Para qué, mi padre estaba cambiando y eso ya era mucho para mí. Me alegraba, pero a la vez me daba miedo; ese señor era ocasionalmente bipolar y no se sabia que movimientos haría. Quién sabe... De repente se habrá vuelto buena persona... Reitero, ¿Quién sabe?.

Yo... Te amo [ Castiel × Nathaniel ] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora