Nuevo Mundo

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Eran las 12 en punto, el sol asomaba por la ventana de la pequeña habitación, había sido un duro invierno pero por suerte ya se estaba acabando y la temperatura lentamente volvería a ser aceptable para que podamos salir de este lugar a intentar encontrar alimentos, ya se nos había acabado casi todo, solo quedaban algunas latas de espárragos que al principio nadie quería, pero ahora son el mejor manjar que podríamos comer.

En un rincón estaba Alex con su cuaderno ideando un plan de recolección, para que sea de forma más óptima y no perdamos tiempo en pequeñeces en el corto tiempo que tenemos para estar fuera. María como cada día estaba asomada por la ventana, pensando en cómo habían llegado a una situación tan desafortunada, desde mucho tiempo que no sabía nada de su familia, y sabía que no tendría noticias hasta que el azar dijera lo contrario, ella pensaba que estarían en un refugio del cual saldrían solo a buscar comida o estarían muertos congelados por el frió. Yo por otra parte tenía la mente concentrada en encontrar la solución a este problema, a descifrar el enigma que nos había condenado a estar encerrados viviendo en la clandestinidad.

-Lo tengo- dijo Alex, con una voz de ánimo que no se había oído en mucho tiempo.

Tenemos que ir hasta el MarketPlace por los túneles de la vieja mina, estuvieron operativos hace más de 200 años, hasta la primera revuelta, luego del cierre las entradas se clausuraron, pero dentro deben estar en un estado aceptable.

-Ni lo sueñes - le grito María, saltando desde su punto de observación. No saldré del fuego para caer en las brasas, no he peleado tanto tiempo para quedar enterrada bajo tierra por un poco de comida.

-Ok señorita - replico Alex, si tienes una mejor opción la oigo, pase todo el invierno buscando en los libros de esta biblioteca una forma de llegar hasta un puesto de comida sin que seamos descubiertos por ...

Una gran explosión se oyó afuera, los 3 miramos por la ventana para ver de dónde venía el sonido, afortunadamente el edificio de MarketPlace seguía en pie, pero en las dependencias del hipermercado, a un par de cuadras, se levantaban una columna de fuego unido con polvo.

-Maldición - grito Alex, era el plan B, ahora solo tenemos mi idea de los túneles.

-Repito que no.

Ambos me miraron fijo, tratando que de que les encontrara la razón, pero que hacer los alimentos se habían acabado y no sobreviviríamos más de 2 días.

-Lo siento María pero tenemos que ir, si tú quieres quedarte acá a esperarnos, no podremos traer tanta comida como si fuéramos los tres, pero no te obligare a nada.

-Iré con ustedes- dijo a regañadientes - si no vuelven moriré acá sola, y si los túneles colapsan moriré allá, no tengo más opción que la muerte, prefiero que sea acompañada.

-Tenemos otra opción maría, llegar al MarketPlace abastecernos por unos días y planificar nuestro siguiente pasó con el estómago lleno.

-Bien dicho - respondió Alex.

-Nos vamos ya - dijo maría.

Si vamos tomen sus mochilas que nos vamos a los túneles.

Un ruido se oyó en el interior de la biblioteca, los tres miraron a la puerta en el más absoluto silencio, unos pasos se escucharon acercarse a la puerta, Alex saco su cuchillo de la bota, maría preparo su .33, y yo asegure el libro, la única salida de este infierno.

La manilla de la puerta giro lentamente cuando de repente...

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