Nuevo Mundo

Los muertos hablan

 - Iré con María a los laboratorios, intenta descubrir porque razón decidieron destruir la tierra, según mi investigación anterior en estos días se tomó una decisión que llevo a la destrucción de todos los mundos – dijo Blanca, tomando del brazo a María, y desapareció.

  Quede solo en un salón con muchas luces y sonidos que parecía ser una sala de control, dos tipos de guardias miraban los monitores, y hablaban en un extraño idioma y al parecer reían, en uno de los monitores logre observar que era una cámara de un estacionamiento en donde unos hombres peleaban, uno alto tenia contra la pared a un tipo más pequeño y lo golpeaba repetidas veces, hasta que entra en escena una pequeña persona vistiendo bata blanca, se arroja sobre el tipo alto y comienza a golpearlo, al ver eso los guardias salen corriendo de la habitación.

  - Esta es mi oportunidad de salir de acá – pensé – ahora como obtendré información si no entiendo nada de lo que dicen.

  Corrí por frente los monitores mientras los guardias ya habían llegado al lugar de la pelea, se lograba ver como intentaban separar al tipo de bata que colgaba sobre el cuello del más alto, al parecer es lugar no era muy lejos ya que habían llegado en un santiamén así que no tenía mucho tiempo para huir.

  Abrí la puerta y afortunadamente no había nadie en el corredor, vi placas de indicación en símbolos extraños, en estos momentos odie a Blanca por dejarme ahí solo sin entender nada, estaba pensando en presionar el botón y volver a la casa de Blanca y renunciar, no tenía sentido mi misión suicida, en donde no obtendría información.

  Corrí por los pasillo sin rumbo fijo, mi mano sobre el botón del brazalete para presionarlo en cualquier momento, aun no veía como saldría de esta, seguí por la izquierda, hacia otro corredor hasta que me encontré con un pasillo en donde se oían personas venir en mi contra, estaba completamente encerrado, no podía volver por mis pasos porque seguramente los guardias de los monitores me ya habrían vuelto, era el fin, presionar el botón era la única opción. 

  - Entra aquí – se oyó desde una puerta lateral en el pasillo – que vengas o te descubrirán.

  Corrí hasta la puertecita que se abrió como la única esperanza de sobrevivir, la puerta se cerró detrás de mí, y quedo todo oscuro, tan solo oía unos ruidos como gente a mí alrededor que no podía ver, hasta que se ilumino la habitación.

  - Hijo estas bien – dijo una voz femenina y familiar.

  - ¿Mama? – pregunte

  - Si hijo soy yo Cristina  tu madre- respondió- abrazando a Jack, que volvía a tener la mano sobre el brazalete – Este es tu tío Paul, hermano de tu papa, tu prima Juliet, hija de Paul, y después de presentare al resto ahora debemos conversar.

  Toda esta situación de formalidad me tenía muy contrariado, ya que por información oficial mis padres habían muerto cuando yo tenía 10 años, en un accidente de auto, pero ahora había en frente a mí una mujer presentándome familia que ni siquiera sabía que existían, y vivían en una base intergaláctica.

  - Que demonios está pasando aquí, ¿quién eres tú? – grite.

  - A ver muchachito, así no fue como te eduque – respondió.

  - Tu no me educaste, a los 10 años me fui a vivir con Hill cuando ustedes murieron, y ahora apareces de la nada, que crees que piense.

  - Tranquilo hijo, todo a su tiempo – Dijo la mujer – Blanca ha venido a nosotros para que te ayudemos en tu misión, efectivamente estamos muertos, solo que después de la muerte en la tierra venimos acá y esperamos a que nos envíen a una nueva misión. Veras, la mayoría de las personas en la tierras son nacidos allá, pero ciertas personas somos enviados a hacer modificaciones que nuestros científicos creen importantes, un líder, por ejemplo, que en el futuro guiara a las personas, ese es tu caso, tú fuiste creado para guiar a la tierra, te convertirías en un presidente o algo así, hemos intentado guiarte para que cumplas tu objetivo, nuestra muerte era parte de ello, imagina un niño sin padres que creció solo, se convierte en presidente de la nación occidental.