Ingredientes para el mundo

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  - María necesito que sigas todas mis instrucciones al pie de la letra, si te digo al piso, te lanzas, si te digo corre, corres, si te digo vete sin mí, te vas – dijo Blanca tomando los hombros de María – acá no somos bienvenidas, y si nos ven harán cualquier cosa, incluso disparar sin preguntar ¿Entendido?

  María asintió con la cabeza.

  - Perfecto, sígueme – dijo Blanca.

  Las dos mujeres estaban en una habitación blanca parecida a un laboratorio, con equipos, tubos de ensayo, en las paredes había imágenes de personas que al parecer eran investigadas, muchas carpetas sobre los escritorios.

  - Ven María por acá – dijo Blanca en voz baja – ¿ves esa sala? Ahí tenemos que llegar.

  - Pero tiene dos guardias en la puerta – dijo María.

  - Los vi, yo los distraeré, tú entraras y te esconderás, ¿entendido? – pregunto Blanca.

  - Pero, este, yo – titubeo María.

  - Dijiste que me harías caso en todo – reclamo Blanca.

  - Tienes razón, hagámoslo.

 Blanca salió por la puerta en dirección a los guardias, con las manos en los bolsillos y aire despreocupado, caminaba lentamente, hasta llegar en frente a la puerta.

  - Hola muchachos – dijo ella, con una gran sonrisa – ¿Mucho trabajo?

  Ambos guardias mantuvieron silencio mirando en frente como nadie estuviera ahí.

  - ¿Por qué tan callados? – pregunto Blanca – les hace falta un poco de diversión – dijo dando un puntapié al primer guardia tomando su arma y salió corriendo por el corredor en dirección opuesta por donde había venido, ambos guardias corrieron tras ella gritando en un idioma extraño.

  - Muchacha loca – dijo María corriendo hacia la puerta.

  María llego a la puerta y se encontraba sin cerradura, la abrió lentamente para observar si había gente a su interior, afortunadamente no había nadie, o eso pensó, cerró la puerta tras ella y se escondió bajo un escritorio a esperar a Blanca. Los minutos pasaron y nadie entraba por la puerta.

  Blanca aparece por favor – pensó María con la mano sobre el brazalete – que hare aquí sola, no entiendo lo que dice, ni se lo que tengo que tomar, Blanca vuelve por favor.

  La puerta se abrió lentamente pero nadie entro, la puerta volvió a cerrarse sin que nadie la moviera.

  - María, ¿Estás aquí? – se escuchó una voz de hombre – Soy Pedro hermano de Blanca, vine a ayudarte.

  - Acá estoy – dijo María saliendo de su escondite - ¿Dónde esa Blanca?

  - Se está ocupando de otros asuntos, me conto de lo que ocurrirá, vine a ayudarte a juntar las cosas para que puedas salvar a tu gente – dijo Pedro – ten acá hay una lista tómala, encontraras todo lo necesario en esta habitación, está completamente detallada no necesitas de mi ayuda, yo iré a vigilar afuera para que puedas buscar tranquila, cualquier cosa yo te aviso.

  María tomo la lista y comenzó a revisarla, efectivamente estaba completamente detallado de dónde encontrar cada cosa necesaria, aunque básicamente eran 3 cosas, un pequeño frasco con unas especies de átomos, una maquina con pequeñas luces del tamaño de un celular y plano enrollado en un forma de tubo.

  - Pedro, ya tengo todo – dijo María.

  Pero desde afuera no hubo respuesta.

  - Pedro, tengo todo me iré – repitió María.

   La puerta se abrió rápidamente, era Pedro con cara de espanto.

  - Vete ahora mismo, vienen por ti – grito Pedro.

  - ¿Quien está ahí dentro? – se oyó desde afuera.

  - No pasaran – se oyó decir a Pedro.

  - Sal de ahí muchacho o tendremos que disparar – se escuchó gritar al guardia.

  - Ni lo sueñen – Grito Pedro.

  Una ráfaga de balas se escuchó al otro lado de la puerta, María quedo petrificada, y dejó caer los artículos que había recolectado, una seguidilla de pasos se oyeron hacia la puerta, María corrió a esconderse tras el escritorio, tomando en su camino casi todo, pero el rollo de papel quedo en medio de la habitación, la puerta se abrió de una patada, desde el escondite, María vio el cuerpo de Pedro en el piso completamente ensangrentado e inmóvil, María tuvo el impulso de gritar pero se tapó la boca con la mano, sabiendo que si la descubrían tendría el mismo final.

  - ¿Quien está aquí? – grito el guardia – sal inmediatamente o será peor.

   María se mantuvo en silencio, con los ojos llenos de lágrimas pensando en la muerte de Pedro.

  - Contare hasta 3, si no sellaremos esta sala al vacío y no tendrás oxígeno y morirás de todas formas, así que sal ahora – grito el otro guardia.

  - 1, 2, te lo advertimos, 3 – dijo el guardia, saliendo de la habitación, dando un puntapié al cuerpo de Pedro para cerrar la puerta.

   Una luz roja ilumino la habitación, una voz de mujer algo advertía en un idioma inentendible, pero se lograba comprender que no era nada bueno, María comenzó a sentir una presión en el pecho que no la deja respirar, lentamente sintió que su cabeza iba explotar.

  - Esto no puede terminar aquí –pensó.

Introdujo como pudo la maquina luminosa en un bolsillo de su pantalón y la botellita de átomos en la otra, con mucho esfuerzo tomo una bocanada de aire, y comenzó arrastrarse hacia el rollo de papel que había en el piso, lentamente se movía en dirección al plano, pero la sensación de falta de aire no la dejaba pensar claramente, estaba a unos pocos centímetros, pero ya no tenía fuerzas, y se mantuvo ahí.

  - Parece que no soy tan fuerte como creía – pensó, mientras retenía el aire, y su rostro comenzaba a enrojecerse – perdonen muchachos les falle.

  El cuerpo de María yacía en el piso a 10 cms. del plano, estaba inmóvil, pero hizo su último esfuerzo, estiro su brazo hasta tocar el plano, y golpeo el brazalete contra el piso, para intentar presionar el botón, golpeo uno, dos, tres veces, pero el botón no se acciono.

  - Maldito brazalete llévame a un lugar seguro – pensó María, levantó su brazo y lo golpeo con las pocas fuerzas que tuvo y se mantuvo inmóvil.

  María ya sin fuerzas sintió que su cabeza explotaría, no podía seguir así, sintió un fuerte mareo.

  - María, ¿Estas bien? –

  - Déjala esta inconsciente, subámosla al cuarto para que descanse se pondrá bien –

  - ¿Estás seguro Jack?, que estará bien.

  - Claro Alex, acompáñame si quieres.

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