Voluntad

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Al día siguiente volví a dirigirme a la casa de Gerardo para tener acceso a los cuarteles de las Golondrinas. Resultaba poco práctico, pero no conocía otra entrada. Me abrió el padre de Gerardo.

-Alan...- se quedó mirándome un momento. -Veo que Gerardo aun no te muestra las otras entradas. Pasa

Entré a su casa y fui por el mismo elevador de la otra vez hasta la base. Joan me acompañó hasta que llegamos a su oficina. 

-Tengo cosas que hacer, Lucas probablemente debe estar en el patio.- Me señaló el camino. 

-Genial. Muchas gra...- me detuve en seco. -¿Cómo supo que iba a entrenar con Lucas?-

Joan soltó una pequeña risa. 

-Sé muchas cosas, Alan. La información llega a mí casi sin esfuerzo. Es muy útil...- Joan paró un segundo. -Aunque no siempre bueno. En fin, ve a entrenar.

Joan caminó de largo y yo me dirigí al patio. Una vez ahí vi a Lucas. 

-¡Alan! Qué bueno verte. ¿Listo para lo de hoy? Tengo algo en mente.

-¿Qué planeas?

-Solo confía en mí.- Lo seguí por el corredor. -Te voy a ser honesto. Me tomé la libertad de espíar a la competencia y la verdad es que la tienes difícil. Los que se han inscrito tienen muchísimo potencial. De hecho, es tanto así que varios se están retirando. La última vez que revisé, solo había ocho inscritos. 

-¿Y cuántos eran al comienzo?

Lucas me miró seriamente. -72...- Quedé impactado. La cantidad había disminuido abismalmente.

-¿Cómo se supone que logre ganar para que Gerardo me entrene si me enfrento a Golondrinas superdotadas?- dije alzando la voz. Lo reconozco, grité a Lucas. -¡Estoy jodido!

-¡Cálmate!- me calló en seco. -No te alteres carajo.- Algo en la mirada de Lucas me produjo un escalofrío. Pero no duró mucho. -Justo a eso iba. Voy a hacer algo arriesgado. Voy a enseñarte una técnica especial, pero tienes que prometerme que solo la usarás en situaciones de emergencia.

-Claro, te lo prometo. 

Lucas me agarró la cara (segunda vez en la semana, ¿es una tradición hacerle eso al nuevo o qué?) -Escúchame. Y escúchame bien. -el escalofrío volvió- No la vas a usar a menos que no tengas otra salida ¿Entendido?-

-S... sí- dije asustado. Me soltó.

Muy bien, vamos al cuarto de entrenamiento. 

Una vez dentro del cuarto Lucas abrió una gaveta revelando algo que parecía un carrete de hilo, pero uno gigante. -¿Qué es eso?- pregunté mientras él desenrollaba un poco. -Un rollo de bandas elásticas gigantes.- De su respuesta me nacieron más preguntas, pero antes de poder decir algo, él habló. -Te voy a enseñar a multiplicar tu fuerza.

-No entiendo... ¿no se supone que para eso entrenábamos ayer? 

-No. Estaba entrenando técnicas de combate y de hecho aun nos falta eso, pero es más importante centrarnos en tu potencial máximo de fuerza o PMF abreviado. Aunque la mayoría le dice simplemente voluntad.

-Me estás jodiendo ¿no? ¿En serio me estas diciendo que solo con fuerza de voluntad puedo volverme fuerte? ¿Qué usan? ¡Magia!- dije burlándome.

-Cállate- me dijo serena y fríamente. -Y quédate quieto.- Lucas empezó a amarrarme con esa liga gigante. Me dio varias vueltas. Al principio traté de detenerlo, pero me detuvo con una fuerza que me recordó a la de Gerardo. No entendía nada, pero si un chico como Lucas podía tener tanta fuerza en su mano izquierda, me sobraban razones para asustarme. -Trata de zafarte.- Intenté sacar mis brazos de la atadura, pero era imposible. Entre más los movía, más apretaba. 

-Sacarte las bandas es imposible. La única salida que tienes es romperlas. La técnica que te voy a enseñar te permitirá hacerlo, pero requerirá mucha concentración.

-¿Qué? ¿Me vas a enseñar a "elevar mi nivel de poder" o alguna cosa por estilo sacada de un anime?- dije con cierto sarcasmo.

-Cerca, pero en realidad no tiene nada que ver con magia japonesa esto.  Este es el truco. Mira, tu cuerpo es raro. Igual que el mío y el de Gerardo y el de todos aquí. Eso nos da habilidades únicas, pero todos tenemos algo en común. Todos podemos controlar la producción de adrenalina a voluntad.- No estaba entendiendo. -Y nuestra adrenalina no es para nada común. Genera cambios bastante drásticos en nuestro cuerpo. Si sabes canalizarla bien, hace que tengas una fuerza descomunal.

-Wow...  ¿en serio?- Lucas me miró, sonrió, cerró los ojos y dio un golpe a la pared. Esta se resquebrajó. No podía creerlo. Lucas no se veía fuerte, pero acababa de agrietar una pared de concreto.

 -Sin embargo, eso tiene un costo. Como es un incremento de adrenalina forzado, el ritmo cardiaco se acelera abruptamente y los músculos pasan de flácidos a tensos en una fracción de segundo. Esto desgasta el cuerpo y usarlo de manera prolongada puede causar un daño irreparable. Por eso, tiene un límite de tiempo de uso continuo. Ese es el riesgo de liberar tu Potencial de Fuerza Máximo.

-Y... ¿cuanto tiempo puedo usarlo sin que sea peligroso?

Su respuesta me dejó helado.

-Cinco segundos...     


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⏰ Última actualización: Dec 12, 2016 ⏰

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