Nada mas entrar en el local, le llegó un delicioso aroma a café y cruasán. El sitio no estaba mal del todo. Estaba un poco recargado de decoración y había velas por todas partes. El suelo y las mesas eran de madera, quizá demasiado barnizada y las paredes estaban llenas de cuadros con mensajes positivos, tipo: "Sonríe, la vida te lo recompensará". Le pareció una estupidez.
Se sentó en una de las mesas cercanas a la ventana y se pidió un café con leche. No se había percatado de que estaba hambrienta y no había desayunado nada en todo el día, así que se pidió también un gofre de chocolate, fresas y nata montada.
No había casi nadie en la cafetería. Una camarera de unos veinte años iba de un lado a otro limpiando mesas que estaban de sobra más que limpias. "Podían dejar de perder el tiempo y traerme ya el desayuno" pensó con irritación. En un rincón se hallaban un chico y una mujer más mayor, manteniendo una conversación algo alterada. No lograba entender lo que decían pero la chica se levantó repentinamente montando un escándalo y empezó a gritar:
-¡Estoy harta! ¡Harta de ti, Vicent! Por mí puedes hacer lo que quieras, pero cuando estés en la mierda, no me busques. -Salió del local y pegó un portazo.
El chico parecía alterado, apretaba la mandíbula conteniendo la rabia. Probablemente fuera de su edad, incluso un poco más mayor. Tenía el pelo alborotado y una cara de querer pegar a alguien una buena paliza. "Qué nombre mas raro" pensó. "Vicent."
-Disculpe señorita, aquí tiene su café.- Le interrumpió sus pensamientos la camarera.
Isabella le dedicó una sonrisa algo falsa, le dio las gracias y empezó a engullir el gofre que tan buena pinta tenía. Minutos mas tarde terminó su desayuno y se arrepintió de haber comido tan rápido.Alzó la cabeza y su mirada se encontró con el chico que estaba sentando en el rincón. "¡Ay que vergüenza! Estaba comiendo como un animal..." pensó. Bajó la mirada, cogió el móvil y decidió escribir a Bruno.
Izzy-Hola, ¿estás?
Bruno-Sí, acabo de terminar mis clases de música. ¿Por?
Izzy-Eh, vente a una cafetería que han abierto nueva al final de la calle Bayview. Creo que se llama corazón de música o algo así. Al lado de la tienda de antigüedades.
Bruno-Ok, voy para allá :)
Al cabo de unos veinte minutos, un chico pelirrojo, desgarbado, con una vestimenta un poco peculiar (llevaba unas converse con calaveras y unos pantalones rojo chillón), apareció por la puerta. Se dirigió hacia ella y la envolvió en sus larguiruchos brazos.
-Hey. -Sonrió él. -Que tal te va Izzy.
-Con ganas de sacarme el desayuno que me acabo de zampar. Voy a potar.
-Si, hablando de eso... Tienes chocolate en la nariz.
-¡Mierda! Que vergüenza...-Se quejó mientras se frotaba con la manga la nariz.- Estoy teniendo unos días que dan asco.
-¿Y eso? -Bruno se sentó en una silla enfrente de mí. -¿La regla?
-No. Bueno sí. Aparte de eso.
-Pues dispara.
-Se trata de mi padre... Joder. -Hizo una pausa y tragó saliva. Después miró a los ojos a Bruno y continuó.- Es que creo que aún no ha asimilado lo de mi madre.
Al instante, Bruno perdió su sonrisa y se acomodó en la silla dispuesto a escuchar.
-¿A qué te refieres?
-Verás, ayer por la noche, ya bastante tarde, cuando me iba a ir a mi cuarto a dormir, escuché como mi padre hablaba con alguien en su habitación. Resulta que tenía la puerta entreabierta y me asomé.
-¿Y?
-Pues... Estaba hablando con mi madre, quiero decir, hablándole a la foto de mi madre. Al principio pensé que era una forma de desahogarse pero luego empezó a decir cosas como que volveríamos a hacer las cosas de antes, que seguro que estaba viva. Luego me ofreció a que hablara con ella también... Bruno, mi padre está perdiendo el juicio.
Bruno no sabía muy bien que decir. Su rostro mostraba más seriedad de lo habitual y parecía pensativo.
-Quizás deberías llevarlo a un psicólogo. A ti te fue bien pero recuerda que él no ha recibido ninguna ayuda desde... Ya sabes.
Isabella estaba perdida. Le dijo a Bruno que ya hablaría con su padre sobre ese tema a ver si estaba dispuesto a recibir ayuda psicológica. Sólo habían pasado dos años desde el accidente e Isabella parecía haberlo sobrellevado mejor. Estuvo un año destrozada, llorando a todas horas. Cuando parecía estar mejor, le daban ataques irremediables de ansiedad y volvía a decaer. Hasta que decidió que tenía que superarlo. Decidió afrontar cada una de las desgracias que le ofrecía la vida y poco a poco se fue haciendo más fuerte. Más resistente.
La conversación se fue animando un poco gracias a que Bruno le recordó el concierto al que iban a ir dentro de tres días.
-¿Sabes que me ha comentado Alice que alomejor lleva algo de alcohol? Se le va la puta cabeza.-Dijo poniendo los ojos en blanco.
Me reí y Bruno sonrió. Estuvieron un rato charlando hasta que Bruno dijo que se tenía que ir a casa a hacer un trabajo del conservatorio de música. Izzy se despidió de él y los dos se dispusieron a salir del local. Isabella echó una última ojeada por si aun seguía el chico llamado Vicent allí. Pero no había rastro de él.
Seguiré escribiendo ;)
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Corazón de Música.
Ficção AdolescenteSe podría decir que Izzy no tenía una vida perfecta, vivía en un mundo lleno de prejucios, desilusiones y gente tóxica. No todo le sale como cabría esperar. Hasta que todo cambia el día que decide ir a un concierto haciendo que su vida diera un vuel...