Corazón de Música.

Capítulo 11

-¡Izzy! -Oliver se acercó a ella y la estrechó entre sus brazos mientras Isabella intentaba procesar lo que estaba ocurriendo en ese momento. Cuando se quiso dar cuenta ante quién estaba ahora mismo apartó a su exnovio de manera  brusca y lo miró a los ojos buscando alguna explicación.

-¿Qué haces aquí, Oliver?

-Mi hermano trabaja aquí, ¿recuerdas? -dijo con una sonrisa. ¿Por qué parecía no estar arrepentido de nada? ¿Por qué sonreía como un gilipollas?- El que debería preguntar que haces aquí soy yo. Pareces salida de una jaula de leones.

El primer impulso fue contarle lo que había pasado pero se dio cuenta que Oliver ya no era una persona en la que no podía confiar y notó como la rabia se apoderaba de su cuerpo al contemplar la tranquila sonrisa del chico.

-Eres un hijo de puta.

-¿Qué?

-Hiciste una de las mayores putadas que podrías haber hecho y encima me abandonaste. Y por el colmo ahora me vienes tan tranquilo, como si no hubiera pasado nada. Huiste como un cobarde...

-Isabella yo...

-¡Qué te calles! Que sepas que ya no eres nada para mi y has perdido toda la dignidad que te quedaba. -Los ojos le echaban chispas y su respiración se encontraba agitada. -¡Ahora vete de aquí, Oliver, y espero no volver a verte nunca más!

Izzy notó que una mano se apoyaba en su hombro y al girarse contempló a su amigo Bruno cuya expresión resultaba estar muy seria.

-Ya la has oído, vete. -Añadió él, posando su fría mirada en la de Oliver.

Izzy se percató de que toda la comisaría tenía los ojos puestos en ella. Parecían no saber si intervenir en la discusión o no. En ese momento entró por la puerta un hombre de manera agitada cuyo aspecto estaba desaliñado. Era su padre. Izzy cerró los ojos por un segundo y dejó escapar un suspiro de alivio. Fue a encontrarse con él en un abrazo y más tarde se unieron Bruno y Alice a la conversación. Le explicaron a Patrick lo ocurrido con escasos detalles mientras él escuchaba atentamente con un gesto de preocupación mientras movía nerviosamente la pierna.

-Está bien, chicos, pagaré la multa. -los rostro de Alice y Bruno se iluminaron por un momento. -Pero con una condición, y es que no volváis a repetirlo. Os conozco desde hace mucho y sé que sois unos buenos chicos y ya tenéis suficiente edad para cuidaros vosotros solos. No diré nada a vuestros padres pero juradme que no volveréis a hacer nada de esto. El dinero ahora me da igual, ya me lo devolveréis más tarde.

Bruno y Alice se le quedaron mirando atentamente mientras asentían y empezaron a pedir disculpas y dar muestras de gratitud ante el gran gesto de amabilidad por parte de Patrick. Pagó la multa sin ningún problema, solo le dijo a la policía que él se ocupaba de todos los cargos. Más tarde, salieron de la comisaría, Izzy echó un vistazo hacia atrás por si volvía a ver a Oliver rondando por allí, pero no había ni rastro de él. Parecía sentirse aliviada por ello. Volvieron los tres en el coche de Patrick a casa. Había pasado más o menos las horas que habría durado el concierto, por lo que los padres de los chicos no sospecharon nada en absoluto, pensando que sus hijos habían pasado una noche increíble.

Isabella estaba agotadísima. La primera ahora que estuvo en el concierto le pareció increíble, tanto los teloneros como los Greeners. Después pasó el problemón con sus amigos y eso hizo que rompiera súbitamente toda la magia de la noche. Al llegar a su cuarto, se quitó rápidamente la chaqueta dispuesta a irse a dormir lo antes posible. Tiró la ropa en la silla, no sin antes percibir como un papelito blanco caía al suelo desde el bolsillo de su chaqueta. Se acercó con curiosidad para recogerlo y se dio cuenta de que había algo escrito. Un numero de telefono se encontraba escrito en la parte delantera y por detrás había una "V" mayúscula en mitad del papelito.