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Noah:

Medusa hablaba muy en serio.

—... y entonces me topé con este enorme cajón repleto de calcetines en oferta y dije "¡Tres por dos que ofertón!" Así que espero que aprecies mi bondad cuando uses los de sandías —dice Morfeo extendiéndome dos bolsas con ropa.

Me lo quedo mirando. ¿Este es el dios que pretende hacer algo contra Zeus? ¿Este es un dios siquiera? ¿Acaso se está burlando de mí?

Medusa exhala humo y tira el cigarro.

—¿Hablaste con Apolo? —pregunta cruzándose de brazos y él se queda callado—. Bien, te tragarás su escándalo solo.

—¡Perdí su número!

—Sabes muy bien que no lo necesitas.

—No me fastidies, Med. Una pelea a la vez.

—¡¿Y eso qué tiene que ver...?! —exclama ella y Morfeo me da las bolsas, las sostengo con algo de torpeza.

—Ya, ya, suficiente —masculla él y se gira hacia mí—. No sabía bien tu talle, supongo que te quedará un poco grande. Puedes lavarte si quieres, nosotros tenemos que vigilar el perímetro.

Ni siquiera le contesto y me alejo por la orilla del lago.

Miro por sobre mi hombro para asegurarme que se están yendo y me quito la chaqueta junto con la túnica para poder entrar al agua. Está helada, combinada con el frío que hace, pero es un chapuzón para quitarme la suciedad. Tengo que cortarme el pelo, está largo, enredado y sucio. Intento desarmar los nudos con los dedos una vez que está mojado, pero no sirve de mucho. Nunca lo había tenido así de largo, no lo soporto. Una vez que termino de asearme, uso la túnica para secarme un poco el cuerpo y reviso la ropa. Unos pantalones negros que sé que me quedarán enormes con tan solo verlos, una camiseta azul lisa y una chaqueta abrigada. Los calcetines con dibujos están al final de la bolsa, junto con algo de ropa interior.

Al parecer había oferta en bragas porque tienen gatitos estampados. Bufo y comienzo a vestirme lo más rápido que puedo para frenar el frío. Me calzo unas botas que venían en la segunda bolsa, sorprendida de que sean del talle correcto y estoy lista. Meto las manos en los bolsillos de la chaqueta, tratando de recuperar el calor un momento. El sol ya se ocultó por completo y puedo ver las estrellas en el cielo, aprovecho el momento de soledad y quietud para poder respirar con tranquilidad, para poder sentir el viento contra mi piel y admirar la noche. Una noche que codicie por bastante tiempo.

Para cuando vuelvo a donde está encendida la fogata, debo agregar algunas ramas para avivar la llama casi extinta. Dejo la chaqueta de Medusa a un costado y me abrazo las rodillas al pecho, entrando en calor. Me pregunto qué planean hacer para vencer la fuerza de Zeus y los demás dioses.

"Morirás aquí" Susurraba Hécate en mi oído todas las noches, avivando mis peores pensamientos. "Y nunca volverás a ver a tu familia. No tendrás paz, nefilim". Luego me hacía sentir como si me calcinaran las entrañas. "No tienes nada más que el favor de Thor", decía con odio. Ella solía venir seguido después de las sesiones de tortura, pero a veces eran otros los que se acercaban a intentar romperme, a llevarme a un extremo con tal de sacar el supuesto poder en mi interior.

«Van a caer. Uno por uno».

Un sabor amargo me llena la boca mientras mantengo la mirada fija en el fuego. La soledad es cómoda hasta que los recuerdos empiezan a salir de su escondite. Cuando salgo de mi trance, noto que estaba clavando mis uñas en mis brazos. Miro mis manos, temblorosas, con las uñas rotas y deformadas. No pude limpiarlas muy bien en el lago, pero planeo terminar de asearme cuando lleguemos a la casa de Apolo. De tan solo pensarlo se me revuelve el pecho, desearía no tener que estar con más dioses griegos, en especial aquellos con una fama como la de él.

Los Brazos De Morfeo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora