Capítulo 7. Emma

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Abrazaba a RJ, mi caballo de peluche, no porque yo tuviera miedo, porque soy un valiente caballero que no le teme a nada. Pero él era un poco cobardica y esos señores tan raros que querían ser mis papás le daban escalofríos.

Pero Regina apretaba mi mano mientras nos acercábamos a la puerta y eso estaba bien, porque sabía que era su manera de decirme que no me iba a dejar y que me protegería. Y yo la protegería a ella. Como hacen las familias.

Nunca he tenido una mamá de verdad ni una amiga, nadie que me cuidara como Regina lo había hecho y yo entendía que no podía quedarme con ella para siempre, no soy tonta. La magia me había llevado con ella. Regina aún no sabía por qué, pero yo sí. Era mi secreto. Se lo contaría, pero todavía no.

La puerta se abrió y la otra Emma nos dejó pasar. En cuanto vi a los que me habían tenido secuestrada y alejada de Regina, me escondí detrás de ella, recordando el ridículo que esos dos tontos me habían hecho pasar con el vestido rosa. Me da igual que fueran mis verdaderos papás, hay cosas que una hija simplemente no puede perdonar, y una de ellas es un vestido rosa.

- No tengas miedo, cielo – me dijo Regina, siempre con aquella melodiosa voz – no dejaré que vuelvan a hacerte daño. ¿Por qué no coges tus colores y te pones a pintar?

- Vale.

Cogí mi mochila y me coloqué en la mesita de café del salón, llenando la superficie con mis hojas de papel y mis lápices de colores. Nunca había tenido tantas cosas que fueran mías de verdad. RJ también estaba conmigo, él me ayudaba a decidir qué colores usar. Sabía que Regina sería una gran mamá, se lo había dicho muchas veces a RJ.

- Vaya, mini-yo, bonito peluche. – Mi yo grande se sentó frente a mí inspeccionándome.

- Se llama RJ.

- Un nombre curioso para un peluche.

- Es Rocinante Junior, porque Regina tenía un caballo llamado Rocinante y ahora yo tengo a su hijo y lo cuido, como Regina me cuida a mí.

- Eso es todo un detalle por tu parte, pequeñaja. ¿Y qué estáis haciendo RJ y tú?

- Vamos a hacer un dibujo para Regina. Porque ella siempre los pone en la nevera aunque no quede bonito y a RJ y a mí nos hace sentir especiales. Sobre todo, a RJ.

- Claro. – No sé por qué Emma Mayor puso esa cara de no creerme. – Sobre todo, a RJ.

Cogí el color negro primero para hacer el bonito pelo de Regina.

- Oh, vaya, que contrariedad- Escuché que era la señora mamá-loca la que hablaba. – Nos hemos quedado sin helado para el postre. Yo creía que teníamos. Regina, ¿ya que eres la última en llegar y todavía no te has quitado el abrigo, te importaría ir a comprar?

- Yo...

- Será solo un momento. Seguro que Henry y la pequeña Emma quieren helado.

- Claro.

¿Querían que Regina se fuera? No, no, no...

- ¡Regina! – Corrí para abrazarme a su pierna. – No te vayas, por favor.

- Cielo, no voy a tardar nada, lo prometo. Emma grande y Henry están aquí para cuidarte y yo vendré enseguida con mucho helado.

- Pero, Regina – me acerqué un poco más para poder susurrarle al oído porque ella se había acuclillado para ponerse a mi altura- me dan miedo.

Mi Pequeña Emma (Original)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora