Emma me mantenía sujeta por el brazo en mitad de la calle. Mi mirada estaba nublada por las lágrimas que no me permitía derramar en público, pero la suya brillaba bajo una nueva luz que no lograba discernir.
- Lo recuerdo todo. – Dijo de pronto.
- ¿El qué?
- Estos días contigo, Regina, los recuerdo como si los hubiera vivido. No. Los recuerdo porque los he vivido.
- Me alegro, Emma, pero de verdad que no puedo...- Necesitaba irme. No podía ver más ojos verdes recordándome lo que acaba de perder. Algo que, en realidad, nunca me había pertenecido.
- No. No te vayas. Déjame que te explique, Regina. Algo ha cambiado dentro de mí en el momento en el que la pequeña Emma ha desaparecido. – También me había pasado a mí, algo se había roto al perderla. – No solo han llegado los recuerdos, sino también las sensaciones. Me hiciste ser más valiente, Regina, gracias a ti dejé de temer a la oscuridad y, cuando volvieron a encerrarme en aquella buhardilla, ya no tuve miedo, ya no lloré. Podía sentarme en silencio y pensar cuentos sobre caballeros y reinas que vencen a dragones. Ya no le tengo miedo a la oscuridad, no le tengo miedo a la soledad...
Por qué me hacía eso, por qué me decía aquellas cosas, cuando lo único que quería era abrazarla para volver a sentirla cerca.
- Vale, Emma, pero yo necesito marcharme.
- No. – Tiró de mí bruscamente hasta que nuestros cuerpos se unieron. Podía sentir el latido desbocado de su corazón, ¿o era el mío? A quién le importa. – Hay algo más dentro de mí, algo que no era nuevo, que he sentido desde el momento en el que te vi, pero que ha ido creciendo cada día al verte con Henry, al verte con la pequeña Emma y que, ahora de golpe, casi ha hecho estallar mi pecho. – Suspiró pesadamente. – Me hiciste sentir especial, querida, y sé que tiene que significar algo.
- ¿Qué pretendes decir Emma? Claro que significó algo. Ella... tú... - Estaba demasiado cansada para aquello, no lograba pensar con claridad.
- Regina, escúchame. Tendría que haberte dicho esto hace mucho, pero lo hago ahora. Te quiero. – Eran ya dos las manos que aferraban mis antebrazos obligándome a mirarla a los ojos.
- No lo dices en serio. – No podía ser. ¿Cómo iba a ser? Dios, yo soy la villana, a mí no se me permite encontrar mi final feliz. Había perdido a mi único atisbo de felicidad en mucho tiempo, era imposible que el Destino me la devolviera.
- Más que nunca, Regina, te amo. Créeme. – Y sonaba tan desesperada, Dios, yo estaba tan desesperaba que deseaba que fuese cierto, pero...
- No puedo creerlo.
- ¿Por qué no?
- Porque te perderé. Es lo que hago siempre. Es mi destino. Emma, déjame, olvídame, será lo más fácil.
- Nunca podría olvidarte Regina. Todo lo que sé es que, hace mucho tiempo, cuando tenía cinco años, estando sola y desesperada, rogué por encontrar a alguien que pudiera amarme por quién era y la magia me llevó a ti. Y mientras siga siendo así, mientras sienta en mi interior que puedes amarme, no me rendiré. Seré tu caballero en brillante chaqueta roja.- Me dijo sonriendo.
- Emma, ¿no ves que es demasiado difícil? Por favor, tú todavía tienes la oportunidad de ser feliz. Déjame ir.
Me deshice de su agarre con la firme intención de alejarme y le di la espalda.
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Mi Pequeña Emma (Original)
FanficUn deseo formulado en la más terrible soledad traerá una consecuencia inesperada. La pequeña Emma Swan, de 5 cinco años, aterriza en Storybrooke. Pero solo una persona es capaz de comprender realmente lo que la niña necesita, que alguien la quiera t...