La Primera Vez...(chicoXchico)

3

Al parecer la noche había caído y todos continuábamos en ese lugar sentado en una esquina, Ana y Alex, Antonio y María, su esposa, la cual cada media hora curaba su herida, según lo que Natt me había contado y claro yo el que no servía para nada, el que por alguna razón había perdido la vista— ¿Jace estás despierto?—pregunto Natt moviéndome un poco—sí, no puedo dormir— suspire y deje caer mi cabeza en su hombro—pero me duele un poco la cabeza—termine diciendo para que luego la respuesta anterior se volviera una mentira

Al despertar ya era de mañana y al abrir los ojos ya no estaba todo negro, pero aun así no podía distinguir las cosas—Jace— de repente era apretado fuertemente, mi madre me estaba quitando del oxígeno—cariño, pensé que habías muerto cuando vi las noticias— me soltó en el momento justo, ya que estaba por desmayarme gracia a la falta de aire.

—donde

— En el hospital—me interrumpió ella— el doctor dijo que además de tu ceguera lo demás estaba todo bien—

al oír esas palabras sonreí y llore a la vez

—todo bien—repetí llevándome las manos a los ojos—también dijo que la causa fue una contusión o más bien un gran golpe en la cabeza, pero aun así podrás recuperar tu vista, la recuperación será lenta—

mi madre se escuchaba preocupada, le mire fijamente o eso trate, busque su mano y la tome, luego acaricie su rostro toque todas sus facciones, ella no solo se escuchaba preocupada en verdad estaba muy preocupada

—Mama no te preocupes, todo estará bien— ella suspiró y volvió a abrazarme, pero esas palabras no del todo eran para calmarla a ella, sino que eran más para calmar mi dolor.

Después de eso el doctor me dio el alta y me dejo en observación, cada dos meses debía ir a verle, así se pasó el tiempo y yo fui confinado a estar solo en mi casa y a escuchar y leer

Ya habían pasado tres meses y la mitad del año estaba cerca, aunque no me gusta admitirlo, extrañaba el instituto, esta tarde mis padres y Mati se preparaban para una elegante cena, claro está que yo me negué, no iría a chocar con las cosas que estuvieran frente mío además ellos estaban tan acelerados, trajes, peinados, perfume, se podría decir que la casa tenía todo tipo de olores(a perfumes combinados).

Mientras ellos corrían por la casa tratando de peinar decentemente a mi hermano, yo veía o mejor dicho escuchaba la televisión, cosa que no tenía mucha gracia.

El timbre interrumpió el programa que escuchaba al igual que mi madre gritándome desde la segunda planta—Jace cariño podrías abrir la puerta por favor—suspire, esos días en que mi familia tenían que presentarse a las cenas importantes de la empresa de papa eran un fastidio

—claro mama—conteste para luego musitar de mala gana

— claro manden al ciego a abrir la puerta—no estaba muy acostumbrado aun a mi ceguera, pero fácilmente podía abrir la puerta cosa que hice unos minutos después de escuchar el grito de mi madre, ya que pasar de la sala a la puerta fue todo un reto para mí.

—perdón por la demora, adelante— no sabía quién era, mi recuperación de tres meses solo me dejaba ver blancas siluetas—no te preocupes—di un saltito al sentir que esa persona sostuvo la mano y con cuidado me llevo a la estancia en ese momento mi familia bajaba ya arreglados porque otra razón bajarían—o Natt gracias por venir—

—¡¡Natt¡¡—exclame sorprendido

Mi madre comenzó a reír de seguro, ya había puesto una cara—Jace él te cuidará esta noche—me aclaro mi padre mientras le arreglaba la corbata a mi hermano, era evidente porque Mati refunfuñaba

Solté la mano de Natt y camine hacia la silueta de mi padre, le toque el hombro y él se apartó, con cuidado me agache frente a mi hermano y le acomode la corbata como se le adaptara mejor a él.

Sentí sus manos sobre mi rostro, cerca de mis ojos—Jace perdón—comenzó a llorar, yo le abrasé fuerte—fue mi culpa, si yo no hubiera pedido...—

le cubrí la boca y negué con la cabeza—no es tu culpa, Mati solo paso lo que tenía que pasar—me deshice de sus lágrimas y le desordene el cabello, ganándome un reto por parte de mi madre—no sabes cuánto me costó arreglarle el cabello, por dios—Mati rio y yo sonreí, luego de eso ellos se fueron y hay quede yo frente a la puerta.