Día soleado.
Lo bastante como para que Em cayera en un desconsolado llanto
Ni un poco de viento recorría su cabello recién lavado.Em se encerró en su habitación a llorar, no quería que nadie escuchada sus penas, no quería sentirse indefensa.
Abría la ventana cada cierto tiempo para verificar si cabía la posibilidad de que hubiese viento aquel día.
Nada, absolutamente nada toda la mañana hasta la oscura noche
Lloro por horas, gritó al ausente viento "¡Prometo no volver a fallarte, por favor vuelve!".
Pero aun así seguía todo tan vacío, triste y desesperante para Emily
Estuvo ya a las 3 a.m alistando su vestido, sabía y tenia más que claro que su viento ya no estaría por hoy
Pero no quería seguir decepcionandolo.Peino su lacio cabello lentamente, sin prisa.
Estuvo hasta las 6 de la madrugada así, no sentía más ganas de nada.
Dejo de peinarlo después de poco, porque con la ventana abierta sintió un pequeño cosquilleo en las piernas desnudas, sintió calidez y frío a la vez.Su tan querido viento estaba calmado, como las mañanas en las que Em solía ir a la escuela de pequeña.
Desde ese momento, teniendo tan solo unos 9 años, comenzó a encariñarse con el viento, al principio como un simple amigo.Em lo quería.
Em lo deseaba.
Em lo soñaba.
Para Em, él era todo lo que quería.