Prólogo

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Mi nombre es Melody Goldstein. Tenía 11 años de edad cuando ingresé a Hogwarts, recuerdo que ese día estaba emocionada pero a la vez preocupada. Yo no era una niña que podía hacer amigos fácilmente, pero mi meta sería tenerlos, no sabía cómo pero quería hacerlo. Decidida y con la esperanza de que algo muy bueno estaba por comenzar.

Entre al tren, y sentí un alivio al ver un vagón con pocos estudiantes pero una cabina totalmente vacía, un gran espacio para mi sola, aunque sentía una alivio, sabía que si no salía de mi burbuja no iba a lograr mi meta antes dicha. Soy torpe para explicar esas cosas. Estaba vacío, con el ambiente cálido y tranquilo, me senté y dirigí mi mirada hacia la ventana, observando cada detalle de lo había afuera hasta que un golpeteo en la puerta me saco de mis pensamientos, voltee a ver y era un chico castaño claro, casi a lo pelirrojo, con muchas pecas, demasiadas pecas, y ojos tímidos.

— Disculpe, ¿puedo sentarme aquí? Si no le molesta— Dijo el chico. Solo me miro de reojo, cabizbajo

— Por su puesto que no, es todo un placer, por favor toma asiento— lo invité. El accede, aún con cabiz bajo. Yo tratando de evitar presión comienzo a presentarme— Mi nombre es Melody, Melody Goldstein— el levanta un poco su rostro, mirándome, cómo si dudará en presentarse o no—. ¿No me dirás el tuyo?

—Mi nombre es Newton Artemis Fido Scamander—tiende su mano para que yo pueda estrecharla. Acepto de inmediato—. Pero... puedes llamarme Newt— su timidez poco a poco se esfumaba. A tal punto de que pude visualizar una sonrisa en su rostro, poco notorio pero pude verlo.

—Es un placer, Newt— Le devolví la sonrisa.

— Lo mismo digo Melody— respondió. La confianza aumentaba, y la presión disminuía. Aunque por su parte, el parecia  como si en algún momento lo fuera a juzgar.

El silencio invadió el lugar, no tenía tema de conversación o algo que se me viniera a la mente. Hasta que mis ojos captaron el borde de un libro que se encontraba entre sus brazos. Sobre criaturas mágicas. Un buen tema para romper este silencio.

— Veo que cargas un libro...—el acomoda mejor su libro, algo apenado— ¿Te gustan las criaturas mágicas?

— La verdad es que si. Tengo la meta de poder escribir sobre ellos algún día, cómo protegerlos y crear conciencia de que no son una amenaza— pauso y respiro un poco— ¿A ti te gustan?—titubeó un poco.

— Digamos que pienso de la misma forma que tú, no creo que sean un amenaza, incluso algunas criaturas son de lo más maravillosas—sonreí, y el no perdía la atención sobre mi—¿te gustaría contarme más?

Durante todo el viaje, no parábamos de hablar, incluso el habia perdido un poco la timidez. Reíamos, leíamos más libros ya que no era el único que tenía, incluso me hablo de criaturas que él había visto en persona. Ese día sabía que había encontrado a un amigo, pero lo que no sabía es que con el paso del tiempo, él se volvería mucho más que eso...

Amortentia (Newt Scamander) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora