SIETE

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Llegue a mi dormitorio, todas mis compañeras estaban charlando. Era un ambiente muy acogedor y agradable. Muchas de ellas no hablan conmigo, nos vemos como compañeras pero es todo, no somos amigas, no tenemos tanto relación en hermandad. Llegue a mi cama y me senté en el borde de esta.

Saque el libro de pociones para darle una última hojeada antes de entregarlo al profesor Dumbledore, sabía que mi tiempo con este libro estaba por terminar, pero por el bien mío y de los que me rodean por experimentan sin autorización ni cuidados.

— ¿Que estás leyendo?— Cuestiono una de mis compañeras. Quien era muy dulce, he trabajado con ella en proyectos pero jamas la formalice como una amiga. Nunca supe su nombre, es curioso.

— Nada, son solo garabatos— le respondí con una sonrisa. Guarde mi libro debajo de mi almohada.

— No, creo que sea buena idea tenerlo ahí—me sugirió, refiriéndose al libro—, ¿Tú nombre es Melany, no?—pregunto curiosa.

— De hecho es Melody—rei, producto de su confusión— Es curioso, nunca supe tu nombre—supongo que esta vez ya tendría una nueva amiga, y no la note hace mucho tiempo.

— Annelise, Annelise Reclow—Me sonrio, y estreche mi mano con la suya—, yo tampoco sabía el tuyo, solo te conocía por Goldstein. Ya que los profesores te llaman mucho la atención.

—Lindo nombre—Le hable de igual manera, estaba contenta de que tendría otra amiga—, sería sorpresa si un día los profesores no lo hicieran.

—También me gusta el tuyo, ¿quieres pasear mañana? Sé que apenas sabemos nuestros nombres pero siempre crei que te gustaba estar sola—comentó, se sentó

— No soy muy buena haciendo muchos amigos— comente.
— Los amigos llegan en los momentos correctos.

Y así fue, hice una amiga, hablamos por horas hasta que llego la hora de dormir, de verdad creo que al fin tendré a alguien con quien compartir en esta Casa.

Llego la hora de dormir y cada una se fue a acostar. Al día siguiente como era habitual, me levanté antes que las demás. Me vestí el uniforme, y después hice mi cama. Lleve conmigo mis libros y por su puesto el libro de pociones para entregarlo en la clase de defensa.
Tenía un hambre enorme, no había desayunado, me dirigí al gran comedor para poder comer un poco. Al llegar al gran comedor, solo están desayunando lo profesores y unos que otros alumnos más que eran igual de tempranos que yo.

Vi entrar al gran comedor a un muchacho de cabello color cobrizo, el uniforme desarreglado como si se lo hubiese colocado con prisas.

Al entrar pareció estar confundido, dio un vistazo a su reloj de bolsillo y resopló, con solo ver esa escena, deduje que se levantó con prisas creyendo que iba a tarde al desayuno. Y como si lo llamara con la mente, su vista se dirigió a mi lugar. Apoye un codo en la mesa y mi mentón en la mano, sonrei divertida de su reacción, y levante ambas cejas por un segundo.

Sonrió de la misma forma, y se acercó a mi.

— Buenos días Newt—Salude cuando llegó a mi lugar, sentándose a mi lado, empezando a comer—. ¿Se te hizo tarde?

— Pensé que si, un compañero me dijo que todos ya habían desayunado y que se me hacía tarde—explicó—, no quería perderme el desayuno ni las clases. Ahora estoy desayunando antes que todos.

Amortentia (Newt Scamander) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora