Capítulo 2

2.6K 370 141
                                    







Capítulo 2

Yuri

Actualidad, Rusia

Llevaba más de dos horas sin poder pegar el ojo otra vez. Pero no era insomnio o falta de cansancio, no esta vez.

No podía dormirse porque no podía soportar la sangre. O los gritos.

Yuri Plisetsky había tenido el sueño más extraño de sus 18 años. No solo había soñado que era un soldado japonés de hace más de medio siglo (Un soldado que lucía como cerdo, para colmo) sino que había soñado a todo color un confesionario con torturas.

A Yuri nunca le había molestado el gore o las cosas sangrientas. De hecho, le gustaban mucho las películas donde se arrancaban la cabeza o se retorcían los intestinos.

Pero ese sueño...

No era nada que hubiese vivido alguna vez. Todavía podía oler la sangre del rebelde Seung-Gil Lee. Recordaba exactamente como se veían sus dedos luego de que le arrancaran las uñas y tenía marcado a fuego el momento en que su mirada impenetrable se fundía con una de terror. Un terror que aumentaba cada vez que el chico se rehusaba a hablar.

Aun así no dijo ni una palabra.

Aunque si solo hubiese sido eso, Yuri podría haber dicho que era una pesadilla.  Pero el sonido de las olas a bordo del Nagato, la sonrisa de Phichit, la brisa marina, el último abrazo de Hiroko...

Era extraño. Era espeluznante. Yuri casi podía sentir en su lengua las palabras pronunciadas en perfecto japonés, ¡Cuando él ni siquiera sabía decir más que arigato o sushi!

Recordaba cómo se sentía ser el soldado Katsuki, las dimensiones de su (propio) cuerpo, el tono de su voz, sus pensamientos. El dolor. La soledad. La ansiedad de ir a la guerra.

¿Qué podía significar aquello? Si el abuelo estuviera en casa probablemente le hubiese dicho que había visto demasiadas películas antiguas.

Con todas sus fuerzas intentó olvidarlo y dormirse. No consiguió ninguna, por lo que cuando la alarma sonó, se calzó el abrigo y se fue para la Academia.

* * * *

Muchos podrían preguntarse sobre Yuri Plisetsky y su educación. La verdad es que había sido educado en casa por su abuelo para que pudiese dedicarse a su sueño del patinaje sobre hielo. Pero él todavía no competía profesionalmente como Mila, o el odioso de Leroy.

Le gustaba estar en las sombras y disfrutar del hielo y su soledad.

Yuri jamás había encajado en las escuelas. O porque era muy antisocial o demasiado agresivo. Las maestras lo miraban con recelo y los niños se burlaban que parecía una niña hasta que el pequeño les bajaba al menos un diente o les hacía sangrar la nariz.

El abuelo jamás pensó mal de Yuri. Simplemente se dio cuenta que su nieto no era una persona que supiera cómo manejar situaciones sociales. Con el tiempo aprendería, le había dicho una vez.

–                   ¡Buenos días, Plisetsky! La verdad es que ya me estaba preguntando a dónde habías ido esta semana y si era verdad que no querías pasar tiempo con el rey...

¿Por qué a mí?

Yuri giró sobre sus pies y se encontró con el ser más nauseabundo que la Tierra había tenido la desgracia de ver nacer.

Jean-Jacques Leroy.

Su vida era demasiado injusta ¿Qué no podía volverse de una vez a Canadá? Para mayor inri, JJ actuaba como si Yuri de verdad estuviera interesado en ser su amigo.

Hasta que los días nos unan otra vez [Viktuuri/Otayuri] - YURI ON ICEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora