02

2K 143 1
                                        


Bostezó sonoramente, sus horarios en la universidad comenzaban desde la tarde, en cambio su compañero de piso tenía los horarios más horribles que podías imaginar, a las 7:30 de la mañana. Miró el reloj en su celular, aquel pequeño aparato era su todo, agenda, despertador, medio de comunicación para trabajos, USB y demás, al igual que para su compañero. No pasaban de las 8:30 y el deseaba de nuevo acurrucarse sobre las mullidas frazadas, cuando de pronto notó algo. Aquel bulto blanco al costado de su celular.

-Hay no – dio un largo suspiro cansado.

Se acurrucó a las frazadas con fuerza como tratando de olvidar que lo había visto, pero no pudo hacerse el desentendido mucho tiempo. Se destapó de una vez por todas y se empezó a cambiar. Con una polera prestada, jeans y sus lentes de marco grueso, parecía un verdadero Nerd. Pero no importaba, lo que tenía que hacer no duraría ni 20 minutos si salía corriendo y en el caso de encontrarse con su compañero de piso, darle el bulto y volver corriendo. Sin demorarse más cogió su llave y el celular blanco de Iwa-chan.

Maldito el momento en que se olvidó el dichoso aparato. Probablemente no se había dado cuenta aún, pues en este momento Iwa-chan tiene clases de Ingeniería de materiales. No sabía cómo Iwa-chan teniendo un cerebro tan cuadrado, se había apuntado a una carrera tan difícil como lo era la de Ingeniería Civil, muchas veces tuvo que ayudarlo en sus clases de física para que pudiese pasar raspando. Increíblemente era bueno con respecto a todas esas cosas referentes a mezclas de concreto de las cuales Oikawa no quería ni saber.

Se sabía su horario de memoria, y fue fácil ubicar el laboratorio en el que se encontraba. Haciendo uso de todo el carisma que tenía en ese momento, porque recién levantado podría ser el mismo diablo, tocó la puerta varias veces, antes que un hombre que bordeaba los 50 le abrió con mala cara.

-Lo siento – dijo inmediatamente al ver el semblante del hombre viejo.

-Ya es muy tarde jovencito para entrar en mi clase.

-No es eso profesor, sólo necesitaba entregar esto. –dijo mostrando el celular.

El profesor abrió los ojos como tratando de enfocar la vista para reconocer el aparato. Su rostro cambió a uno más serio y Oikawa aun en su taciturnidad se dio cuenta de eso.

-Me lo dio una amiga mía, por favor no ataque al mensajero. Me dijo claramente que se lo entregara a Iwaizumi que va en esta clase.

El susodicho que estando sentado en los asientos traseros del salón, no había reparado en la presencia del intruso, por consiguiente seguía resolviendo unos ejercicios que habían dejado minutos antes. Cuando escuchó su nombre tuvo que alzar la vista a la fuerza, más aún tuvo que levantarse e ir al frente de manera presurosa al reconocer a su novio tratando de no ser decapitado por el profesor.

-Lo lamento, eso es mío profesor. Debo de haberlo olvidado.

El hombre pareció reconocer a Hajime como un buen alumno, así que permitió la transacción y le dio una advertencia de que nunca más vuelva a ocurrir. Oikawa pudo haber esperado a que su novio salga de clases pero aún no desayuna y quiere volver a las tibias frazadas encima de la cama que había dejado sin tender.

-Sé más cuidadoso Iwa-chan. Te lo dejaste olvidado en la cama.

El susodicho no pudo ni responder pues, los chismosos de sus compañeros quienes habían estado escuchando la conversación desde el principio, entendieron que Hajime se había olvidado el celular en la cama que él y la supuesta amiga del castaño habían estado. Las burlas no se hicieron esperar, pronto había muchos chicos mandando besos en broma y otros tantos silbando haciendo referencia a la "supuesta buena noche" que había tenido.

Oikawa ató cabos rápidamente y antes que una guerra civil empezara dentro de Iwa-chan decidiendo entre mandarlo a la guillotina o no, decidió huir. Se despidió con la mano y salió corriendo como alma que se lo lleva el diablo.

*°*°*°*°*°*°*°*°*°*°*°*°*°*°*°*°*°*°*°*°*°*°*°*°*

Ya eran las 10:45 de la noche. La jornada de Oikawa también era pesada a su manera, estudiar parapsicología. Los libros llegaban a montones, tomos interminables de tapa gruesa que eran tan enredados y tan extensos, que parecían una mezcla bizarra entre el Quijote y las mil y una noches.

Demoró unos minutos en la puerta del departamento que compartía con Iwaizumi. El lugar se le hace tan confortable ahora, pero cuando llegaron fue un completo caos tratar de congeniar en la vida diaria y poder vivir en las incomodidades de un sitio alquilado. Sin embargo no se lo imagina de otra manera, el que haya podido seguir sus sueños junto a la persona que ama es el único propósito de vida en estos momentos. Sin embargo después del espectáculo en la mañana no sabe si su futuro peligra. ¿Estará muy enojado?

Tomando valor subió las escaleras y entró a la casa.

-Ya llegué – dijo, tratando de que su voz no sonara forzada.

-Hasta que por fin. – dijo Iwaizumi desde la cocina.

Oikawa estaba algo temeroso aún, pero asomó la cabeza para ver qué tal de humor estaba su novio. Fue una grata sorpresa ver a Iwaizumi completamente relajado esperándolo con una media sonrisa y los brazos cruzados. Pero lo que desató completamente la euforia de Oikawa fue lo que vio sobre la mesa.

-Hay no me digas que tu...

-Ni lo menciones, sólo es un favor por otro favor.

-TE AMO IWA-CHAN

-Eres un interesado

-¿Estás celoso?

-Y una mierda

-Siii estás celoso.

-No jodas, no estoy celoso de unos malditos panes de leche.

Iwa-chanaún después de las burlas había sido salvado por Oikawa al haberle alcanzado el celular, ese día le fue indispensable, así que de alguna manera había llegado a casa con varios paquetes de panes de leche que tanto le gustaban a su novio. Iwaizumi parecía muchas veces indiferente con Oikawa, pero solo era el resultado de conocerse durante tantos años, pero en realidad era todo lo contrario, aún más en la intimidad de ese pequeño apartamento que ahora llamaban hogar. Y así era el futuro perfecto que Oikawa estaba planeando y ya había empezado a construir. 

Drabbles Iwaizumi x OikawaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora