1 capitulo

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Katherine

He estado encerrada en el castillo durante mis quince años de vida junto a mi familia. Si bien es un lugar inmenso colmado de riquezas, siempre he querido visitar otros lugares que están fuera de estas cuatro paredes, los paisajes que se ven a través de las ventanas son muy hermosos, desde bosques con grandes árboles y flores de mil colores hasta las pequeñas casas del pueblo que se ve a lo lejos.
También me gustaría ver a una verdadera familia, al menos para saber si la mía es igual a la de los demás.
Vivo con mi padre y mi hermano pero no suelen hablar conmigo, he llegado a pensar que no me quieren pero eso es imposible porque todas las familias siempre están muy unidas y felices según los libros que he logrado sacar a escondidas de la biblioteca. Tal vez mi padre y mi hermano solo estén un poco ocupados.
Doblo por el pasillo y llego a mi primera clase del día: encantamientos. Estoy obligada desde mi nacimiento a estudiar dentro del castillo con profesores que vienen hasta aquí. ¿Es lo único raro? En absoluto. Sus rostros siempre están cubiertos. Los reconozco a cada uno por su voz.
- Como está señorita?
- Muy bien, gracias profesor Rossi

No me gusta tener que tratar así a mis profesores, les tengo mucho respeto pero siempre hablamos como desconocidos, ¿no se supone que debemos ser amigos?

- ¿Practicó el encantamiento que le deje la última clase?
-sí, profesor...
- Quiero verlo
- Como diga señor...

El encantamiento es de un nivel medio, pero siempre me impresiono mucho al hacerlo y no he podido avanzar... Se supone que es para hacer que alguien que murió, pueda volver a la vida por unos minutos y hacer el cambio de vida a muerte a otra persona. Es difícil de explicar. Solo que como yo no estoy capacitada para hacerlo, tengo que practicar con insectos.
Miro con tristeza a las cucarachas que tengo esta vez no me gustan este tipo de encantamientos. Apunto con una mano a la cucaracha que tengo más cerca y digo:
- ¡Mortem!
La cucaracha muere en seguida, si estuviera sola habría llorado por ese pobre ser, no merece ser tratado como rata de laboratorio.

- Bien, termine el encantamiento de una buena vez-  dice el profesor Rossi en un tono bastante tosco.
- Sí, señor

Para hacer que la otra cucaracha muera a cambió de la que está tendida sobre la mesa debo hacer un símbolo común para los demonios, agito las manos en el aire haciendo este signo tan peculiar, pero de repente aparece una abeja y me distrae de lo que hago, muevo mis manos para que se valla y arruino lo que estaba haciendo.

- ¡¿CÓMO ES ESTO POSIBLE?!
- Lo... lo siento profesor- digo a punto de llorar
- Hasta su hermano hizo perfectamente ese encantamiento la primera vez, ¿Cómo puede ser alguien tan inútil?
- Por... Por favor de... Déjeme inten...
-  ¡DEJE DE BALBUCEAR!
-¿Me dejaría intentarlo de nuevo?
- Lo hará la próxima clase y si no logra realizarlo se marchará de este castillo como la deshonra de la familia Volkof. Yo mismo me encargaré de que todo el mundo lo sepa. ¿Está claro?
- Sí, Profesor- respondo con un nudo en la garganta.

Salgo por el pasillo y bajo por las escaleras hasta mi habitación, esa clase siempre termina en desastre.
Bajo las escaleras hasta el gran comedor con la esperanza viva, de que estén mi padre y mi hermano para charlar un poco y así sentirme mejor, pero me encuentro con la mesa vacía como es costumbre.
De mala gana me siento en una de las sillas y casi de inmediato aparece un plato lleno de comida, doy unos cuantos mordiscos pero no tengo mucha hambre, me levanto y miró hacia la derecha y después a la izquierda, si tengo suerte podré salir por unos minutos... Si no estarán conmigo, haré lo que yo desee.

- latet- digo en un susurro.
De repente mi figura desaparece en medio del espacio, se sume entre las sombras, y me permito decir en voz alta
-Es ahora o nunca.









_Gabriela_

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