La Caida.

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El tiempo parecía haberse parada la princesa Amberle buscaba a la vagabunda sin parar no la veía por ningún sitio, la habría engañado para salir de la prisión y no sentiría lo que hablaba o la habían apresado de nuevo al saltar y seguía en el castillo.
Tenía que levantarse de aquel lugar o los guardias la verían y la llevarían a sus aposentos. Intentó levantarse pero si pierna parecía que no reaccionan, miró su pie y vio como una flecha le atravesaba el tobillo, tal ves gracias a la flecha no había muerto desangrada.  Sus peores temores parecían hacerse realidad, estaba herida y Eretria probablemente sea de nuevo prisionera o peor aún este muerta.
Rápidamente sin pensar se levantó del suelo, pero la pierna no reaccionaba, lo intentó de nuevo hasta que cayó al suelo desesperada. No quedaba otra que arrastrarse hasta un lugar donde los guardias no la vieran.
Se mordió el labio apretó los puños y pensó en la vagabunda, y se arrastró por la maleza hasta llegar a un árbol, se apoyó en él, sentada examinó la flecha y reconoció que eran de los guardias de su castillo. Alguien las había visto huir.
Tenía que quitarse la flecha o no podría continuar su camino, no podía arrastrarse eternamente por el bosque.
Volvió a morderse el labio con fuerza, tanta que hasta unas gotas de sangre cayeron de sus labios. Tiro y tiró de la flecha mientras seguía apretando sus labios, hasta que está salió entera, sin partirse, necesitaba algo para cortar la sangre.
Con toda la fuerza que pudo y con la ayuda de sus joyas y sus dientes rasgo sus vestiduras para hacer con ellas un vendaje y evitar que la sangre del tobillo siguiera saliendo.
Respiró aliviada porque por fin pudo pare la sangre y ponerse un vendaje, quedaba encontrar un refugio para recuperarse y encontrar a Eretria.
Descansó durante unas horas, probablemente hasta se quedó dormida, ya estaba anocheciendo.
Intentó levantarse de nuevo, pero al ver que seguía sin sentir la pierna dejo de intentarlo y se arrastró por el bosque hasta encontrar una cueva, esa cueva que le resultaba familiar, le recordaba a su infancia corriendo por los bosques y escondiéndose en ella para que nadie la encontrara.
Se dirigió como pudo hasta la cueva, seguía mordiéndose los labios, mientras más lo apretaba menos dolor sentía en la pierna.
Una vez dentro de la cueva, buscó la manera de levantarse para que su pierna le respondiera, lo intentó mil veces, o más, ni una triunfó, pero necesitaba hacerlo.
Se sentó apoyada en una de las paredes de la cueva, y se puso a pensar en que debía hacer para encontrar a Eretria y no morir en esa cueva. De repente su tripa comenzó a rugir, lo había olvidado tenía hambre llevaba tiempo sin comer. Debía hacer algo.
Comenzó a arrastrarse y salió de la cueva, si nuevo objetivo era buscar un río, una fuente de agua. Así también podría lavar la herida y cambiar las vendas.
Se dirigió hacia el río, conocía perfectamente el bosque, no estaba muy lejos.
Continuó arrastrándose por todo el bosque hasta que finalmente vio el río, se fue acelerando hacia él, y bebió sin parar eso aliviaría el hambre unas horas.
Después se incorporó, como pudo, sentada a la orilla del rio sería más fácil limpiar la herida, y eso hizo, tenía un aspecto horroroso, se volvía negra con mucha rapidez.
Limpio la herida y se rasgó nuevas vestiduras para taparla.
Lo próximo era buscar algo de comida, y pensó en los hongos que salen cerca del gran árbol, eran comestibles, probablemente quedarse allí sería su salvación.
Se dirigió hacia allí, y vio como el gran árbol brillaba como nunca, estaba rojo, un rojo que se fundía con el cielo, parecía que estaba en el paraíso, y comió y comió hasta saciar su hambre. Eretria, decía su mente una y otra vez.
Se fue al regazo del gran árbol, y teniendo la esperanza de que nadie fuera a girar, se acurruco en la parte trasera de este, debía dormir, estaba agotada, su cuerpo se lo pedía.
Amberle se oyó, pero está no contestó no tenía fuerzas para hacerlo, cerro sus ojos y durmió.

Crónicas de Shannara - La Princesa y la Vagabunda (Fanfic) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora