La Busqueda.

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-Eretria hoy tienes que comportarte ante el pueblo, debes prometérmelo si quieres salir de aquí y ver a Amberle. Cada día que pases aquí más alejada estarás de tu querida princesa.
Y con estas palabras el enano salió del la gran sala donde tenían ha la vagabunda desde que llegaron al prado.

Después del funeral del Rey Amberle se convirtió en la Reina y todos los señores del reino juraron lealtad a esta. Lo primero que hizo en su reinado fue mandar a un grupo de soldados con el cadaver del sanador a entregarlo al ejército que había más allá del bosque. Con ello demostraría su honor y tomaría tiempo para estudiar las fuerzas de los enemigos.
La imagen de Eretria se cruzó por su cabeza un instante y ella se derrumbó en el suelo pensando en cómo había podido olvidar a su amada vagabunda. Sus hombres se acercaron y le dijeron debe descansar su majestad, lleva horas sin dormir. Y su padre estaría orgullosa de como ha organizado todo.
Está acepto asintiendo con la cabeza y un grupo de soldados la llevaron a sus aposentos. De verdad lo necesitaba y también buscar a Eretria. Sabía que estaba viva la había visto.
Su mente se lleno de todos los buenos momentos que había pasado con la vagabunda antes que la cogieran presa. Como sus labios se unían, como poco a poco sus cuerpos se convertían en uno solo. Tal vez estuvieran en el escondite del bosque donde vivieron sus mejores momentos. Su mente no podía parar de pensar en ella, no paraba de verla susurrando su nombre al oído mientras lo hacían lentamente. No podía parar de pensar en aquella cara de placer de la vagabunda cuando rozaba su ingle con los dedos. Eretria te encontraré.
-Guardias, grito Amberle de forma insistente.
-Si mi señora, dijeron estos al entrar en los aposentos.
-Quiero que preparéis una tropa de búsqueda para mañana al alba. No acepto un no ni un pero por repuesta.
-Como ordene majestad. ¿Desea algo más?
-Si, ordena que me preparen un baño para cuando despierte. Pueden retirarse.
-A sus órdenes mi reina. Y los guardias salieron a dar las órdenes de su Reina.
Amberle se durmió pensando en Eretria. En que pronto estarían juntas de nuevo y podrían volver a juntar sus labios.
A la mañana siguiente Amberle levantó de un salto. Tenía prisa por tomar el baño, comer algo y salir en búsqueda de la vagabunda.
Llamo a los guardias y estos de inmediato avisaron a la señora que le preparaba los baños desde que era pequeña.
-¿Habéis preparado todo lo necesario para partir en breve?
-Si mi señora, llevará usted a los mejores hombres consigo para encontrar lo que está buscando.
-Muy bien, habéis hecho un grandísimo trabajo podéis descansar.
Los guardias asintieron con una sonrisa mientras llegaba la señora con sus prendas y enseres para un baño.
-Cuando usted esté preparada vamos señora.
Y ambas caminaron hacia la zona del castillo reservada a los baños.
Amberle se quito sus prendas y se metió con muchísimas ganas en la bañera que echaba hasta humo.
La señora comenzó a enjabonarle como siempre había hecho. Empezando por su gran melena rubia y después por todo el resto de su cuerpo. Las heridas del día de su fuga tenían muy buena pinta y la cicatriz del pie apenas se notaba..
-Mi señora, aún recuerdo cuando era pequeña que ni se veía en esta bañera. Y mire ahora, me recuerda a su madre. Fue una gran reina. Y su padre el mejor rey que vi en estos reinos. Usted será la reina más valiente y bella de todos los tiempos mi querida Amberle.
-Señora gracias por acordarse de mi familia y por tratarnos siempre como lo hace. Pero quiero que me prometa una cosa. Estamos en tiempos de guerra, es inevitable que está ocurra. Prométeme que cuando llegue el momento cogerá a todos las niñas y niños y mujeres de Palacio y las llevará al pasadizo que hay detrás del salón del trono. Debéis vivir para que refugies a todos los que podáis mi señora.
-Niña, ganareis la batalla sois valiente. Pero se lo prometo mi señora.
-Gracias, ahora tráigame mis prendas de cazar tenemos que buscar a una persona que nos ayudará.
Y la señora salió del baño mientras Amberle secaba su cuerpo.
Finalmente la pequeña tropa se reunió y con las caballos cabalgaron hacia el bosque. Llenos de víveres.
Amberle no paraba de galopar hasta que bien dentro del bosque ordenó que se detuvieran y bajo de su cabello. Fue a mirar en el escondite donde se veía con Eretria y comenzó a decir su nombre pero no respondía nadie. Hasta que un enano se apareció detrás suya y le dijo. Esa Eretria la está esperando en nuestro prado, síganme. Pero debe saber que deberá negociar con nosotros para la batalla.
Amberle estaba muy asombrada por todo lo que acaba de pasar. Los elfos y los enanos eran enemigos. No entendía como se querían aliar para la guerra. Pero sabía que no era una trampa. Eretria estaba detrás de esto. Nadie más conoce este lugar y seguro que ella lo ha mandado sabiendo que iría a buscarla.
Amberle ordenó a sus hombres que la siguieran y monto al enano en su caballos. Vamos dijo cuando todos comenzaron su camino.

El enano se presentó con ropas de guerrera para Eretria y la bajo al suelo con él.
-Como estás tan seguro de que acepto lo que me dijiste.
-Digamos que es lo que te conviene. Vístete nos esperan en el gran salón. Por cierto la Reina Amberle salió del palacio buscándola al alba.
-¿Reina Amberle? Enano que ha pasado y como sabes que ella viene a buscarme.
-Nosotros lo sabemos todo. Iremos a buscarla al sitio donde os veías siempre.
Eretria no sabía que decir. Se puso la armadura y acompañó al enano a la gran sala.
Allí había cientos de enanos, todos bebiendo y cantando extrañas canciones que la vagabunda no entendía.
Cuando entró todos miraron hacia ella y se escuchó algún que otro: es una vagabunda no puede ayudarnos.
Eretria cansada de oír siempre lo mismo fuera donde fuese se puso en medio de la sala y con un tono de voz muy elevado dijo:
-Siempre donde voy me acusan de lo mismo, pero ninguno acierta nunca. Debéis saber que esos a los que llamáis vagabundos me desterraron porque me enamore de una elfo. Debéis también saber que gracias a los elfos hoy sigo con vida. Y que todos debemos unir nuestras fuerzas para derrotar a esos que quieren arrebatarnos estás tierras. Debemos luchar juntos y olvidar los conflictos para que mañana podamos brindar juntos.
Todos los enanos levantaron sus jarras y brindaron diciendo por la vagabunda.
Sonaron los cuernos de cuando alguien se acerca al prado y todos salieron a las puertas. Una joven rubia con unos diez hombres a caballo y un enano venían camino hacia el prado.
Eretria salió corriendo entre todos los enanos y Amberle bajo rápidamente de su caballo. El tiempo se detuvo y ambas se fundieron en un abrazo. Un abrazo que recordaba todo el tiempo que había pasado desde que se vieron por última vez.

Crónicas de Shannara - La Princesa y la Vagabunda (Fanfic) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora