Ninguna de las dos quería que nadie las interrumpiera, que no las separaran, que el tiempo se detuviera. Pero debían tener la cabeza fría e ir dentro y hablar de como derrotar al enemigo, que era lo importante. Ambas se separaron y entraron en aquel maravilloso lugar que llamaban el prado.
Miles de enanos recibieron a la Reina con reverencias y esta respondían moviendo la cabeza en señal de aprobación.
El gran salón había cambiado, ahora no había mesas ni enanos bebiendo sino un gran trono de hierro y una gran alfombra. El enano que había curado a Eretria cogió a Amberle de la mano y la llevo hacia el trono.
Amberle no se sentó y dijo:
-No pretendo que aceptéis que sea vuestra reina. Se que tenéis una costumbre distinta a la mía y solo quiero que seáis mis aliados. Este trono debe ocuparlo vuestro Rey. No yo, no me corresponde.
Todos los enanos se quedaron asombrados de la bondad de la reina.
Uno de ellos se acercó y dijo:
-Hermanos sin lugar a dudas esta reina nos acaba de demostrar respeto y bondad. Debemos agradecer este hecho y ser sus aliados en la gran guerra. Pero una cosa si queremos aceptar esta alianza ella será nuestra reina.
Todos los enanos sacaron sus armas y comenzaron a a entonar vítores de ¡viva la reina Amberle! O ¡A por la victoria!
-Reina Amberle ha visto que nuestro pueblo le acepta como reina. Por lo tanto deberá sentarse en nuestro trono. Este trono fue hecho por los enanos para el primer rey de este reino pero la alianza se rompían por culpa de su ambición. Pero nuestros dioses nos han dicho que es el momento de confiar en una Reina que traerá la y bondad a nuestra tierra. Eres la elegida Amberle.
Y con estas palabras unos enanos entraron con un objeto en las mano y lo llevaron hasta el enano que hablaba. Este quito el trapo que lo envolvía y le entregó la gran espada a Amberle. En ese momento una luz entró e iluminó a Amberle. Todos los presentes se arrodillaron ante la nueva reina.
Tomó asiento en su trono y ordenó que comenzara el banquete. Ya tenían un ejército debían vencer. Todos comieron y bebieron por la nueva reina hasta bien entrada la noche.
Eretria no paraba de mirar a Amberle. Y ambas con la mirada casi se comían. Por lo que ambas asintieron con la cabeza, se dijeron que era el momento de descansar.
La reina se levantó y llamó al enano al que le rogó que le diera un lugar donde descansar y hablar con Eretria. Este hizo chasquear sus dedos y dos enanos aparecieron de inmediato dispuestos a guiar a sus dos anfitrionas.
Ambas siguieron a los dos hombrecillos hasta una gran sala. Llena de flores y con una fuente que no paraba de brotar agua, en el centro del salón. Uno de los enanos chasqueo sus dedos y una gran cama apareció con una mesa al lado llena de comida y vino. Y pregunto si deseaban algo más. Estas negaron con la cabeza y ambos abandonaron la sala.
Amberle y Eretria se miraron durante un rato. No podían creer que porfin estuvieran juntas. La vagabunda comenzó a tocar el cuello de la princesa pasando la mano por sus hombros y quitándole las prendas que llevaba. La reina respondió con un idéntico movimiento. Ambas comenzaron a desnudarse mientras se besaban apasionadamente.
Sus cuerpos habían entrado en un ambiente caluroso y ambas pasaban sus manos por el cuerpo de la otra. Hasta que Eretria decidió tomar el control y hacer gemir de placer a Amberle.
-¿Está cómoda su majestad? Pregunto la fogosa vagabunda mientras pasaba sus dedos por la zona más caliente que tenía la Reina.
-Quiero que sigas y no pares. Contesto la reina mientras gemía de placer.
Ambas comenzaron a besarse de nuevo y Amberle ponía sus manos en la espalda de Eretria para sentirla más pegada al cuerpo.
Está última comenzó a besar todas las partes del cuerpo de Amberle hasta llegar a la zona húmeda y hacerla de nuevo disfrutar de placer. Tanto que hasta los dedos de los pies se retorcieron entre ellos.
Ambas acabaron con un gran gemido y fue lo más caliente que ambas notaron en su vida.
Se tumbaron en la cama la una junto a la otra. Y comenzaron a hablar un rato.
-Ya no puedo llamarte princesa. Te has convertido en todo una reina.
-Sabes que puedes llamarle lo que te apetezca tonta. Siempre estás en mi mente y lo he pasado fatal sin ti.
-Yo solo tenía una cosa en mi mente, no me importan estás estupidas guerras, solo quería verte. Con eso, con tu sonrisa me bastaba para seguir luchando y agarrarme a la vida.
Amberle se ruborizó más de lo que la creía hasta el punto en el que Eretria le sonrió y la beso.
-Prométeme una cosa, prosiguió la vagabunda, jamás me abandones. No podría pasar ni un segundo de mi vida sin sentirte cerca de mi Amberle.
-Te lo prometo, dijo Amberle ofreciéndole su dedo meñique para sellar la promesa.
A la mañana siguiente amanecieron abrazadas en la gran cama y antes de salir de la habitación comieron los grandes manjares que dejaron los enanos para ellas.
Ya estaban juntas. Ahora nadie separaría a la Princesa y la Vagabunda.
Un gran ejército de enanos montados en caballos y los elfos que habían venido con Amberle estaban preparados para ir hacia Palacio y eso hicieron en las horas siguientes. Cabalgar hacia el palacio.Tras varias horas cabalgando veían el castillo de lejos. Y Amberle ordenó parar y mando que un elfo vigilará los alrededores del palacio antes de continuar.
Mientras tantos los demás descansaron y bebieron y comieron algo. Le dieron agua a los caballos y hablaron de la batalla.
Tras un tiempo el elfo volvió cabalgando con rapidez y se dirigió ha Amberle.
-Mi señora están en la ladera. Acampados. Son más de 1000 hombres. Debemos entrar en palacio rápidamente he oído que atacaran al alba.
-Gracias por tu información, ya habéis oídos cabalgad hacia palacio.
Todos se fueron rápidamente de aquel lugar y llegaron a Palacio con los vítores de todos los ciudadanos y soldados.
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Crónicas de Shannara - La Princesa y la Vagabunda (Fanfic)
Ficção AdolescenteEsta obra tratara de fanfic sobre la serie de televisión Las Crónicas de Shannara. Se cuenta una historia en la que se vive una guerra en el Reino. Que hará que la princesa Amberle y la vagabunda Eretria se unan.