El Encuentro

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La mañana se le hacía larga, estaba sentado en ese incómodo sillón hace por lo menos dos horas esperando por su audición. Se entretenía mirando unas plantas de plástico con ojos vacíos; mordiéndose los labios, las uñas, estaba realmente desesperado.

Cómo podría saber que su vida iba a terminar buscando oportunidades como actor de reparto cuando había pagado tanto por esa escuela de arte. 'Dos trabajos de medio tiempo por 4 años, mi vida es un chiste' Se mofaba de sí mismo, no es como si le quedara algo mejor que decirse.

Había pasado un año desde que terminó su carrera y aún no podía conseguir un contrato en alguna galería, pero esta oportunidad se le presentó de golpe.

Su situación económica no estaba bien, vivía solo en una pequeña habitación en la que a tientas cabía una cama, no estaba comiendo bien (eso de dejar sus trabajos para dedicarse al arte no estaba funcionando como había previsto). Iba de galería en galería y de escuela en escuela llevando lienzos y dibujos pero nada parecía funcionar; al final de cada viaje terminaba sentado en la entrada del lugar que había visitado y veía pasar a las personas, llenas de éxito, cumpliendo su sueño, mientras que él estaba allí sentado, solo, patético.

Uno de esos días después de otro rotundo no, sentado en algún peldaño viendo las sombras borrosas de las personas, divisó a un hombre bastante apurado que paró en seco cuando lo vio, lo miró un momento, le habló de un trabajo como actor y de una vacante para unirse a una compañía donde le pagarían mucho dinero.

No estaba interesado en la oferta, pero el hombre le insistió siguiéndolo por varias calles hasta que al fin acepto ir a una audición solo por probar algo nuevo.

Él no quería ser famoso de ese modo y tampoco guardaba muchas esperanzas, nunca había actuado en nada, ni en las obras de primaria, ni siquiera en las clases de expresión corporal de la escuela de arte, además no entendía por qué el hombre tenía tanta prisa en que él audicionara si no era guapo o carismático (bastante corriente y simple para ser honesto). 'Incluso si se tratara de alguna trampa para venderme al mejor postor, al menos me pagarían'.

Al fin escuchó su nombre, era el último en aquella sala de espera y sus manos no paraban de temblar. Entró a una sala pequeña (no tanto como su habitación), sentía que se ahogaba mientras miraba una cámara frente a él, al lado dos mujeres y un hombre joven permanecían sentados y en sus manos tenían un libreto. Ese mismo que días antes leyó una infinidad de veces mientras se veía al espejo haciendo las voces de todos los personajes a la vez.

'Definitivamente es la última oportunidad, es mi única esperanza, si no lo logro tendré que volver a ese pueblo de mierda.'

-"Su nombre y edad por favor"-. Le dijo una de las mujeres sin muchas ganas de mirarlo, probablemente cansada de un largo día viendo personas pasar frente a ella.

-"Soy Yao Wang, tengo 23 años"-. Dijo bastante inseguro de sí mismo, como si estuviera en algún tipo de examen bastante difícil.

Estaba temblando, su cuerpo no respondía, se sentía tan nervioso como si estuviera frente a una multitud, y mucho más cuando una de las mujeres dijo: -"Comienza de una vez".

En ese momento se quedó mudo, entró en pánico. 'Muy bien, ya la cagaste'

-"Ehh..."-. Fue lo único que salió de su boca mientras el corazón le latía rápidamente y perdía el resto de las palabras, tenía la mente completamente en blanco y su cara pálida se había tornado roja.

En ese momento el hombre se levantó de su asiento y caminó hacia él, lo miró fijamente de una manera relajada con una sonrisa sincera en su rosto, intentando transmitirle algún tipo de confianza que se pudiera notar. Era bastante alto cuando lo vio acercarse, quizás también mayor y con mucha más experiencia.

-"¿Qué tal si hacemos uno diálogo juntos? Igual tenemos muchos diálogos juntos".- Dijo el hombre sonriente dirigiéndose a las dos mujeres.

-"Bien, una escena de los dos juntos a ver qué pasa"-. Respondió una de las mujeres mientras pasaba las páginas del libreto-. "que sea la primera escena del encuentro, cuando se ven por primera vez"-.

-"Déjame preguntarte, ¿cuál es tu nombre?"-. Dijo el alto mirándolo fijamente. Toda su aura había cambiado completamente, era sorprendente lo bueno que era.

-"¿Su- Sucede algo?"-. Titubeo una vez más.

-"Esa canción... ¿La elegiste por tu cuenta?".

-"Sí, m-me gusta Mayday, ¿A-Acaso es algo malo?"-. Murmuró finalmente. Y no pudo decir nada más, los ojos comenzaron a escocerle mientras veía la mirada preocupada de su acompañante que trataba de hacerlo reaccionar. Estaba tan nervioso que quería morir, nunca debió aceptar esa propuesta tan descabellada, estaba ahí haciendo que todos perdieran el tiempo y a la vez el ridículo frente a un actor real.

'¡Eres un asco en todo Yao Wang!'

-"Lo siento"-. Dijo y salió corriendo por la puerta. Atravesó la sala de espera en la que dos horas atrás había tenido una chispa de esperanza y finalmente llegó a la entrada donde respiró hondo, aliviado de tanta presión y se puso en cuclillas mientras sentía gotas caer de sus ojos. No podía parar, toda su "gran vida citadina" había llegado a su fin, regresaría a su pueblo y trabajaría en alguna tienda vendiendo verduras, quemaría todas sus obras y sería recordado como el único hijo que no pudo hacer nada por su vida.

Alzo la vista, vio a las personas que pasaban borrosas cumpliendo sus sueños y él estaba ahí, solo, llorando como cada maldita vez. 'Patético'.







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Perdiendo la cabezaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora