La Confesión

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Corrió lo más que pudo, se perdió entre las calles bajo la lluvia. Sonaba a un panorama conocido, algo que ya había vivido, pero esta vez era él quien quería escapar.

'Oh mierda... ¿qué fue lo que dije?'

Veía pasar a las personas con los hombros encogidos por la lluvia y los paraguas de colores, intentando esquivarlas en la acera hasta que perdió el aliento y comenzó a toser por el frío, ese aire espeso que le llegaba a los pulmones mezclado con la falta de adrenalina, intentando recordar que había dicho cuando tenía la cabeza caliente.

No es como si fuese la primera vez que estropeaba algo, era muy común, pero no era el momento, si lo que quería era olvidarse su confusión. 

No quería volver a casa, sentía que iba a llorar porque primero, había destruido completamente a su amiga, novia, (lo que fuese) y no quería explicar absolutamente nada. No quería ir donde sus contados amigos o a una discoteca, había caído en lo más profundo del abismo.

Habría preferido el café en su ropa, los golpes y las palabras feas... Que todo hubiese terminado mal pero no por algo tan desagradable como lo que él mismo le había escupido a la única persona que se preocupó por él tantos años.

No se reconocía.

Llegó a un pequeño parque completamente vacío, se sentó en una banca todavía mojada.

'Mi madre estaría realmente enojada conmigo, le gustaba WenJing... Qué pensaría si le contara todo, seguro me mataría'

Abstraído de su realidad, del frío, del asiento mojado, con la mente en el vacío, nunca se había sentido tan introspectivo.

'Tengo un gran problema, porqué todo me sale mal, maldita sea... Siempre que quiero hacer algo bien, el mundo se encarga de hacerlo más difícil... o más bien mi maldita boca lo hace todo más difícil'

'Tal vez... Tal vez vivo mi vida como un drama, esperando que al final todo resulte bien'

Juntó sus rodillas donde apoyó los codos llevándose sus heladas manos a la barbilla, suspirado a la vez que sonreía para sí mismo sin razón.

Sentía un peso menor en sus hombros, y era extraño, aunque no sentía que había hecho lo correcto, se sentía algo mejor porque al fin había sacado todo de sí.

El clima había mejorado un poco, al menos ya no llovía.

Yang Yeming seguía culpando al destino quejándose en voz baja justo como lo haría un pequeño niño.

Y sintió su celular vibrar demasiadas veces antes de contestar porque seguro era ella, o su madre por que para este momento WenJing ya le habría dicho las cosas a su manera. Su sonrisa había desaparecido de repente.

- "¿Si?"

- "¿Dónde carajo has estado todo este tiempo? ¿Sabes cuantas veces he tenido que llamar?"

Pero se relajó al escuchar la voz al otro lado del teléfono y su corazón comenzó a latir considerablemente rápido, era el destino, lo había hecho un poco más feliz.

- "Voy a morir. Yao Wang, ¿Acaso me extrañas?"-. Se mofó. – "¿Actúas como mi esposa celosa porque paso mucho tiempo trabajando con esas secretarias sexys? -Sonrió bobamente. –"No te preocupes Wang Wang mi corazón te pertenece"

- "¡No seas idiota, Yang Yeming! ¡Hay una mujer aquí! ¡La del otro día!, que te ha esperado casi 2 horas y está llorando mucho, me cuenta su historia de vida, y está demasiado ebria, ayuda, siento que quiere matarme".

Perdiendo la cabezaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora