Cambiando de rumbo

4 2 1
                                    


Los siguientes días hice lo oí t posible para sacarla de mi cabeza, lo que alguna vez sentí por ella se terminó, debía pensar en mí, superar la situación y seguir adelante.

Luego de un año conseguí un nuevo trabajo, uno mejor pago y más lejos de mi hogar actual, me empecé a vestir mejor, a darme mis gustos, de vez en cuando salía a bares con mis compañeros de trabajo, pero lo que mas quería era encontrar una nueva mujer que me restablezca por completo, que cure dentro de mi cada parte dañada y me de una nueva vida.

Me mudé, no solo por el trabajo sino porque mi contrato se había vencido, encontré un nuevo departamento muy moderno y espacioso, venía con muebles ya incluído, parecía de película, habían muchos electrodomésticos caros y una habitación especial donde había una Xbox y un televisor gigante. A Renzo lo seguí viendo los domingos y feriados, últimamente estaba más compañero conmigo me confesó que me extrañaba y le gustaba mi cambio, creo yo que lo que más le gustaba era aquella habitación de "juegos". Me contó que su madre lo trajo a vivir a Diego a casa de la abuela y que eso les disgusto bastante tanto a él como a Marta, yo le dije que prefería no saber nada de su madre y lo entendió.

- En unas semanas es tu cumpleaños hijo ¡13 años ya! ¿vas a hacer algo?

- No creo papá, últimamente la abuela no se está sintiendo muy bien a si que no quiero llenarla de gente

- ¿ Y no quieres hacer algo aquí? Yo no tengo problema, y hay espacio de sobra

- ¿Enserio? Claro, me encantaría

- Bueno, en la semana hablaremos y me dirás todo lo que quieres hacer

- Está bien papá.

Seguimos jugando hasta que se hizo la hora de llevarlo a su casa.
Sabía que al llegar debía hablar con Katy, después de un año de no saber nada de su vida, de todas formas me sentía preparado, ya no la amaba.

La casa de Marta se veía bastante diferente, más descuidada, cuando entre no ví a nadie y estaba todo desacomodado, lo que era extraño porque la madre de Katy siempre fue muy minuciosa con la limpieza. Renzo preguntó si había alguien en casa y se escuchó la voz de su abuela a lo lejos, estaba en la habitación. Pedí su permiso para pasar, hacía tanto tiempo que la veía, estaba muy flaca y con cara de angustia, estaba recostada en su cama viendo televisión, en cansancio se notaba en sus ojeras arrugadas, no la estaba pasando nada bien. Al verme su malhumor cambio repentinamente para regalarme una hermosa sonrisa

- ¡Lázaro! Ya era hora de que vinieras a visitarnos ¿no?

- Si, perdón Marta estuve con otros asuntos y tampoco quería molestar acá

- Es mi casa y tu presencia no me molesta en lo absoluto, perdón por el desorden pero Katy se fue todo el día no hizo nada en la casa y yo...
Corrió las sábanas y ví un yeso en la pierna derecha

- ¡Que le paso!

- ¿Renzo no te dijo nada? Mi artrosis empeoró y me caí mientras me bañaba, mis huesos están frágiles.
Mi cara era de una sorpresa horrible, ella siempre se cuidó en ese sentido, algo estaba deteriorando su salud.

- ¿Quiere que la ayude en algo?

- No te hagas problema hijo, estoy bien, muchas gracias. Voy a descansar un poquito, me encantó haberte visto, podrías venir más seguido.

- Le prometo que voy a volver, no se preocupe, que descanse bien, adiós.

- Adiós hijo.

Me dio mucha lástima verla en una situación tan desfavorable, opte por ayudarla y acomodarse un poco la casa hasta que llegase Katy.

Ya era la medianoche y ella no volvía, ya estaba por irme cuando escucho un auto estacionarse, por fin había llegado, me asomé por la ventana y bajaba del auto con el infeliz del novio, ambos borrachos y a los gritos, me paré y encare a la puerta para recibirla

- ¿Lázaro? ¿Que haces acá?

- Vine a traer a Renzo y acordar contigo lo que haremos para su cumpleaños

- ¿cumpleaños? ¿cuando es eso?
A penas podía pronunciar las palabras.

- ¿Sabes que? mejor hablamos un día que estés más consciente, no vemos. Hijo ya me voy, te amo.

Me dio tanta desconfianza verla a Katy en ese estado, estaba descuidando a nuestro hijo y a su propia madre, nunca antes la había visto así, estaba yendo a su ruina y no arrastraría a Renzo con ella. Millones de ideas cruzaron esa noche por mi cabeza, principalmente pedir la custodia de mi hijo.

Una vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora