Allá afuera esta lloviendo

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Era increíble lo bien que llevaba Renzo la situación, mucho mejor que yo. Comprendía que mamá por el momento no iba a poder despertar pero que seguía con nosotros. Me hice completamente cargo de los cuidados de mi hijo, pedí un tiempo en el trabajo, en donde me entendieron que realmente lo necesitaba. Empecé a llevarlo y traerlo del colegio y en poco tiempo ya era todo un amo de casa, lo que aún no me salia era animarlo cuando se ponía a pensar en su madre, su cara de tristeza lo decía todo, sus labios hacia abajo, sus grandes ojos brillantes y llorosos, se veia tan hermoso aunque transmitiera tristeza. Me puse a pensar en lo equivocado que estaba hace un tiempo atrás, la familia es lo mas sagrado que alguien puede valorar, ya no los quería lejos, ya no me sentía agobiado, yo amaba a mi hijo con todas mis fuerzas y quería demostrarlo.

La plata ya nos empezaba a escasear, los tratamientos para intentar que vuelva estaban acabando con lo que quedaba de mi dinero, se sumaba el que no estuviese trabajando por el momento. No tenia ganas de "abandonar" a Renzo de un momento a otro pero ya no había otra solución y volvimos a lo de antes, se quedaba con la abuela hasta que yo llegara de trabajar, no era lo mismo, yo volvia cansado y sin ganas de jugar aunque tuviese la voluntad de hacerlo. Una tarde estábamos viendo películas en el sillón, y de la nada Renzo me dice:
— Papá, hoy la visite a mama
— ¿Si? ¿Fuiste al hospital con la abuela? Que raro no me dijo nada
— No, mamá estaba acá
No sabia que creer, dicen que los niños inventan imágenes para no extrañar, pero también dicen que los niños tienen sentidos que los mayores no. Se dio cuenta de mi expresión de sorpresa y miedo al mismo tiempo, también se dio cuenta que tal vez yo estaba dudando de su palabra, entonces retomó la conversación después de un corto silencio
— Esta allá afuera todavía, en la lluvia.
Un impulso me hizo correr hacia el patio, con ganas, como esperando que lo que Renzo decía pudiese ser verdad, aun sabiendo que no habia posibilidades de algo tan grandioso, y cuando llegue era como esperaba, no había absolutamente nada.

Desde ese día me empecine en tratar de verla, mi uso de razón sabia que era imposible, pero algo dentro también decía que no perdía nada con intentar, trataba de preguntarle a Renzo, de la manera mas cauta, si por las dudas no veía a su madre por ahí, pero por dos semanas seguidas me respondia que no. Hasta que un lunes a la noche le volví a hacer la misma pregunta y esta vez me dijo
— La vi, pero ya se fue, dice que ya la dejes de buscar.

Sentí como de a poco mi piel se iba erizando acompañado de un frío congelado que subía por mi cuerpo. Muchas preguntas al mismo tiempo se cruzaban por mi cabeza ¿Era cierto lo que me decía? ¿O solo era que Renzo no quería que le pregunte más? Y si era cierto, ¿Porque ella no querría que la busque? ¿Estaba volviendome loco?

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Bueno, este capítulo va a dedicado a mi primita que me empezó a leer, tiernisima

Espero que les guste

Este titulo y el anterior es en honor a sharif, que hace poesia mas que letras

Besitos, Caay

Una vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora