15- Una hereje reincidente.

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   «Aunque estuviera dotado de lengua de hierro, lengua que no se cansara nunca de hablar, no bastaría para referiros, caros lectores, la cantidad de santos que se encuentran en el infierno»

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   «Aunque estuviera dotado de lengua de hierro, lengua que no se cansara nunca de hablar, no bastaría para referiros, caros lectores, la cantidad de santos que se encuentran en el infierno».

La doncella, Voltaire [1].

Pese a que como historiadora estudié el caso de Juana, se me pone la piel de gallina al vivir en primera persona las presiones de las cuales es objeto. Y también me impacta contemplar al fantasma que se cree Satanás mientras pasa del cuerpo de un religioso a otro e intenta amedrentarla.

     Desconcertada, le susurro a mi mentor:

—¿Cómo logra hacerlo?

—Le resulta muy sencillo porque todos estos hombres tienen un barniz superficial para aparentar que son gente de Dios. —Luce muy serio—. Y, si les quitas las vestimentas, solo quedan sus almas negras. Por esto él puede poseerlos a su antojo.

     Ambos nos quedamos en silencio cuando el obispo de Beauvais —con el espectro en su interior— señala a la chica con el dedo índice, y, para causar efecto, anuncia:

—¡Por todas estas razones os declaramos excomulgada y herética y manifestamos que seréis entregada a la justicia secular como miembro de Satanás separado de la Iglesia! —Percibo el tono de triunfo al pronunciar estas palabras.

     No enfoco en ellas la atención durante demasiado tiempo porque me hace llegar una sopa de letras que descifro enseguida:

Hemos ganado. El alma de La Pucelle es nuestra.

       ¿Entendéis qué tortura significa para mí? Encima la gente chilla y disfruta con la imagen mental de la muchacha mientras arde en la hoguera. ¡Me resulta imposible contener la indignación! Mis compatriotas aplauden y provocan un tintineo de espadas que me hiere los oídos. Intento ponerme de pie para ir donde se halla Juana y defenderla hasta las últimas consecuencias.

     Cuando empiezo a levantarme Da Mo me coge del brazo y me susurra:

—Entiendo, Danielle, que necesitas protegerla y esto dice mucho acerca de tu nobleza. Pero recuerda que no podemos cambiar los acontecimientos porque destrozaríamos esta línea temporal. ¡Ten presente que ni siquiera Satanás desea hacerlo! Lo único que pretende, según hemos visto estos últimos días, es llevarse el alma de Juana para que sea una de sus acólitas.

—Me cuesta mucho, Gran Maestro, ¡mírala!

     La Pucelle  dirige la vista hacia el verdugo —se sitúa de pie al lado del carro— y luego a la multitud que la increpa entre chillidos de placer e insultos. Lo peor es que el fantasma —desde que ha descubierto mi presencia—, está atento a mis reacciones y me sonríe desde cada cuerpo que posee. Os confieso que a pesar de que conozco qué sucederá a continuación no dejo de preguntarme si él pretende adelantar los acontecimientos y encender el fuego ahora.

La médium del periódico #3. La rebelión de las brujas (novela terminada).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora