Señales de soledad

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Una vez más, el Jeep le había dado problemas para arrancar esa mañana. No cabía duda de que volvería a llegar tarde.Y esta vez no había tenido nada que ver ninguna de sus idas de mente.

Era normal que últimamente estuviera ocupado. Beacon Hills se había vuelto un auténtico libro de terror. Y es que, su mejor amigo, ahora parecía ser un hombre lobo. Que la chica de sus sueños pasara de él tampoco ayudaba, y menos cuando Scott estaba empezando a salir con su mejor amiga y el novio de la pelirroja. Vamos, que todo se estaba complicando.

Lo único que podía consolarlo, era que ya había pasado la luna llena, y al menos, su amigo no trataría de matarlo hasta dentro de unas semanas. Eso era bueno, sin duda. Pero el objetivo ahora, era conseguir ayuda para que eso no sucediera. Y Scott tenía un plan. Había estado hablando con otro hombre lobo de la ciudad. Derek. La primera teoría había sido que era el que había mordido a su compañero, pero más tarde se había ido al traste cuando los ataques por un supuesto "león de montaña" habían delatado a otro hombre lobo en la ciudad.

Aparcó lo más cerca que pudo de la puerta y salió torpemente del vehículo. No quedaba otra opción que ir corriendo para tratar de minimizar el tiempo perdido. Abrió la puerta y corrió hacia el pasillo en el que se encontraba el aula de química, pero nada más doblar la esquina de éste, topó con alguien y cayó de culo al suelo.

- ¡Ah!

-Mira por donde vas...-dijo una voz dura y con algo de rabia por el choque.

-¿Qué mire por donde voy? ¿¡Que idiota se pone justo al doblar una esquina!? -levantó la cabeza y vio como los ojos rojos de Derek le miraban con cierto enfado. - De... derek. Cómo no.- a decir verdad, le aterrorizaba aquel hombre.

- Stiles. Cómo no. - dijo con aire de superioridad.


Entonces sonó la campana. Stiles miró el reloj del móvil. Llegaba una hora tarde.

- ¿No deberías estar en clase?

- ¿No me digas? Es que como no me gusta química he decidido tomarme una hora más de sueño.- le respondió con el mismo tono sarcástico.

- Qué bien, Stilinski. Seguro que eso mejora tu media en química.


Justo tras él se encontraba el profesor de química, que si ya le odiaba antes, ahora eso no iba a mejorar.

- Te veré este viernes en la clase de recuperación. Ya que puedes tomarte una hora más de sueño, seguro que puedes tomarte tres haciendo problemas de química.- tras eso, se fue.

- Seguro que no tenías mejor plan para el viernes.- dijo Derek a modo de mofa.

- Eres verdaderamente insoportable.

- ¿Yo? ¿Seguro?

- ¡Stiles! Ya pensé que no estabas- Scott acababa de salir de clase.- Derek, gracias por venir.

- No necesitamos a Stiles para el entrenamiento.

- Ah, no no. Stiles se queda.- dijo él mismo.- No voy a dejar que te vayas a solas con él. Por si no te das cuenta, no confiamos en ti.

- Stiles, él está tratando de ser amable.

- Scott, Derek y amable no pueden estar en la misma frase a no ser que haya un "no" en ella. Y no es el caso.- Scott puso cara de confusión.- El caso es que no, no me voy.


Al final, los tres se fueron a la parte trasera del campo de lacrosse, y comenzaron el entrenamiento. Cada vez que Scott superaba el ritmo cardíaco normal, no podía evitar convertirse, o al menos sacar las garras o gruñir. El problema era, que con el equipo y Allison, básicamente eso pasaba al menos dos veces al día, y alguien podría salir herido o peor.

- No puedo hacerlo... No puedo, necesito que estés cerca para poder controlarme... Soy incapaz de hacerlo sólo.

- Estoy de acuerdo.- susurró Stiles, que se encontraba a cierta distancia, solo por precaución.- Y estoy seguro de que Derek también.


La ropa de Derek y de Scott estaba llena de barro. Para controlar al novato, había tenido que utilizar la fuerza, y la manera más fácil era tirarlo al suelo una y otra vez. Cuando habían pasado esa fase, necesitaba que Derek estuviera con él. No era su alfa, pero le hacía mantener la calma.

- No puedo estar todo el día contigo para que no mates a alguien.

- ¡Pero tienes que hacerlo! O acabará pasando... Además... es sólo durante las clases.

- Yo ya me gradué.

- En realidad... creo que ya se que puedes hacer. Buscan un tutor para alumnos que esté experimentado, es un poco como un apoyo para dudas no académicas. Podrías presentarte. Estarías en el instituto y así... bueno. Podrías ayudarme.

- No voy a aceptar un puesto de esos.

- No hay otra.

- Ah dios mío... - Stiles no aguantaba esa situación. - No me hará gracia tener a Derek allí, pero... creo que es la única solución. Te darán un despacho, y podrás sacarlo de clase y llevarlo allí siempre que lo necesites.


Finalmente Derek aceptó. El riesgo de llamar más la atención en la ciudad era demasiado grande. Ya era suficiente con un hombre lobo matando, no necesitaban otro. Además, todo esto podría atraer a los cazadores. Y sería su fin.

Scott y Stiles pasaron la tarde jugando a videojuegos. Aunque ya no era tan divertido como antes, los reflejos del hombre lobo hacían que fuera imposible ganar, aunque Stiles sabía que en algunas ocasiones le dejaba. Pero bueno, nunca estarían de nuevo en las mismas condiciones.

- Es tarde ya, tengo que irme, he quedado con Alison.

- ¿Una cita?

- Doble. Bueno, vamos a la bolera. Irán también Jackson y Lydia.

- Oh, bien. Pasadlo bien. - Jackson, ese ser al que odiaba que salía desde hacía casi un año con Lydia.

- ¿Estás bien?

- Sí, claro. Venga, vas a llegar tarde.

Desde que Allison y Scott salían, pasaban mucho tiempo con la otra pareja. En cierto modo tenía envidia, o celos, de que pudiera pasar tanto tiempo con Lydia, aunque sabía que no era su culpa. Estaba loco por ella, era guapa y muy lista aunque tratara de parecer lo contrario. Y simplemente, era ella, era especial. Nunca se fijaría en un pardillo como él, pero eso no cambiaba nada. Seguiría queriéndola en silencio.

Pero eso no quitaba para que se sintiese sólo. Nunca había tenido pareja, y aunque no era la prioridad en su vida, que su mejor amigo tuviera hacía que todo el tiempo que no pasaban ya juntos se lo pasara pensando en cómo sería tener novia. Ir juntos por ahí salir con otras parejas, dormir juntos y bueno, también en cómo sería el sexo. Nunca se había fijado en él ninguna chica, y eso le hacía pensar que estaba haciendo algo mal, que era feo, o bueno, que su personalidad era incompatible con ellas.

Todo eran señales que le recordaban lo sólo que estaba.

El lobo y el corderoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora