「Entre Pañales | M I K A Y U U✧」

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Disclaimer: Owari no Seraph|Seraph of the end ( 終わりのセラフ)
Creado por Takaya Kagami e Ilustrado por Yamato Yamamoto.

Parejas: Mikaela Hyakuya x Yūichirō Hyakuya.

N/A: Disculpen los errores.

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° Entre Pañales °

El extenso cielo, cubierto por una funda negra con un concierto de estrellas resaltando cual diamantes. Hacen de está, una noche especial para el par de niñeros.

—¿Ya le dijiste a Guren que vivirás aquí por un mes?.

—Dijo que si no regresaba exactamente en un mes me echaría de casa.

Al ahora ambos estar a cargo de un bebé tendrán que convivir más tiempo juntos. Y me refiero a que Michirō tiene que tener a la vista a los dos jóvenes o comienza con una nueva rabieta.
—¿Dónde está Krul?.

—Fuera del país. Negocios.

¡Por fin llego la hora de dormir! Seria mentira decir que ambos no estaban saltando de felicidad internamente.

Michirō puede ser la cosa más linda del mundo, pero sus berrinches son capaces de sacarte canas en pocos minutos.

Y ahora se encontraba al borde del sueño, acurrucado en los brazos de Yuichirō con el cual sentía un amor más maternal.

Por otro lado, Mikaela observaba detenidamente a Yuu, pensativo y con cierto brillo peculiar en sus ojos.

—¿Qué me ves?– Reacciono Yūichiro ante la penetrante mirada de el rubio.

—¡Tú eres la mamá!– Grito apuntándolo con el dedo.

El grito causo que Michirō se removiera entre los brazos de Yuu y por poco despertar.

—Idiota, callate– Susurro.

La luna resplandeciente, al ocupar un puesto en lo alto del oscuro cielo da a entender que ya es tarde y lo mejor sera dormir. Hoy sólo es el primer día de muchos que les quedan por cuidar a Michirō.

—¿Y si lo metemos en una caja?.

—Mika, no es un perro.

—Entonces usemos la canasta donde nos lo entregaron.

Cuando tomaron el empleo no tuvieron en cuenta que no ocupaban con ciertos materiales necesarios para la vida diaria de un bebé.

En esté caso, una cuna.

—Pero tendríamos que tenerla en el suelo y pienso que eso es inhumano de nuestra parte.

—¡Por dios Yuu-chan. No tenemos de otra!.

—¡Entonces mueve tu puto trasero para conseguir trabajo!.

—¡Bien! Si te parece injusto que él esté en el suelo.

Mika fue hasta su habitación dejando a un Yūichirō confuso y molesto. Estuvo a punto de gritarle hasta que lo vio regresar empujando un colchón y dejándolo a sus pies.

—Entonces nosotros igual dormiremos ahí.

Al ver que no tenía otra opción más que aceptar soltó un pesado suspiro accediendo a la idea de su amigo.