• Con las drogas no se juega •

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"Corre" "Corre" "Corre" - era lo único en lo que pensaba en aquel momento Jean Jacquets Leroy, el grán patinador canadiense.

No recordaba como había acabado en aquella situacion... Solo que estaba con su prometida firmando camisetas a sus fans y-

— ¡Ah! – tropezó con una lata y calló al suelo. Oyó los pasos y los gritos de sus perseguidores, cada vez más cerca y se apresuró a levantarse y hechar a correr otra vez.

— ¡Eh! ¡Por ahí va el perdedor! – consiguió escuchar a lo lejos. La verdad es que aquella voz le resultaba familiar.

Comenzó a esprintar con sus patines y cuando se disponía a realizar un Axel para saltar el acantilado que se abría a sus pies...

Falló.

Falló el salto. Lo había ejecutado a la perfección: la velocidad y el giro precisos, además había saltado en el momento exacto.

Pero había fallado.

O eso pensaba él. Porque sino no había explicación razonable para que ahora estuviese arrinconado por sus perseguidores en una esquina bajo la luz de una farola, que era lo único que iluminaba aquel sombrío y oscuro lugar.

Ellos se acercaron a él con paso lento. JJ quería huir de allí, pero después de aquel salto fallido sus piernas no le respondían.

— Maldito engreído... Tsk – oyó decir a una de las sombras que se acercaban a el.

— No se merecía el bronce – dijo la segunda sombra — Le pienso partir la cara.

— Está claro que sobornó a los jueces para que le regalaran la medalla después de una actuación tan penosa- dijo la tercera y última sombra.

Por fín se acercaron lo suficiente como para que la luz de la farola pudiera iluminarlos y JJ se quedó atónito ante lo que veían sus ojos.

Yuri Plisetski, Otabek Altin y Yuuri Katsuki eran quienes le llevaban persiguiendo todo este tiempo. Iban armados con bates de beisbol y los dos Yuris llevaban puestas sus respectivas medallas.

Le dió un pequeño paro cardíaco cuando observó al kazajo dirigirse hacia él con una mirada plagada de odio.

— Ven aquí – dijo Otabek mientras le agarraba del cuello de la camisa con una mano y con la otra le arrebataba la medalla de bronce, que para sorpresa de JJ, llevaba todo el rato colgada en el cuello.

Se la puso y a continuación miró a Yurio, que asintió como gesto de aprobación.

— Así es como las cosas deberían haber sido – dijo el rubio, y comenzó a acercarse peligrosamente al canadiense con una sonrisa aterradoramente diabolica en el rostro.

Agarró el bate con ambas manos, y asestó el golpe.

En ese momento Jean se despertó. Estaba sudando y tenía el corazón acelerado. Se alegró mucho de comprobar que estaba en su cama, con el pijama puesto y en su casa.

La luz que entraba a través de las cortinas de su habitación le daban al ambiente un tono dorado, como si siempre estuviera amaneciendo. Aquello siempre lo tranquilizaba.

"Hablando de tranquilizar" – recordó JJ, que aún seguía sobresaltado por la pesadilla. Estiró la mano hasta su mesita de noche e intentó coger una pastilla de color rosado que, como todos los días, se tomaba al despertarse.

Sin querer la tiró al suelo. "Eso me pasa por no querer levantarme" – pensó aún tendido sobre la cama.

Se tumbó boca abajo sobre el colchón, se acercó al borde de la cama y miró debajo para ver si encontraba su "pastillita", como a el le gustaba llamarla. No necesitaba receta médica para comprar este tipo de pastillas, ya que según el prospecto solo ayudaban a la concentración y a conciliar el sueño.

• Filters • ❄ Yuri On Ice ❄ [ Viktuuri/Otayuri/de todo un poco (͡° ͜ʖ ͡°) ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora