• De waifus rusas va la cosa •

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Otabek Altin se encontraba en su clase de yoga nocturno.

En ese preciso momento estaba haciendo la postura de "la media luna". Esta postura consistía en apoyar la mano y el pie derechos en el suelo y alzar la otra pierna y el otro brazo al cielo. La concentración ahora era crucial, al menos si quería aguantar los tres interminables minutos que su profesora le exigía.

Necesitaba relajarse y dejar la mente en blanco. Pero hoy no podía, no dejaba de darle vueltas a la inesperada boda de Viktor Nikiforov y Yuuri Katsuki.

Se estaba empezando a tambalear.

"¿En serio en Las Vegas?" - pensó - "Esto más que una boda va a parecer una despedida de soltero". "¿Desde cuándo Viktor y Yuuri llevan planeando semejante ida de bola?".

La pierna que debía permanecer en alto haciendo un ángulo de 90 grados con el suelo empezó a descender.

Había perdido la concentración otra vez.

Se obligó a si mismo a enderezarla de nuevo y mirar a un punto fijo. No debía desperdiciar una clase de yoga pensando en trivialidades. Si lo hacía sería como burlarse de todo el esfuerzo y la dedicación que había puesto en esta disciplina.

Sería como burlarse de si mismo.

De toda su carrera como patinador.

Ese era el autodenominado "Método Altin". La otra forma de hacer bien las cosas, de conseguir llegar a lo más alto como solo él lo había hecho. Sin interminables clases de ballet destrozándose las puntas de los pies.

Hacía ya mucho tiempo que Otabek había optado por dejar de intentar hacer algo para lo que, obviamente, no tenía talento.

No era capaz de seguir los ritmos delicados y a la vez tan rápidos que le exigían en su antigua academia de ballet. Sonrió. Lo único bueno que había sacado de aquella experiencia fue que tuvo la oportunidad de conocer a Yurio, su mejor amigo.

Bueno, "conocerlo" más bien entre comillas, tan solo pudo llegar a admirarlo. Admirar que a pesar delicada forma de bailar tenía la mirada de todo un guerrero. Como si una fiera estuviera escondida en el cuerpo de... Una gacela?... Eh... No, mejor... Eh... Un gatito, sí, un gatito...

Por eso acabó optando por apuntarse a yoga. Así conseguiría mejorar su elsaticidad y su equilibrio pero de una manera más relajada. Sin prisas, sin tanta perfección como exigía la danza.

Otabek volvió a la realidad.

Estaba tirado en el suelo, no había sido capaz de mantener la postura.
"Normal... Me he empanado bastante" pensó mientras alzaba la cabeza para encontrarse con la mirada asesina de su profesora, que le estaba hechando la bronca del siglo.

— ¡¿No te he dicho mil veces que te centres más en clase?! ¡Pensaba que después de no haber conseguido ni el tercer puesto en la final habías decidido tomarte esto más en serio! – la instructora siguió gritando, lanzando palabras algo irientes al chico, que decidió agachar la cabeza y esperar a que su profesora terminara de desahogarse.

Tras unos minutos los gritos cesaron.

— Ahhhh – suspiró — ¿Nunca cambiarás verdad? – la mujer sonrió — Excepto la última postura lo has hecho muy bien, vete a casa y descansa.

— Si... – dijo Otabek y se dirigió al vestuario a cambiarse y recoger sus cosas, dispuesto a marcharse.

Cerró la cremallera de su bolsa de deporte y dejó que el aire cargado del aroma a incienso de aquella sala le inundara los pulmones. El olor de aquel lugar siempre lo relajaba.

• Filters • ❄ Yuri On Ice ❄ [ Viktuuri/Otayuri/de todo un poco (͡° ͜ʖ ͡°) ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora